En los medios de los países occidentales, cuando se habla (que no informa) sobre Nicaragua, solo aparecen noticias negativas. Cualquier lector que desconozca la historia y realidad del país centroamericano pensará que es un Estado fallido, que desde el 2006 es gobernado con mano de hierro por un dictadorzuelo.

En las últimas semanas la noticia es que Nicaragua, por mandato de su Asamblea Nacional, ha abandonado la OEA, una especie de ministerio de las colonias de los Estados Unidos. Expertos, politólogos, opinadores y otros juntaletras han mostrado su preocupación por el “aislamiento” internacional de Nicaragua. Obviando que Nicaragua pertenece a la CELAC, una organización regional que agrupa a la inmensa mayoría de países del continente, y sin la tutela de los Estados Unidos. Vamos, que Nicaragua se ha aislado de los yankees y sus primos canadienses, algo nada sorprendente después del prontuario de crímenes, agresiones e injerencias del Tío Sam en tierras nicas. Pero según la psique de periodistas y opinadores del stablishment, aislarse de los Estados Unidos es aislarse del mundo.

 

PRONUNCIAMIENTO POR LA SOBERANÍA DE CUBA Y EN APOYO DE SU REVOLUCIÓN

En estos días, tras 62 años de guerra abierta y bloqueo, arrecia con mayor intensidad la injerencia imperialista en Cuba. Ayer con invasiones terroristas o con 243 medidas para rendir al pueblo de hambre y hoy implementando nuevos ataques a través de mercenarios pagados por la mafia de Miami y el gobierno de EEUU con la cobertura mediática de los medios de propaganda yankees y de la U.E. y hablando de una “marcha pacífica” en Cuba. El objetivo de estos ataques reiterados es el de tratar, una vez más, de derrotar al gobierno revolucionario cubano y su proceso de construcción socialista, y obligar a Cuba a regresar a una nueva etapa de la dictadura capitalista bajo la tutela de los EE. UU.

Pongamos en la agenda de todas nuestras luchas la disputa por el sentido. Hay que profundizar, en el debate de las bases con sus medios y sus modos, la agenda de la guerra comunicacional (monopólica y global) pero hay que desarrollar métodos de profundización y argumentación despegados de la lógica y la pedagogía hegemónicas infiltradas en lo que entendemos por comunicación y por guerra. Ni se trata de la comunicación en su uso burgués genérico (casi platónico), ni se trata de una guerra convencional. Aquí comienzan los desafíos.

En más de un sentido las primeras escaramuzas de una guerrilla semiótica deben ocurrir en nuestras propias cabezas. Es necesario extirpar los dispositivos ideológicos burgueses que nos obligan a pensar la comunicación como le conviene al enemigo. Extirpar las matrices ideológicas del escepticismo bobo –y del individualismo Superman– del que nadie está a salvo (con las debidas excepciones) cuando una inmensa mayoría, hemos vivido expuestos, durante las 24 horas del día y por décadas, a las irradiaciones del Chernóbil ideológico burgués en los mass media.

Un asesinato y diversas amenazas contra exiliados colombianos en Suiza en los últimos meses, parece indicar de la existencia de un comando paramilitar que opera en Suiza.

El hecho más grave ocurrió el 26 de agosto, cuando el exiliado político Alfredo Carmelo, residente en Ginebra, desapareció y activó todas las alertas. No fue hasta el 18 de septiembre que el cadáver de Alfredo Carmelo fue encontrado por la policía en la orilla del río Ródano, pero los detalles del caso no se han conocido hasta el pasado 28 de octubre por una filtración judicial publicada en “Le Courrier”. Según el periódico suizo, Alfredo Carmelo fue asesinado, con un único impacto de bala, y su cuerpo tenia señales de haber sido maniatado. Dejar los cadáveres en las orillas de los ríos es una práctica común del paramilitarismo colombiano, y su asesinato, en forma de ejecución, hacen que la hipótesis de que existe un comando paramilitar en Suiza tenga cada vez más peso.

El imperialismo norteamericano, aparte de continuar con su práctica violenta y de intento de sometimiento de países, gobiernos y pueblo, se muestra tozudo en su política de bloqueo y amenazas al gobierno de Kim Jong Un. Bien es cierto que debemos seguir manteniendo la máxima de que “el imperialismo no se equivoca”, simplemente ¡fracasa!, “no comete errores estratégicos”, simplemente ¡genera horrores!

