9 de abril de 1911 en Catral (Alicante)  nace una mujer extraordinaria, en una época donde los grandes ejemplos de luchadoras infatigables por la causa de las trabajadoras, nos deja  muchos nombres  y vidas. La suya es una de esas historias,  que poco a poco se van rescatando  para la memoria colectiva  y que iluminan el camino de la resistencia contra la opresión.

De origen pobre y familia numerosa,  fue a la escuela y la maestra propuso al padre “quedársela” a fin de darle una carrera, no sucedió tal cosa.  Con 9 años Teresa empezó a trabajar en la industria conservera  de  la cercana población de Almoradí. Sus primeros trabajos fueron repartiendo agua a las trabajadoras de la fábrica, para pasar a puestos más cualificados al saber leer, escribir y  hacer cuentas.

La lucha por mejorar las jornadas y los sueldos la llevó  a organizar en Almoradí, el primer ”Sindicato de Obreras Conserveras, Agricultoras y similares”  como también sucedió con el sindicato “La feminista” en la fábrica de tabacos de Alicante, pues recordemos que por aquellas fechas las organizaciones obreras no admitían mujeres en sus filas y había un encendido debate sobre la  incorporación de las mujeres al mundo del trabajo asalariado.

Tina Modotti, la primera gran fotógrafa de la Historia, la más grande fotógrafa de la Historia, mujer comunista y revolucionaria, merece un lugar primordial en la memoria histórica emancipatoria. Tanto Rafael Alberti como Pablo Neruda llevaron su testimonio a la poesía. La escritora mexicana Elena Poniatowska escribió la novela Tinísima.

Tina forma parte de las máximas altitudes del arte en Latinoamérica y a nivel mundial,compartió lucha y amistad con Frida Kahlo y Diego Rivera en México. A diferencia de Frida que ha sido instrumentalizada, convertida en una especie de totem naif, desprovista de su identidad comunista y neutralizada por el andamiaje ideológico burgués, Tina ha sido ignorada por las élites burguesas a la hora de su difusión cultural y social, reducida a las guaridas elitistas intelectuales.

Es necesario acoger en nuestra biblioteca imprescindible el libro Verdad y leyenda de Tina Modotti de la escritora alemana Christiane Barckhausen-Canale, obra que obtuvo el premio de ensayo Casa de las Américas en 1988 y que sería publicado en Cuba en 1989.

La obra que reseñamos nos revela un extraordinario testimonio fascinante de la vida y obra de Tina Modotti, inmigrante italiana, actriz en Hollywood, quien padeció el asesinato de Julio Antonio Mella, lider revolucionario cubano, sufrió la ignominia por parte de la oligarquía mexicana, huyó de la Alemania nazi rumbo a la Unión Soviética y se enroló en las Brigadas Internacionales en la guerra contra el fascismo en España, ella participó en el Socorro Rojo para la protección de mujeres, niños y brigadistas.

Hay que enarbolar la fascinación por la labor revolucionaria y por su obra artística de relevancia universal como un ejemplo extraordinario de mujer revolucionaria y comunista en el legado grandioso y revolucionario de la Historia. Tina Modotti es una de las grandes mujeres revolucionarias.

Miguel Ángel Rojas

 

Nora Morales de Cortiñas nació en Buenos Aires el 22 de marzo de 1930 y falleció allí el pasado 30 de mayo de 2024. Fue más conocida como Norita Cortiñas, cofundadora de Madres de Plaza de Mayo.

Comenzó el movimiento de la Plaza de Mayo ante la desaparición de su hijo Gustavo Cortiñas, militante del Partido Justicialista y la organización Montoneros en la Villa 31. Lo detuvieron miembros de las Fuerzas Armadas el 15 de abril de 1977, y a día de hoy, sigue sin aparecer. La que terminó siendo una de las fundadoras del movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo, se enteró por un pariente de que en esa misma plaza se estaban juntando otras madres. Ella comenzó pidiendo ayuda en la Catedral de Morón, incluyendo la presentación de un habeas corpus para tratar de encontrar a Gustavo. En una de las entrevistas que ha dejado encontramos estas palabras: “Tuve que dejar la casa, y bueno, ya después en mi casa yo no hacía nada; la prioridad era salir a buscar a mi hijo, y entré en una espiral de locura, ¿no? Porque es una locura. Pero de bajar los brazos no, ¡nunca!”. Lo que empezó como una madre buscando a su hijo, creó una de las referentes de la lucha por la memoria y contra la dictadura; llegó a participar en 1993 en la Marcha del Orgullo, compartía las luchas de los trabajadores de las fábricas, de las comunidades indígenas y continuó su militancia en causas como la del aborto legal, como con su participación en la marcha de 'Ni una menos' del 4 de junio de 2018.

Grande, negra, muy guapa con su corte de pelo “afro”, de mirada alegre y verbo brioso. Así es Angela Davis, la líder comunista norteamericana que electrizó durante décadas a generaciones de revolucionarios, no sólo de Estados Unidos, donde nació y luchó incansablemente, sino del mundo entero. Su lucha contra el capitalismo, el segregacionismo y por el feminismo más radical marcó de manera indeleble los años sesenta y setenta del siglo pasado.

