La OLP fue fundada en 1964 a iniciativa de algunos países árabes. Se trataba de un frente nacionalista que agrupaba a movimientos de resistencia, partidos políticos, organizaciones populares y personalidades independientes, cuyo objetivo común era el establecimiento de un estado palestino independiente con capital en Jerusalén.

Recordemos que durante el Mandato británico de Palestina se había consolidado la inmigración judía proclamando el sionismo el Estado de Israel en 1948. Los países árabes vecinos declararon la guerra, pero sus tropas, desorganizadas, inexpertas y -salvo la Legión jordana- mal dirigidas sufrieron estrepitosas derrotas expandiéndose Israel más allá de los límites concedidos por el plan de partición de Palestina de la ONU, provocando el éxodo palestino de la Nakba y el Estado árabe no se creó.

En los años cincuenta, tras la guerra del Sinaí entre Egipto y Francia, el Reino Unido e Israel, surgieron grupos políticos y militares centrados en liberar Palestina, como Fatah, que giraron hacia la autosuficiencia. El panarabismo luego, inició su declive cuando Egipto y Siria rompieron en 1961 la República Árabe Unida, y con la independencia argelina de Francia en 1962 sin contar con otros Estados árabes

La entidad sionista de Israel les negaba el derecho a retornar a unos refugiados dispersos entre Líbano, Kuwait, Siria, la Franja de Gaza, entonces controlada por Egipto, y Cisjordania, ocupada por Jordania. Aunque mantenían una identidad nacional palestina, no tenían instituciones políticas independientes. Entonces la Liga Árabe, fundada por siete Estados de la región, acordó crear el Consejo Nacional Palestino, liderado por Ahmed Shukeiri, en 1964.

En su primera conferencia el Consejo proclamó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Con la derrota árabe en la guerra de los Seis Días en 1967, que llevó a Israel a ocupar toda Palestina, Shukeiri fue forzado a dimitir y los Estados árabes aceptaron la lucha de las guerrillas palestinas. El nuevo líder de la Organización para la Liberación de Palestina, Yahya Hammuda, unificó los grupos activistas y militares. Entre estos, los guerrilleros fedayines consiguieron el liderazgo palestino en 1969 con Yasir Arafat, fundador de Fatá, la organización principal. Para entonces, la OLP contaba con instituciones propias, y la ONU la admitió como observadora en 1974.

 La OLP empleó legítimas acciones armadas contra los intereses de la entidad sionista de Israel, al tiempo que fue expulsada de varios países y algunos de sus líderes fueron asesinados. La Organización también coordinaba ataques a Israel desde los Estados vecinos, que tensaron las relaciones con ellos. Jordania, incapaz de controlar a la OLP, atacó sus bases y los campos de refugiados en 1971. Desplazados a Líbano, participaron en la güera civil comenzada en ese país en 1975. Cuando Israel invadió el país en 1982, forzó a la OLP a exiliarse en Túnez.

Lejos de los territorios ocupados por el ente denominado Israel, la OLP cambió de estrategia en los años ochenta. Fomentó la rebelión en los territorios ocupados hasta iniciar en 1987 la Primera Intifada, cuando los palestinos se levantaron con palos y piedras. Al año siguiente, Arafat proclamó la independencia de Palestina, renunció a la lucha armada frente a la ocupación y reconoció el derecho de existencia de ente sionista  Israel. Con la derrota temporal del socialismo en la URSS, fuente de armas de los países árabes, la OLP decidió claudicar. Otros seguirían resistiendo, como el Frente Popular por la Liberación de Palestina (FPLP), y también se crearían nuevos grupos de resistencia.

En 1993, Israel reconoció a la OLP como la legítima representación de los palestinos y en los Acuerdos de Oslo establecieron la Autoridad Nacional Palestina, dirigida por la OLP, para gobernar Gaza y Cisjordania. Tras los ominosos acuerdos de Oslo, a los que siguieron los de Madrid, la OLP fue perdiendo apoyos entre la población palestina a la par que se la nombró y reconoció como interlocutora de esa misma población a nivel internacional.

Los acuerdos de Oslo nacieron muertos, pues el ente sionista con ellos ganaba tiempo y una coartada internacional para incrementar la represión, la ocupación de tierras y el exterminio de palestinos; significaron una derrota de la OLP pero a la vez los niveles de resistencia del pueblo y de las organizaciones revolucionarias, así como otras organizaciones de la resistencia que tampoco avalaron dichos acuerdos, fueron la llama que mantuvo viva la resistencia frente a la ocupación y que estos días vemos en un mando unitario a raíz del 7 de octubre y el Diluvio del Al Aqsa.

 Otros y otras recogieron el testigo de la lucha por un estado palestino independiente desde el río Jordán al Mar Mediterráneo.

Marcos M. Rodríguez Pestana

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