Érase que se era un país donde todos debían ser iguales ante la ley, donde hacienda éramos todos, el principio de legalidad y la justicia debían cumplirse… pero llegó la maldita realidad y lo tiró todo por el suelo.

Podría ser Suazilandia, Botswana, Lesoto, o las Indias Orientales, o el País de Nunca Jamás, o puestos a imaginar el Estado “independiente” de Delaware, a estas alturas de la historia nada parece creíble.

Dentro de los presupuestos del Estado hay una partida de gastos reservados, de los que el pueblo no podía saber en qué se gastaban. Teóricamente son  para combatir el terrorismo y el narcotráfico y su carácter secreto se traduce en ausencia de justificación y supervisión externa. Parece ser que en ese país esos fondos servían para enriquecimiento particular, increíble que se reserven dineritos para gastar sin justificar y sin que nadie sepa el uso. Pero... el país no es imaginario, se llama Reino de España, ¡poco más queda aclarar!

Como en un reality show a los que  acostumbran las cadenas basura, se suceden los personajes: Roldán, Barrionuevo, Sancristobal, Rafael Vera, Francisco Álvarez, José María Rodríguez Colorado, Iñaki López, etc…de fondo el Señor X, que todo el mundo sabía quién era, pero no se debía saber; como en el otro caso de M. Rajoy que nadie puede afirmar quién es.

El presidente de Argelia, Abdelmayid Tebún, confirmó a través de un comunicado la rescisión del contrato con Marruecos que permitía el transporte de gas hacia España mediante el gasoducto Magreb-Europa (GME). Esta tubería, inaugurada hace 25 años, une Argelia con la Península Ibérica y tiene 1.400 kilómetros de longitud, de los cuales 540 kilómetros atraviesan territorio marroquí. El año pasado llegaron a España a través de ella 6.000 millones de metros cúbicos de gas. Para suplir esa cantidad, Argelia planea aumentar la capacidad de gas del gasoducto Medgaz que viene suministrando a España 8.000 millones de metros cúbicos y une directamente Argelia con Almería.

Argelia y Marruecos mantienen una relación difícil desde que lograron su independencia. El conflicto de fondo siempre ha sido el Sáhara Occidental. Argelia es el principal aliado del Frente Polisario que decretó la ruptura del alto el fuego con Marruecos en noviembre de 2020. El alto el fuego se había firmado ante la ONU en 1991. Pero el Frente Polisario sostiene que la ONU está siendo cómplice de la “política de hechos consumados” de Rabat respecto al Sáhara Occidental, lo cual se evidencia por el torpedeo sistemático a cualquier referéndum serio de autodeterminación (Marruecos pretende que cientos de miles de marroquíes figuren en el censo para el referéndum y a la detención sistemática de todo activista saharaui que intente oponerse a los dictados marroquíes.

Día tras día, vemos como el estado español asume de manera diligente sus “responsabilidades internacionales” para agredir a otros pueblos y su papel dentro del escalafón imperialista. La rapidez con la que España ha movilizado sus buques de guerra hacia el mar Negro es un claro aviso para navegantes del papel que pretende jugar el estado español en la OTAN y del carácter absolutamente lacayuno del gobierno del PSOE/UP hacia los EEUU.

En la misma sintonía, el gobierno de la socialdemocracia será el anfitrión de lujo de la Cumbre de la organización criminal OTAN en Madrid los días 29 y 30 de junio. No se ha escuchado ni un miserable “pero” por parte de los socios de gobierno a la celebración de este acto terrorista, más bien se ha escuchado un “si formamos parte de una organización internacional y tenemos obligaciones, es obvio que mientras formemos parte hay que cumplirlas” en palabras del Secretario General del PCE.

Ante esta convocatoria, las y los comunistas del PCPE y de la JCPE nos lanzamos a la ofensiva para convertir la denuncia de la celebración de la Cumbre de la OTAN en Madrid en una gran movilización, con capacidad de estructurar a lo largo del territorio diferentes espacios unitarios y de masas, con planes de trabajos concretos contra la celebración de la Cumbre, de la guerra imperialista y a favor de la paz y el desarme. Ya comienzan a darse las primeras reuniones y a constituirse algunos de estos espacios en Barcelona, Zaragoza, Madrid, Valencia, Tenerife, Las Palmas o Alacant.

La memoria colectiva iraquí está repleta de significantes de dolor y pérdida. Los últimos años no han hecho más que añadirse a las montañas de cuerpos y de escombros, y a sus significantes en un país devastado por décadas de dictadura brutal, sanciones genocidas y guerras.

La invasión anglo-estadounidense de 2003 (también conocida con su orwelliano nombre de «Operación Libertad Iraquí») desmanteló los restos del Estado iraquí agotado por guerras y sanciones. También provocó y normalizó la política del caos, la corrupción y las guerras civiles sectarias. El Estado Islámico de Iraq y de Levante (ISIL) no fue sino la consecuencia más reciente y visceral de aquella invasión. Aunque el repertorio simbólico y discursivo del ISIL indaga profundamente en el pasado lejano, su cordón umbilical se formó y nutrió en torno a 2003.