En su apasionante autobiografía, la mítica militante afroamericana propone a los jóvenes, desconocedores de su lucha en aquellos años particularmente confusos y convulsos, cerrar los ojos e imaginar lo que suponía en aquel contexto ser mujer, ser negra y ser comunista.

“En 1968 me puse a buscar la información que necesitaba para decidir si me interesaba ingresar en el Partido Comunista. En aquel momento de mi vida y de mi evolución política sentía la necesidad de ingresar en un partido revolucionario serio. Quería tener un ancla, una base, una amarra. Necesitaba unos camaradas con los que pudiese compartir una ideología común”. Ese era el estado de ánimo de Angela Davis después de haber comprobado que los contactos que había mantenido con el Partido Político de los Panteras Negras (BPPP, siglas en inglés), con el Black Power y con el Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC, siglas en inglés) no la habían satisfecho plenamente.

En toda Europa durante la Segunda Guerra Mundial las mujeres estuvieron en la lucha antifascista. Es conocido el 588º regimiento de Bombarderos Nocturnos, algo menos las cien mil partisanas que  lucharon en el ejército de liberación de Yugoslavia.  Más de 2.000 alcanzaron el rango de oficial y 91 de ellas la distinción más elevada: el título de héroe del pueblo. Maria Alda, nombre propio de esta columna, es  parte de ese contingente de mujeres luchadoras contra el fascismo.

Fue en el barrio   obrero  de Alcântara donde nació  el 19 de marzo de 1923. Hija de  obreros, estudió en el  Liceo Doña Filipa de Lencastre y en  1946 se licenció en Ciencias Físico-Químicas por la Facultad de Ciencias de Lisboa, habiendo participado activamente, entre 1942 y 1944, en las luchas estudiantiles, principalmente  contra la  subida  de las tasas de matrícula.

María Alda Nogueira participó, entre 1945 y 1947, en el Consejo Nacional de Mujeres Portuguesas. También participó activamente en el  Socorro Rojo Internacional. En 1942 se incorporó al PCP y en 1958 desarrolló  un papel destacado  en la candidatura de Arlindo Vicente a la Presidencia de la República.

Una vida de lucha, a veces  en  clandestinidad,  por los derechos de las mujeres, la libertad, la emancipación social y la paz.  Detenida por la  policía secreta (PIDE) en 1959,  pasó 10 años en prisión.  Habiendo sido la mujer con más años consecutivos en una sola prisión, fué en la cárcel donde comenzó a escribir libros para niños, como  A Viagem Numa Gota de Água y Viagem Numa Flor.

7 de agosto de 1937, Baviera, nace Mónika Ertl en el seno de una familia muy burguesa. Vivió su niñez en medio de la efervescencia del nazismo alemán y su apellido está vinculado al régimen nazi por la participación paterna en las películas y fotografías del régimen.

En 1950, la familia Ertl llega a Bolivia a través de la Ruta de las ratas, sendero que facilitó la huida de miembros del régimen nazi hacia Sudamérica al finalizar la II Guerra Mundial. Mónika tenía 15 años y durante esa etapa juvenil acompañó a su padre como ayudante en sus trabajos cinematográficos, lo que le valió aprender el oficio y ser una pionera realizadora de documentales. Con el padre también aprendió fotografía y a ser una excelente tiradora, mientras vivía en un círculo tan cerrado como racista en La Dolorida, una propiedad de 3 000 hectáreas a 100 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz y por la que pasaba lo más granado de la comunidad alemana residente en Bolivia. En el selecto grupo brillaba junto a la figura paterna el ”Tío Klaus”, más conocido como el “Carnicero de Lyon”.

¿Cómo se llega a ser Imilla desde esa Mónika? ¿Qué proceso vital hace que pases de ser una apasionada por la lente a Imilla la “Revolucionaria”, a vivir 4 años en un campamento de las colinas bolivianas y a pasar a la historia como la mujer que vengó al Ché?

Su hermana refiere que durante su matrimonio ya se interesó por algunas causas humanitarias, ayudando a fundar un hogar para huérfanos en La Paz, y que el asesinato del Che en la selva boliviana en 1967 resultó la espoleta para su implicación política.

Pero su introducción en los círculos revolucionarios de La Paz se produce en 1968, tras un encuentro casual en Alemania con su excuñado. En contacto con los supervivientes del ELN, se unió a ellos y cambió de nombre. De esa época es su relación sentimental con Guido Peredo “Inti”.

El 1.º de abril de 1971, en Hamburgo, sale del número 125 de la Heilwigstraße, tras hacer justicia histórica y ejecutar al responsable directo del ultraje final al Che Guevara: la amputación de sus manos.

 

Un 11 de abril de 1910 nace en Pamplona. Huérfana a causa de la gripe de 1918, será criada por familiares junto con sus hermanos. Estudió en las Teresianas y en 1930 obtuvo la plaza de maestra en Güesa.

