El pasado día 9 de abril, se presentó en el Parlamento del estado burgués español, una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) con la que se pretende regularizar la situación de mas de 500.000 obreros y obreras que son sobreexplotados sin contrato ni protección laboral de ningún tipo, explotados principalmente por la burguesía agrícola patria, si, esa que hace pocos días cortaba carreteras y sitiaba plazas. Estas iniciativas, plausibles, como no, tienen el germen y están preñadas de un humanismo ramplón, que aun cree que, en los márgenes del sistema capitalista, dictadura del capital, esta situación de sobreexplotación, en muchos casos de esclavitud, la resolverán quienes gestionan desde los gobiernos de turno los intereses del capital o desde el parlamentarismo burgués.

Desde hace décadas, venimos denunciando que la burguesía industrial y agrícola somete a millones de obreros a contrataciones fraudulentas en el mejor de los casos y esclavistas en multitud de ocasiones. Para llevar a cabo estas prácticas, a la patronal le es necesario que estén en situación de precariedad y miseria, lo que les obliga a vender su fuerza de trabajo por un puñado miserable de euros. Una burguesía, más concretamente la agrícola, que mayoritariamente vota a los partidos más reaccionarios, ejemplo VOX, que acusa al inmigrante de todos los males patrios, al tiempo que esclavizan a cientos de miles de estos en sus fincas.

Aplaudimos que se haya presentado esta ILP, no por considerar que con ella se resolverá esta situación de marginalidad laboral y social que padece la clase obrera inmigrantes y nativa. La saludamos porque con esta iniciativa, se ha visualizado una situación que debería remover la conciencia de la clase obrera y capas populares en general.

Se puede demostrar que son mas de 500.000 las personas que son empleados sin contrato, o con contratos en fraude de ley, desde empleadas del hogar, cuidadoras de enfermos e infancia, camareras/os, multitud de jornadas ocasionales, como pintores, albañiles, etc. y principalmente jornaleros y jornaleras en los campos agrícolas, donde secuestran a muchos de los empleados, sometiéndolos a todo tipo de opresión y vejaciones, desde maltratos físicos, psicológicos incluso violencia sexual. Todo un panorama que en la sensibilidad de una persona con conciencia deberá generar repulsión.

Solo desde la militancia política en el Partido Comunista, el PCPE, y desde el sindicalismo de clase, se podrá poner fin a esta situación.

Juan J. Sánchez

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