Los iraquíes no se han recuperado todavía de la violencia y el horror desatados por la aparición del ISIL, su ocupación de Mosul y otras ciudades en 2014 y la destrucción y masacres que dejó tras de sí. Ahora Mosul y otras ciudades y pueblos han sido liberados, pero cientos de miles de iraquíes continúan desplazados en campos lejos de sus ahora destruidos hogares. Las promesas de reconstrucción y rehabilitación hechas por uno de los regímenes más corruptos del mundo todavía se tienen que traducir en resultados concretos.

En 1953, los Gobiernos español y estadounidense llegaron a tres acuerdos, conocidos como los Pactos de Madrid, que autorizaban al Ejército estadounidense a instalarse en cuatro bases militares de España a cambio de apoyo económico y militar. Los Pactos también contaban con una cláusula confidencial que permitía a los estadounidenses hacer uso unilateral de las bases ante una agresión soviética contra la OTAN.

En virtud de este acuerdo, Estados Unidos se comprometió a renovar los anticuados suministros de guerra españoles y a crear un sistema de créditos, a cambio de administrar —junto a las Fuerzas Armadas españolas— tres bases aéreas y una naval ubicadas en posiciones estratégicas. Se trataba de las báses aéreas de Morón, Torrejón y Zaragoza y la naval de Rota. Estados Unidos invirtió 524 millones de dólares para la modernización de las fuerzas militares nacionales y a cambio España albergó durante décadas a militares norteamericanos en su territorio. Fue el Convenio bilateral en materia de defensa o Pacto de Madrid, firmado por el general Francisco Franco y el presidente estadounidense Dwight Eisenhower el 26 de septiembre de 1953.

Hay que reconocer que la sesión parlamentaria por la que se aprobaba la Reforma laboral el pasado 3 de febrero fue, al menos, rara.

Las cortes españolas andan “entre la cirrosis y la sobredosis”, como la “muñeca” de Sabina y no cesan las sospechas de confabulaciones, traiciones o pucherazos.

Hay quien afirma haber visto a Alberto Casero, diputado del PP por error, contando unas 30 monedas a la salida del Hemiciclo, pero también aseguran que no eran de plata, sino que estaban perfectamente acuñadas con las señas del euro.

Debemos reconocer que vivimos en tierras de gente desconfiada, porque un error lo tiene cualquiera, o incluso dos o tres, ¿por qué no? Sugerimos que olvide la senda del pensamiento contuberniano y pida perdón a los suyos como lo hizo el emérito, con clase regia y que asevere que no lo volverá a hacer más, como Sandro Giacobbe en su jardín prohibido.

Reproducimos en esta nota que llega desde CAS de solicitud de apoyo económico para financiar la ILP de “Recuperación del Sistema Nacional de Salud”.

 

La Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad (CAS), con el apoyo de colectivos de todo el estado, ha presentado una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) de “Recuperación del Sistema Nacional de Salud”, que será puesta en marcha inminentemente para llevar a la calle el imprescindible debate sobre la situación de la sanidad pública, y sobre el modelo sanitario que necesitamos y queremos.

“Succession” no es solo una serie de magnífica estructura y guion, sino también una serie que permite múltiples lecturas sobre el capitalismo. Unas son bastantes obvias: el capitalismo es un combate entre tiburones por devorar el mercado y al resto de peces en una piscina portátil. Otras, suposiciones repetidas hasta el aburrimiento: por ejemplo, el destino de una empresa depende de una reunión de una camarilla, o de si una cistitis inoportuna desencadena una demencia senil transitoria en el Amancio Ortega de turno. Otras son mentiras reconfortantes: ser millonario implica necesariamente la mezquindad y la traición continua y desalmada (lo del camello y los ojos de las agujas). Incluso las hay que comprometen a los pobres, aduladores y siempre dispuestos a sacrificarse por algunas migajas del lujo. Todas tienen trazos de verosimilitud y supongo que serán parcialmente verdaderas, pero ninguna de ellas merece perder el tiempo de esta columna.

Es mucho más interesante que nos acerquemos a una contradicción específica que se incrusta en la concepción misma de la propiedad bajo el capitalismo: la herencia y el mérito.

Este 2021 hemos podido comprobar cómo la pandemia ha empeorado las condiciones de vida de la clase trabajadora y las capas populares, y esto también ha provocado el aumento de las luchas obreras.

 

En todas partes del estado español, desde Cádiz hasta Euskadi o Cataluña, las luchas obreras por defender nuestros derechos se han ido desarrollando en los diferentes sectores productivos, desde el metal hasta los servicios, en la administración pública, en los barrios y pueblos; por defender el derecho a unas pensiones dignas, a la vivienda, a la sanidad y educación públicas y de calidad para toda la población o contra la aberrante subida de la luz.

En forma de huelgas, manifestaciones, concentraciones y todo tipo de movilizaciones; el descontento de las capas populares va estallando a un lado y otro a pesar del miedo, el miedo histórico que este estado sanguinario nos ha inoculado en vena, el que se produce en esta nueva fábrica del miedo que se han atrevido a construir utilizando la COVID como excusa.

Y no sólo contamos con el miedo como freno de las luchas obreras.

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