A lo largo de estos últimos años hemos asistido a un auge de la extrema derecha y del fascismo encarnados en partidos como Vox, que ocupa 33 escaños en el Parlamento. No obstante, desde el PCPE tenemos que seguir diciéndolo: la amenaza fascista nunca abandonó el Estado español, como no podría abandonar ningún país capitalista. El fascismo es inherente al modelo de producción hegemónico actual porque supone un rescate para la burguesía en una futura situación de colapso. Karl Marx ya había anunciado así la contradicción principal del capitalismo, la contradicción capital-trabajo: a medida que el capital desarrolla las fuerzas de producción para mejorar la calidad de vida de la humanidad, va dejando obsoletas las relaciones de producción basadas en la propiedad privada de sus medios y las convierte en un obstáculo para el desarrollo humano. La burguesía, en el caso de que las masas se organicen para la toma del poder, no dudará en aplacarlas mediante la alternativa fascista, una alternativa que tanto la extrema derecha (Vox, PP) como la socialdemocracia (PSOE, Sumar, BNG, Bildu, ERC, etc.) alimentan día a día.

No obstante, el Estado español presenta una particularidad con respecto a otros Estados capitalistas: la cultura fascista está todavía muy arraigada, no solo en la clase obrera y la población general, sino también en las estructuras estatales como la policía, la judicatura, el corpus legislativo, la educación o la sanidad. Mención aparte merece la monarquía: una institución garante de la unidad inquebrantable del Estado capitalista (Régimen del 78), apuntalada por la dictadura franquista y continente del legado y la memoria fascistas. Por ese motivo es tan sencillo para las organizaciones más reaccionarias del Estado convocar manifestaciones como la de Ferraz, contra la amnistía de los presos del procès catalán.

En esa misma línea, la socialdemocracia ha demostrado a lo largo de estos últimos años su incapacidad siquiera para reformar el Estado capitalista hacia un sistema de dominación más amable. Han mantenido leyes represivas como la ley Mordaza, la ley de Extranjería o el delito de odio, e, incluso, han reforzado otras como la reforma laboral encabezada por Yolanda Díaz y pactada con Unai Sordo (CC. OO.), Pepe Álvarez (UGT) y Antonio Garamendi (CEOE).

Hay que hacer hincapié en la renovación de las bases de la OTAN y de EE. UU. en el Estado español. La OTAN cuenta con tres bases: Bétera, Hoyo de Manzanares y Torrejón de Ardoz; mientras que EE. UU. administra directamente las de Morón de la Frontera y de Rota. Esto supone un gasto público de más del 2 % del PIB, mientras que hay 9.67 millones de personas en el Estado en riesgo de pobreza, según datos de la European Anti Poverty Network recogidos al término del 2023. La socialdemocracia invierte el dinero público en la industria de la muerte condenando a los sectores populares a la miseria.

La respuesta del PCPE a estos ataques a la clase obrera y sectores populares es la República, el Socialismo y la Autodeterminación. Solo un modelo de producción socialista es capaz de generar la base económica necesaria para que la humanidad desarrolle una cultura proletaria y antifascista, una cultura por el progreso de la humanidad, una cultura internacionalista y antipatriarcal entre todos los seres humanos, una cultura a favor de la autodeterminación de los pueblos donde se reconozca el libre ejercicio de sus derechos (incluida la independencia) como sujetos políticos. No se debe confiar en iniciativas burocráticas como la consulta «monarquía‑república» promovida por el PCE, porque solo busca separar a la clase obrera de su objetivo final (la toma del poder) y perpetuar la tutela burguesa. Solo el pueblo organizado podrá expulsar los excrementos borbónicos y fascistas construyendo una nueva sociedad desde la base. Luchemos por la República Socialista de carácter Confederal.

¡NO PASARÁN!

¡NI REYES, NI PRINCESAS, NI REPÚBLICA BURGUESA!

¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!

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