Algunos datos sobre el precio de la cultura en España y su impacto entre la juventud

Mucho es lo que se ha escrito y dicho acerca de cómo la subida del IVA del 8 al 21% en lo que respecta los bienes culturales repercutía en una mayor dificultad en el acceso al ocio cultural, especialmente entre la juventud; pero echando un vistazo a ciertas cifras podremos observar que esas dificultades son anteriores y que parten fundamentalmente de que la cultura funcione como un mercado cualquiera, con lo que no se prima el acceso universal a ella, si no que lo hace la búsqueda del mayor rendimiento económico posible.

Así pues, ya en el año 2011 el precio medio de un libro se situaba en los 13,87 euros, el de un disco de música en torno a los 15 euros, el de un concierto de música en los 51 euros (esta cifra ya es del año 2013, por tanto, subida del IVA incluido), el de una representación teatral los 25 euros, una película de cine 6,5 euros.

Bien es cierto que esto son medias y se puede acceder a un concierto o una obra de teatro por menos de 8 euros, por ejemplo, pero no deja de ser relevante en tanto en cuanto podemos ver cómo se limita el acceso a determinados eventos culturales en base a la disponibilidad o no de recursos económicos para hacerlo. Así mismo estos precios reducidos en muchas ocasiones son los que tienen las ofertas culturales de los ayuntamientos, siendo cada vez menos las ocasiones donde se ofertan directamente de manera gratuita.

Otros gastos que se deben afrontar en muchos de estos eventos son los de bebida, alimentación, desplazamiento y alojamiento, suponiendo en muchos casos un esfuerzo económico que la juventud de extracción obrera y popular se puede permitir en contadas ocasiones, o en ninguna, directamente.

Si desgranamos un poco alguna de las cifras que aportábamos más arriba podemos observar que el precio de los libros varia en sus medias desde los 9,14 euros que cuesta un libro de literatura infantil o juvenil a los 21,35 euros que lo hace uno de Ciencias Sociales y Humanidades.

En lo que respecta al cine podemos observar cómo son los altos precios de las entradas las que dificultan el acceso a las salas, así pues, aquellas iniciativas de rebaja de precio, en torno a 3 a 4 euros respecto a los 7 a 7,5 euros habituales, han supuesto volver a ver largas colas en los cines, hecho impensable de otro modo. No obstante, esto no deja de ser una forma que tiene la industria del cine, controlada por unos pocos grupos monopolistas como Universal o Sony Pictures entre otros, de dar salida a sus productos, es decir, se hace en clave de la búsqueda de unos mayores beneficios económicos y no por amor al séptimo arte. Estos monopolios no solo consiguen un beneficio económico con la producción y distribución de películas si no que también repercuten en aspectos de la vida de la juventud de extracción obrera y popular como es en la imposición de determinados cánones estéticos.

Con la música, por una parte podemos señalar que tanto su producción como su distribución está controlada en lo fundamental por grandes empresas, en muchos casos ligadas a las del cine, imponiendo precios de monopolio que impiden que la juventud pueda acceder al uso de determinados soportes como los CD, teniendo que recurrir a las descargas digitales.

Otro aspecto en lo relativo a la música son las dificultades económicas con las que se encuentran muchos jóvenes músicos para poder editar una grabación de buena calidad o disponer de un buen equipo de sonido para sus conciertos, haciendo que muchos grupos se tengan que conformar con grabar y tocar en unas condiciones peores de las que podrían hacerlo. Así pues, no es solo el disfrute de la cultura de forma pasiva la que se ve influenciada negativamente en el capitalismo, sino que también lo es la propia realización de obras culturales.

Hemos hablado a lo largo del artículo sobre diferencias y rebajas de precios, sin embargo el debate no está en si el acceso al ocio cultural debería ser más barato o no, la clave está en que para tener un acceso real y completo al ocio cultural éste debería ser gratuito en la mayor parte de los casos, hecho que solo es posible dentro del marco de la construcción del socialismo, donde el gasto en ocio cultural se hará a cargo de un porcentaje de la renta nacional destinado a tales fines y donde será la clase obrera la que imponga su modelo de cultura, alejado de la búsqueda de fines lucrativos.

Enmakón Boyero

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