Es parte de esa generación de mujeres que unieron a su periplo vital los acontecimientos de su época, no como meras espectadoras y subalternas, sino como parte activa en el desarrollo de la lucha de clases. Mujer comprometida con la educación, la igualdad y la justicia al servicio de las grandes mayorías; al igual que a muchas de sus coetáneas, compromiso y coherencia son las palabras que la definen.

Afiliada a UGT, con 22 años fue secretaria del Partido Comunista. En 1932 participó en los debates de la Semana Pedagógica en Pamplona y en 1934, tras la revolución de Asturias, pasó a formar parte del Socorro Rojo Internacional.

Tras el golpe fascista, el 31 de julio de 1936 fue arrestada y llevada a la cárcel de Pamplona. Tenía 26 años. Un superviviente de aquellos días contaría en su libro aquel arresto: "Comencé a hablar con la joven, por lo bajo, y me explicó cómo fue arrestada [...] Me dijo que habían sido llevados a la sede de Izquierda Republicana, en la Plaza del Castillo de Pamplona, tomada por los falangistas. Allí, rodeada de falangistas, sufrió todo tipo de humillación por ser parte del Partido Comunista; entre risas y burlas, le hicieron beber un vaso de aceite de ricino y la dejaron arrestada en la comisaría”.

Como a miles y miles de mujeres, le raparon el pelo y la obligaron a tomar aceite de ricino. Fue paseada públicamente por Pamplona con la ropa rasgada y llena de suciedad. Formaba parte del ritual público de humillación específica deparado por razón de sexo. La humillación como correctivo social, con el beneplácito de las autoridades religiosas, pues los púlpitos misóginos siempre han bendecido y jaleado la opresión de las mujeres. Sigue siendo así con su consigna de “cásate y se sumisa”.

 

María Antonia Figueroa nació el 10 de agosto de 1918 en Santiago de Cuba, en un magisterio, ya que su madre era directora de una escuela, lo cual la inclinó a la docencia como profesión, graduándose como doctora en pedagogía de la Universidad de La Habana.

Comenzó como maestra para trabajadoras del hogar en dos escuelas nocturnas y, después, fue maestra de instrucción pública y directora de escuela primaria en Santiago de Cuba.

Su labor militante la realizó en el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). En las últimas horas del asalto al Cuartel Moncada salvó la vida de seis combatientes, participó en los juicios de la Causa 37, llevando a los revolucionarios la solidaridad en esos momentos.

Es parte de la fundación del Movimiento 26 de julio en los municipios orientales de forma clandestina. Posteriormente, colabora en distintos momentos con Fidel, acudiendo incluso a México a apoyar una expedición, hasta el Levantamiento del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba, en el que participa. Es detenida poco después, por dos días, por el asalto al Palacio Presidencial el día 13 de marzo de 1957, delatada por una nota que llevaba uno de los asaltantes en la que figuraba su nombre y dirección.

Después organizó las Milicias Femeninas y las tareas de abastecimiento al III Frente “Mario Muñoz”.

Llegó a ser la primera superintendente provincial de Escuelas de La Habana y delegada de las provincias de Pinar del Río y Matanzas. Además, contribuyó en la Campaña Nacional de Alfabetización hasta que tuvo que retirarse por enfermedad. Continuó trabajando voluntariamente en la Oficina de Asuntos Históricos con Celia Sánchez.

Edurne Batanero

El día de las mujeres se celebra en Sudáfrica el 9 de agosto porque se conmemora la manifestación de 1956 contra la extensión a las mujeres de la “ley de pases”, que obligaba a las personas definidas como “bantúes”, a llevar consigo permanentemente una ficha policial en la que se registraba dónde vivían y trabajan para vigilar e impedir cualquier movimiento no autorizado.

A la cabeza de la manifestación, con otras militantes destacadas de la Liga de Mujeres del CNA, se encontraba Albertina Sisulu: “Nos quedamos allí y cantamos Nkosi Sikelel’ iAfrika. Imagínate escuchar 20.000 voces cantando al unísono en aquel anfiteatro”. “Wa’thinthabafazi, wathint’imboko, uzokufa”, que se podría traducir como: “has tocado a las mujeres, has chocado contra una piedra”.  Se convirtió en lema de las manifestaciones de mujeres ese día.

Albertina Sisulu cuyo nombre era Nontsikelelo Tetiwe, nació en 1918 en el Transkei y tuvo que “elegir” un nombre europeo para poder continuar su formación de enfermería. Su primer trabajo en el área de ‘“no blancos”’ del Hospital de Johannesburgo, la concienció de la profunda discriminación. Si era evidente en todos los aspectos de la vida, allí era aún peor, tanto por el trato que se daba a pacientes negras y negros como por las continuas faltas de respeto a las enfermeras negras, consideradas profesionales de tercera categoría.

Si en los primeros años su casa fue uno de los centros neurálgicos del partido, en los 50 se convirtió en una escuela abierta en oposición a la ley bantú de 1953, por la que se estableció una educación separada y de bajo nivel para las poblaciones “no blancas” de Sudáfrica.

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