El pasado 30 abril, en la víspera del día internacional de la clase obrera, una manifestación1 de unas 300 personas recorría las principales arterias de la ciudad de León. Cascos, lámparas, fundas y diversa pirotecnia acompañaron a los trabajadores de Minerplan –subcontrata de interior de la Hullera Vasco-Leonesa– en sus reivindicaciones, sintetizadas en el pago de los salarios adeudados –40% de la nómina de enero, febrero y los 14 días de marzo trabajados hasta la entrada del ERE temporal– y la vuelta al trabajo.2
En palabras de Sócrates Fernández –Presidente del Comité de Empresa por CC.OO. y dirigente del Partido Comunista de los Pueblos de España– “la movilización ha sido un paso adelante en nuestras reivindicaciones, ligando la petición del cobro inmediato de nuestros salarios y la vuelta a la actividad con las condiciones que el capitalismo nos impone a los trabajadores de todos los sectores en lucha, ya sean de Cocacola, de Panrico y como en nuestro caso particular, la Unión Europea nos condena a los trabajadores mineros y a nuestras cuencas a desaparecer”.
Dos días después de la movilización, el Comité de Empresa y la dirección de Minerplan se reunían en las instalaciones de la empresa en el Pozo Aurelio del Valle, llegando al acuerdo del abono inmediato de las nóminas de enero y marzo y el pago inmediato de febrero al regreso a la actividad, que se presupone para junio.3
Para entender la movilización del pasado 30 de abril, el grado de unidad de los trabajadores y ésta pequeña victoria, hay que retroceder 15 días en el tiempo e ir a las elecciones sindicales celebradas el 15 de abril, en pleno ERE.
La candidatura de CC.OO. logró más del 70% de los votos de la plantilla de Minerplan –128 trabajadores–, consiguiendo 6 de los 9 delegados al Comité de Empresa. Ésta candidatura, liderada por Sócrates Fernández y con diferentes compañeros con amplia experiencia –a la vez que juventud– en el movimiento obrero y sindical, se significó desde el primer momento como la herramienta válida para los intereses de los trabajadores mineros de la empresa.
Desde antes de las elecciones, en las asambleas en los cuartos de aseo en la “comisión ad hoc”, en las asambleas que la Sección Sindical llevo a las diferentes cuencas mineras, se situaba el objetivo de los compañeros de la Sección Sindical de CC.OO. que no era otro que obtener el máximo grado de unidad obrera posible, independientemente del resultado de las elecciones. Y se consiguió, quedando patente en el propio transcurso del conflicto la unidad de los compañeros del Comité y de toda la plantilla, independientemente de la sigla sindical por la que fueron elegidos.
Cuando el Comité de Empresa trabaja como órgano unitario de representación de todos los trabajadores, atiende las peticiones de la Asamblea y va conquistando pequeños –pero importantes– espacios de organización obrera en clave de contra-ataque, se avanza en la elevación de conciencia y en mostrar los intereses objetivos y generales del pueblo trabajador.
Una vez más, la orientación clasista de las luchas determina las posiciones de avance de los trabajadores y en ello juega un papel fundamental el Partido Comunista, el PCPE.
Comisión Movimiento Obrero y Sindical del CC del PCPE
{videobox}JVxbmIn4pFU||box=1{/videobox}