Desde el 8 de marzo las trabajadoras de la red de violencia de género de Madrid están movilizándose, ante esto contactamos con ellas para esta entrevista que traemos en dos partes, por su longitud y la importancia de traer el testimonio entero.

-¿Consideráis que con esta situación las víctimas de violencia de género se ven desprotegidas?

Sí, la Red de Violencia de Género no cumple debidamente su función a la hora de proteger a las mujeres víctimas de violencia de género y a sus hijos e hijas.Las mujeres que contactan por primera vez con la red de violencia de género, solicitando ayuda para salir de la situación de violencia, si no se encuentran en una situación de emergencia, tienen que esperar dos meses para ser atendidas por primera vez por una profesional. Durante esos dos meses continúan expuestas a la violencia ejercida por sus parejas o exparejas, con los daños psicosociales y el riesgo para la integridad física que eso supone, tanto para ellas como para sus hijos e hijas. Con estos plazos, es imposible abordar estos casos desde la prevención y trabajar una salida segura para estas mujeres. Muchas de estas mujeres acaban siendo atendidas en la emergencia, porque en el plazo de esos dos meses acaban sufriendo agresiones o situaciones de riesgo, que probablemente se podrían haber evitado si se las hubiera atendido en el momento en el que pidieron ayuda. Respecto a los alojamientos de protección, el primero de ellos, cuenta con 15 plazas (entre mujeres y menores) de valoración inicial, donde deberían estar un plazo máximo de 72 horas. En la situación actual las mujeres pueden llegar a pasar más de 1 mes en este tipo de alojamiento, no preparado para estancias largas y donde los y las menores permanecen sin escolarizar, a la espera de una plaza en Centro de Emergencia de la red. Cuando estas 15 plazas se encuentran cubiertas, la alternativa del Ayuntamiento es alojar a las mujeres en hoteles, donde las mujeres permanecen sin asistencia profesional que las pueda atender en caso de entrar en crisis. Asimismo, se encuentran desprotegidas, dado que pueden ser contactadas y localizadas por los agresores, teniendo en cuenta el momento de extremada vulnerabilidad en el que se encuentran.

Cuando las mujeres acceden a un Centro de Emergencia de la Red de Alojamientos de Protección del ayuntamiento de Madrid, la situación no mejora ya que, dados los cortos periodos de estancia (máximo dos meses), no es posible realizar una salida autónoma con estas mujeres, lo que les deja en una situación de precariedad y vulnerabilidad social que no les permiten recuperarse y reconstruir su vida tras la violencia sufrida. Se dan casos en los que, tras haber finalizado la estancia en los Centros de Emergencia, las mujeres vuelven con su agresor, no por dependencia emocional, si no por no disponer de otras alternativas socioeconómicas. Por otra parte, los recursos ambulatorios donde se lleva a cabo el apoyo para el proceso de recuperación de las mujeres (con orden de protección y sin ella) y sus hijos e hijas también se encuentran saturados. Esto condiciona el tiempo que tienen que esperar las mujeres para ser atendidas por primera vez, tras ser derivadas a estos recursos y los espacios entre citas, que pueden llegar a ser hasta de 5 semanas. El tiempo asignado para cada cita también se está reduciendo cada vez más. Por todo esto, consideramos que estos espacios son insuficientes para poder trabajar la recuperación de una experiencia tan traumática y compleja como es la violencia de género y los daños tan profundos y a todos los niveles que genera.

Por todo esto, consideramos que la Red de Violencia de Género del Ayuntamiento de Madrid no cubre las necesidades de las mujeres víctimas de violencia de género y de sus hijos e hijas, dejando a estas personas desprotegidas en un momento de extrema vulnerabilidad.

- ¿Qué recursos consideráis necesarios para esta atención?

Creemos que más allá de la inversión económica, la red necesita ser actualizada.

Estamos completamente de acuerdo con descentralizar la atención en los recursos ambulatorios, pero para ello, los centros tienen que contar con despachos suficientes de atención, y unos ratios máximos que aseguren plazos de intercitas semanales o quincenales. En este sentido, queremos recalcar que más allá de ser un recurso de atención directa, tenemos funciones que incluyen la realización de informes, coordinaciones y tareas administrativas, relevantes e importantes en nuestra profesión. Dichas tareas el ayuntamiento las invisibiliza, indicándonos que demos prioridad a la atención directa, suponiendo una sobrecarga para los equipos.

