Desde hace años, coincidente con su puesta en funcionamiento, se ha venido denunciando que la Plataforma Castor, publicitada como la manera de gestionar la demanda energética de gas, no era más que una estafa y robo de recursos públicos para favorecer a los oligopolios energéticos a través de una instalación medioambientalmente insostenible y peligrosa en el mediterráneo enfrente de la costa castellonense de Vinaroz y el Delta del Ebro.

Historia de un latrocinio anunciado

La construcción de la plataforma fue aprobada en 2008 con la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, y puesta en funcionamiento en 2012, y la concesión se hizo al Grupo Escal UGS que dispone de una participación mayoritaria de la constructora ACS (67%), propiedad de Florentino Pérez, y una empresa canadiense (30%). El contrato contó con la asesoría y aprobación del entonces ministro de Energía, Miguel Sebastián, que imparte actualmente lecciones de gestión sanitaria en una famosa cadena televisiva.

El fascismo es un enemigo mortal de la clase obrera, un peligro cada día más palpable, que amenaza con reducir a su mínima expresión los derechos y libertades de las capas populares de la población, sometiendo por la fuerza a la clase obrera con el objetivo de maximizar los beneficios de la oligarquía financiera.

La progresiva quiebra de la formalidad democrático burguesa en el estado español alcanza sus máximas referencias en todo lo relacionado con la gestión de la profunda crisis territorial y de legitimidad que mantiene con la Generalitat de Catalunya.

Un Estado, el español, que sumido en la más profunda crisis orgánica arrastra el lastre secular de una oligarquía que, por su incapacidad de reconocer y gestionar su carácter plurinacional, solo es capaz de ofrecer represión como respuesta a la legítima aspiración al ejercicio a la autodeterminación del pueblo de Catalunya.

Una vegada més, assistim a la representació burgesa de la farsa democràtica que utilitzen per disfressar la dictadura del capital.

El Partit Comunista del Poble de Catalunya no ens cansarem de denunciar les lleis burgeses, començant per l’antidemocràtica Constitució espanyola de 1978 i passant per aquesta Llei electoral que cada cop és més retrògada i restringeix més el dret a la participació democràtica.

I en aquest cas de les eleccions al Parlament de Catalunya, podem veure clarament les contradiccions del poder burgès a l’estat espanyol i a Catalunya.

El poder judicial inhabilita el President de Catalunya, el Govern en funcions improvisa un President i convoca eleccions enmig d’una Pandèmia i sotmeses a la Llei espanyola. Un cop convocades, es decideix ajornar-les, però grups afins al “Gobierno” presenten recursos perquè no sigui així, doncs el Ministre de Sanitat és la seva proposta de candidat per deixar fora de joc el Govern independentista.

Este 2020 hemos visto cómo la sociedad cambiaba a pasos forzados para poder combatir una pandemia, hemos tenido que reorientar la forma en que vivimos, pero también nos han reorientado la forma en la que pensamos. Las muertes diarias e incontrolables eran algo que solo veíamos de lejos, en los países del “tercer mundo” y claro, a nadie le sorprende ver personas muertas en Siria o en Palestina desde su sofá en Europa, normalizándolo como algo casi propio e irremediable de estos países. Pero de golpe la muerte llegó, no creada por el propio sistema para enriquecerse, sino de forma incontrolable y aun así el capitalismo cogió la pandemia y la convirtió en una herramienta más de exclusión y descarte humano.

Las imágenes del asalto al Capitolio estadounidense han dado la vuelta al mundo, y formarán parte de la iconografía del capitalismo en decadencia por muchos años. Es un hecho histórico, que podría presumirse anecdótico; cientos de hombres (y alguna mujer) blancos y buenos cristianos toman al asalto la sede de la soberanía de la más grande potencia imperialista que la humanidad ha conocido. Vestidos de paramilitar cuales tropas de asalto nazis remasterizadas para un videojuego de PS5 y disfrazados con pieles y cuernos, son la versión hollywoodiense de nuestros pijos del barrio de Salamanca, nuestros guerreros de la JUSAPOL y un matón neonazi.

Más allá de lo poético de ver cómo en la madriguera de la bestia prueban un poco de su medicina, el hecho merece cierto análisis político más allá del “que se jodan” que a más de uno nos ha salido de las entrañas al ver las noticias.

Plantilla de la tienda ZARA en el centro comercial Gran Plaza 2, durmiendo
sobre cartones. (Fuente: Twitter/@Oprimide)

En 2019 todos los pasquines del capital se partían en elogios hacia el benefactor del país: Don Amancio le llamaban entonces. Había donado 309 millones de euros (entonces era el sexto hombre más rico del mundo) para sufragar la adquisición de equipos de radioterapia.

Bienvenida fuera, pero si pagara impuestos en este su país de su alma (perdón que me estoy riendo) igual no hacía falta tanto espectáculo.

Aquí podemos ver cómo explotando a los trabajadores de los países donde tienen menos derechos se puede hacer fortuna. No es nuevo, ya lo hicieron otros españoles en las américas, o los ingleses y franceses en sus colonias, o que decir de los belgas con aquel sátrapa llamado Leopoldo II que cortaba manos de niños, mujeres, hombres, ancianos para presionar la producción.

Ante las cifras de la pandemia el primer objetivo es la salud y la vida del pueblo

Declaración del III Pleno del Comité Central del Partido Comunista de los Pueblos de España.

Los datos más recientes del desarrollo de la pandemia expresan, de forma incuestionable, el absoluto fracaso del Gobierno de PSOE-UP. Su sometimiento político a los intereses del capital llevará a la muerte a decenas de miles de personas. Las fiestas han venido marcadas por una relajación en las medidas relativas a la actual pandemia de la Covid-19. Esta rebaja no se ha sustentado en criterios sanitarios, sino en criterios económicos, dentro de la falsa dicotomía entre economía y salud impuesta por la patronal. Esto supondrá graves dificultades para los maltrechos servicios sanitarios y directamente la muerte de decenas de miles de personas.

En mayo de 2008 un pequeño grupo de 27 profesoras y profesores de universidades públicas catalanas promovió el manifiesto “Per una universitat pública al servei de tota la societat: contra una campanya per desprestigiar-la i mercantilitzar-la” (https://repositori.wordpress.com/manifiesto/) con la intención declarada de confrontar la campaña de desprestigio que desde finales de 2007, coincidiendo con los primeros pasos legislativos para la implantación del llamado Plan Bolonia en el Estado español, se estaba desatando desde los medios de propaganda del capital contra la universidad pública y el trabajo desarrollado por sus plantillas. Al parecer, la universidad pública era un caos y debería ser dirigida por los Consejos Sociales, mayoritariamente formados por representantes de la patronal; sus planes de estudios solo “sobrecualificaban” a las y los estudiantes y no se adaptaban a las necesidades del mercado laboral; los precios de las matrículas debían aproximarse al coste real del servicio recibido, etc. El manifiesto no era una declaración revolucionaria, pero sí un nítido y honesto posicionamiento por parte de un puñado de profesionales de la docencia y la investigación en defensa de las funciones académicas y científicas de la Universidad, así como, por encima de todo, de su carácter de servicio público.

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