2 DE AGOSTO  DÍA DEL GENOCIDIO CONGOLEÑO

9 DE AGOSTO – DÍA INTERNACIONAL DE LOS CRÍMENES ESTADOUNIDENSES CONTRA LA HUMANIDAD

Existe hoy un conflicto perenne de baja intensidad que se ha cobrado el mayor número de víctimas mortales de la historia reciente, solo superado por la segunda guerra mundial. Está teniendo lugar oculto a plena luz del día, en el corazón de África, en la región de los grandes lagos. Los países afectados son Ruanda, Uganda, Burundi y la República Democrática del Congo. Entre todos pueden superar fácilmente los 10 millones de muertos en las últimas tres décadas.

Intervención de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República de Cuba, a través de videoconferencia, en el Encuentro de Líderes a 30 años de creado el Foro de Sao Paulo, el 28 de julio de 2020, «Año 62 de la Revolución»

(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)

Queridos Nicolás, Daniel, Rosario y Mónica;

Hermanos y hermanas de las fuerzas políticas que con interés siguen esta videoconferencia:

 

El pasado 1 de julio entró en marcha lo que sería el Tratado de Libre Comercio de América del Norte 2.0 mejor conocido como T-MEC. Este Tratado tiene su antecedente en 1994, sin embargo con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, se inician las renegociaciones. Desde agosto de 2017 el gobierno de Trump y del entonces presidente Peña Nieto discutieron los nuevos términos del tratado, las cuales fueron retomadas en 2018 bajo amenazas de los Estados Unidos, y con pistola en mano cual sicarios, se decían a grabar el acero y aluminio mexicano del 25% y el 10% respectivamente, además de endurecer las políticas migratorias contra los mexicanos, deportándolos o encerrándolos en jaulas. En la cumbre del G20 en Argentina, los tres países del norte del continente firmaron el T-MEC, y en junio del 2019 el congreso mexicano lo ratificó.

Laura Montilla se manifestaba pacíficamente en Los Ángeles (EE.UU.) con sus amigos frente a la violencia policial desproporcionada contra las minorías el mismo día que pasó a ser víctima de ese exceso de fuerza de las autoridades, que usaron métodos de tortura militares y abusaron de ella sexualmente.

"Estaba esposada contra la pared, y esta señora (agente de policía) vino hacia mí, me golpeó los tobillos y agarró mi vagina y mis pechos en dos ocasiones, pese a que todo el tiempo estaba vigilada por varios policías y era imposible que tuviese algo en mi posesión", narra a Efe Laura, de 22 años, con la voz entrecortada.

Meses atrás, motivado por la arremetida de lo peor de Miami contra los artistas de Cuba y el claudicante calco de Orishas a una canción emblemática de Silvio, escribí una reflexión que hoy viene a cuento, tras el burdo chantaje hecho a Juan Karlos, El Gordo. La publico hoy, aunque ni siquiera conozco a Juan Karlos, y a decir verdad ni estoy del todo familiarizado con su trabajo.

Lo que está en juego va mucho más allá de lo que se ve a simple vista como el chancleteo de cuatro sietemesinos contra personalidades de la cultura cubana. Es necesario que conozcamos a esta gente para que sepamos por qué no podemos permitir su regreso triunfal a una Cuba que, después de tantos sacrificios, ningún cubano digno merecería.

“Cantar en tiempos de cólera siempre ha sido riesgoso, pero el riesgo pareciera aumentar con cada nuevo espasmo del imperio”.

Recientemente el gobierno sionista de Israel ha tomado la decisión de poner en práctica lo que ya era una ambición manifestada por el citado gobierno: la anexión a la entidad sionista de Israel de una buena parte de los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania. Para ello desde hace varias décadas, Israel, violando las resoluciones de la ONU y la legalidad internacional, venía estableciendo colonias judías en dichos territorios con el fin de crear las condiciones favorables que le permitiesen la anexión de los mismos y vulneraba el estatuto internacional de Jerusalén. El gobierno Israelí ha contado con la aprobación de la administración Trump a la hora de adoptar esta decisión anexionista cuyo precedente inmediato se encuentra en el reconocimiento de Jerusalén como capital del estado sionista ocupante.

Desde hace 6 años, una de las estrategias del imperialismo en su guerra multidimensional contra la República Bolivariana de Venezuela ha sido el promover el éxodo de decenas de miles de venezolanos y venezolanas hacia el exterior, principalmente hacia los países vecinos (Colombia y Brasil) y de la región (Panamá, Ecuador, Perú y Chile). Los objetivos de esta política eran varios, en primer lugar, tensionar a Brasil y Colombia para que la opinión pública percibiera que la cuestión venezolana era una cuestión que les afectaba y justificar la implicación de Brasil y Colombia en planes golpistas y desestabilizadores, hasta el punto de llegar a justificar una guerra “humanitaria” en la que estos países jugarían el rol de la tropa que moriría, mientras los EEUU pondrían los drones y los misiles de crucero. La otra función de promover el éxodo masivo de venezolanos al exterior era el situar al Estado bolivariano como un Estado fallido, crear zonas de crisis humanitarias en las fronteras, y justificar, de nuevo, la necesidad de la intervención militar.

Han transcurrido un poco más de tres meses desde que se implementaran en los países europeos las primeras medidas para combatir la pandemia de la Covid-19.

En este tiempo, más allá de las comedias locales de los voceros de los gobiernos y de sus instrumentos de comunicación, la situación de las mayorías sociales en los países capitalistas, ha pasado de la pobreza a la desesperación. Las desigualdades aumentan enormemente, y las riquezas continúan creciendo desaforadamente. La concentración y centralización del capital sigue su curso, pero ahora con muertos…, con muchos muertos. Cuando redactamos este artículo, los contagiados a nivel mundial superan los 9 millones de personas, y las muertes se acercan a 500.000, cuando todavía el continente africano no ha aparecido en esta escena macabra.

La Ley César es lo más parecido a la Helms-Burton aplicada contra Cuba. Una ley con alcance extraterritorial, que pone condiciones a cumplir para presuntamente suprimir el bloqueo.

Estados Unidos decidió asfixiar a Siria, tras el fracaso de más de nueve años de guerra para derrocar al presidente Bashar al Assad, con el empleo de su poderío militar, decenas de miles de mercenarios, el apoyo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) y aliados en Oriente Medio.

A imagen y semejanza del policía blanco que en Minneapolis hundió su rodilla cargada de odio en el cuello del negro George Floyd, el presidente Donald Trump firmó —con gesto imperial— una ley que niega el pan, las medicinas y el techo al pueblo sirio.

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