Respecto al alojamiento inicial y los centros de emergencia, es evidente que las plazas están colapsadas, y se necesita mayor capacidad de las mismas, hasta que haya una solución definitiva, no pudiendo sostener intervenciones de 9 meses, o salidas sin alternativas seguras. Esto produce un efecto circular, ya que en ocasiones, las mujeres vuelven a ingresar en la red al no contar con alternativas y haber sufrido violencia de género nuevamente, por el mismo u otro agresor.

Por otro lado, para evitar que las mujeres ingresen en la emergencia en hoteles, desde la plataforma se propuso que siempre existiera un 20% de plazas libres en centros de emergencia.

- ¿Es un servicio precarizado?

Sí, consideramos que es un servicio precarizado porque, a pesar de los requisitos (tanto de formación como de experiencia) que tenemos que cumplir las trabajadoras para entrar a trabajar a la red, las condiciones de los centros y de los puestos de trabajo hacen que la atención a las mujeres y menores que atendemos no sea óptima.

Hablamos de una altísima rotación de personal tanto en residencial como ambulatorio, un número de plazas insuficiente, de ratios de casos por profesional que no permiten garantizar la frecuencia intercita adecuada para estos procesos, de unos tiempos de atención cada vez más reducidos y de un escaso tiempo para el trabajo de gestión y coordinación, que obstaculiza el trabajo en red con otros recursos que es tan necesario, puesto que la violencia de género impacta en distintas áreas de la vida de las mujeres, hijas e hijos de manera interseccional (psicológica, social, económica, jurídica...)… y casualmente es un trabajo desarrollado por mujeres, hablamos nuevamente de la brecha de género.Consideramos que son esenciales tanto las primeras atenciones en la emergencia, en las que poder ofrecer un lugar seguro con un acompañamiento de calidad por parte de un equipo profesional, como el trabajo posterior que puede ayudar a reestablecer la seguridad, tanto física como emocional, de las mujeres, sus hijas e hijos. Y esto no está siendo la realidad en el día a día de los recursos, porque las condiciones anteriormente mencionadas dificultan, ralentizan y en algunos casos imposibilitan la atención adecuada a las mujeres, hijas e hijos que están siendo o han sido víctimas de violencia de género. Por lo tanto, sí, consideramos que una atención que podría ser de una alta calidad se ha percarizado por las condiciones que se imponen a las trabajadoras y a los propios sistemas de atención.

- Después de las acciones del 8M ¿Ha habido algún cambio en la administración? ¿Cuáles son vuestros próximos pasos?

Por parte de la administración, la única respuesta fue por parte de la Dirección General de Igualdad y contra la Violencia de Género, quien aceptó reunirse con nuestra plataforma. La reunión fue desalentadora, creíamos de manera firme que iban a entender nuestras reivindicaciones, pero no se han comprometido a ninguna mejora,orientándonos a hablar con las empresas e intentar mejorar el Convenio de Intervención Social. Nosotras no somos trabajadoras del Ayuntamiento, pero el servicio sí es público, y hemos expuesto la situación crítica en la que se encuentra la red. Como agentes de cambio social, no aceptamos la respuesta facilitada, y entendemos que deben hacerse cargo de mejorar un servicio público que no funciona, en el que las propias mujeres se quejan constantemente de las citas, de la rotación de las profesionales, y donde estas se encuentran en situación precaria. Tenemos próximas acciones conjuntas que iremos desvelando.

- ¿Qué condiciones laborales estáis denunciando?

Denunciamos las condiciones que no nos permiten dar una atención de calidad y que no reconocen el valor del trabajo realizado en este sector: personal insuficiente, altos ratios de atención, centros no adaptados a las necesidades del servicio y, por supuesto, salario muy cercano en algunas categorías al salario mínimo interprofesional que no tiene en cuenta la formación y especialización requerida, así como los riesgos psicosociales que conlleva el trabajo con trauma que realizamos a diario.Estas condiciones llevan a la rotación que antes mencionábamos, a que cada vez haya menos personal especializado que quiera entrar en la red o mantenerse en ella, y a que las personas que continuamos lo hagamos a costa de nuestra salud física y psicológica, como demuestra el número de compañeras que están o han estado de baja en los diferentes recursos.

Edurne Batanero

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