Conforme avanzan los años cada vez más jóvenes españoles se ven obligados a emprender una búsqueda de trabajo para esos meses de verano desocupados de alguna que otra obligación. Diversos son los motivos que pueden impulsar a la juventud a adentrarse en el mercado laboral pero, cada vez más, destacan aquellos que son similares a la necesidad de introducir dinero en casa ya que la familia no puede pagar al completo los estudios o porque algún que otro miembro de ésta ha sido arrojado al paro. En definitiva, trabajar para poder cubrir necesidades básicas.

 

Con leer brevemente los datos publicados mensualmente por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) podemos observar que la cifra de paro tiende a bajar anualmente en una determinada época que coincide con los meses de verano, justo cuando sectores como hostelería y comercio se ven más saturados. De este modo el turismo es un pilar económico fundamental que sirve de impulso a determinadas empresas y negocios.

De nosotros depende analizar esta realidad. Frente a las posturas que adoptan diversos partidos políticos y medios de comunicación asegurando, gracias a estos datos, síntomas de recuperación económica (pues la caída del paro registra cotas históricas en los meses de verano), la realidad de aquellos que se someten a los trabajos es diferente. Esta esperada "recuperación" con la que nos fulminan diariamente, que en ningún momento lo pretende ser, no es más que una respuesta a una determinada circunstancia momentánea. Si analizamos los datos, en marzo de 2013 la tasa de paro superaba los 5 millones, rozándolos también en abril, mientras que en julio y agosto se aproximaba a los 4,7 millones para volver a superar los 4,8 millones en octubre y noviembre. La burguesía denomina a esta situación recuperación mientras que la clase obrera lo entiende como una oportunidad para poder ganar dinero. Si la demanda de empleo es algo mayor en determinados meses no quiere decir que la recuperación esté en alza sino que ciertos sectores en momentos o circunstancias clave necesitan de una cantidad mayor de mano de obra para poder cubrir su trabajo.

Si a todo lo explicado le sumamos el conjunto de medidas que las políticas antiobreras a través de los sucesivos gobiernos del capital, como lo son las diferentes reformas laborales, esa "recuperación económica" de las empresas la clase trabajadora lo traduce en duras jornadas de trabajo, seguridad laboral precaria, cotizaciones muy reducidas y un salario pésimo para el trabajo realizado gracias a contratos a tiempos parciales, lo que conllevará una relación mínima con la empresa y que por tanto facilitará el despido una vez desaparezcan esas circunstancias que han producido un aumento en el empleo, es decir, una vez que el turismo vuelva a sus lugares de origen.

La gran parte de estos jóvenes trabajadores que por la falta de recursos económicos se han visto envueltos en esta tesitura se encuentran con un breve periodo de precariedad laboral, la cual cesará en el momento en el que los beneficios de la empresa cedan, volviendo a engordar por tanto las filas del paro si las cotizaciones realizadas se lo permiten. En definitiva, gracias a unas vacaciones pre-paradas de la mano de obra, el mercado laboral estará preparado para seguir supliendo los gastos de la clase burguesa y no de la trabajadora.

Guillermo Terán Pestaña 

uyl_logo40a.png