Esto debe ser una constante a la hora de valorar las incursiones del imperialismo. En lo que respecta a la República Popular Democrática de Corea (R.P.D.C.) todas las administraciones norteamericanas (republicanos y demócratas) centran su intervención en la península coreana sobre dos vértices: considerar a Corea del Sur como base operativa, disponiendo siempre de gobiernos títeres, y ser el agente que doblegue la voluntad del pueblo de la R.P.D.C. que mostró su capacidad de defensa en la imborrable y heroica gesta de la guerra que se libró entre 1950 y 1953. La violencia empleada por los EE.UU. quedó reflejada en el dato de haber lanzado en estos tres años más bombas que las que empleó durante la II Guerra Mundial; dejó un país arrasado por las bombas, con su capital, Pyongyang, en escombros.

Foto: Estudios Revolución

Que Cuba pueda llegar a generar toda la electricidad que necesita con fuentes renovables de energía (FRE) no debe provocar dudas. El dilema está en cuándo se alcanzará esa potencia.

Un lema que se utilizó para abordar este tema y esa meta en la más reciente sesión del Consejo Nacional de Innovación puede arrojar luz al respecto: «Sí se puede (hacer), se debe (hacer) y (hay que hacerlo) a corto plazo».

En el archipiélago abunda la radiación solar para abastecer los paneles fotovoltaicos; el viento es propicio en bastantes lugares para mover sin dificultad grandes y pequeños aerogeneradores; la biomasa no escasea para alimentar bioeléctricas (incluidas calderas y turbogeneradores de ingenios azucareros), y los residuales líquidos para echar en la panza de un biodigestor sobran.

Ninguna concesión en la radical batalla ideológica que se está dando hoy, a nivel mundial, sobre la revolución cubana. La situación exige sacar toda nuestra artillería, y cualquier tipo de arma pesada que esté a nuestro alcance. Esta batalla no tiene sangre en primer plano, pero si fuera en el terreno militar el campo de batalla estaría regado de todo tipo de despojos de los combatientes de ambos lados.

El pasado 11 de julio el imperialismo tuvo la ilusión de que hería de muerte a la pieza mayor que desde hace más de sesenta años tiene en su punto de mira. Pero el pueblo defiende su Revolución y sigue adelante, aprovechando la coyuntura para adquirir nuevas enseñanzas, ajustar el rumbo, y continuar con la tarea, pese a los incesantes ataques del imperialismo yanki, concertado con todo el imperialismo mundial.

El imperialismo estadounidense sigue en su guerra contra Cuba, el bloqueo continúa y la pandemia ha acrecentado las dificultades habituales de la isla, pero al menos se ha agotado ya la campaña mediática contra la Revolución y da algo menos de pereza ojear las redes. “#SOSCuba” ha sido el hashtag al que se han sumado varios artistas de distinta índole, tanto los que ya eran conocidos por hazañas similares, como Alejandro Sanz, como todos los que forman parte de la gusanera de Miami. Especialmente llamativo ha sido el posicionamiento de aquellos que lanzan proclamas por la paz y la igualdad y que, sin embargo, le han seguido el juego a la propaganda.

¿Qué ha conseguido el imperialismo con esta sencilla forma de atacar a un pueblo y que ha durado apenas una semana? Reforzar la hegemonía ideológica, que no es poco, porque si el capital no tiene hegemonía ideológica, lo que ocurre es que la solidaridad entre los pueblos corre como la pólvora.

En las Tesis aprobadas en el XI Congreso celebrado en el mes de octubre de 2020, el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) establecía que “producto del altísimo desarrollo de las fuerzas productivas, en el capitalismo se ha formado ya la base más que necesaria para la construcción de la sociedad socialista”.

Este axioma está basado en el conocimiento de la realidad de la lucha de clases, con el propósito de establecer un elevado nivel de conciencia en la clase obrera y resto de sectores populares para agrupar las fuerzas y encarar el combate de la batalla de las ideas en todos los frentes que el enemigo de clase nos impone.

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