8- La Red En Defensa de la Humanidad

 Ahora quisiera hacer un paréntesis y dar un salto atrás, veinte años atrás, y recordar que, en el año 2003, cuando Bush declaró la guerra global contra el terrorismo y anunció la invasión a Irak, los grupos extremistas de Miami hicieron manifestaciones bajo el lema “Irak ahora, Cuba después” —y se creó un clima fascistoide en todas partes. Fue en esa coyuntura cuando nació en México la idea de crear una red de intelectuales, artistas y movimientos sociales, impulsada por Pablo González Casanova y otros académicos y escritores. Fidel apoyó de inmediato la gestación de esta red y convocó a una reunión, en un salón del Hotel Palco, de intelectuales mexicanos y cubanos. Recuerdo que Fidel propuso que se llamara “Red Antifascista”, y allí se generó una discusión sobre si se podía emplear ese término cuando el fascismo era un fenómeno históricamente ubicado a principios del siglo XX, etcétera. Fidel no tenía ninguna duda de que estábamos ante un resurgimiento del fascismo; pero no se mezcló en aquel debate y aceptó el nombre que propuso Gilberto López y Rivas, Red en Defensa de la Humanidad. Chávez inmediatamente apoyó también la Red, y se hizo un gran Congreso en Caracas, en diciembre de 2004.

Sería muy importante que esta red de comunicadores vinculados al Coloquio Patria se sume a la Red EDH, sin perder su identidad. Pablo González Casanova insistía en que la Red EDH debía ser una red de redes.

Fidel nos dio muchas lecciones inolvidables en aquellos tiempos en que se metió de lleno en la consolidación de la Red EDH. Una de ellas tiene que ver con una anécdota que Rosa Miriam conoce muy bien, porque fue protagonista del final feliz que tuvo el desencuentro: el hecho es que un intelectual europeo muy cercano a Cuba, confundido por la lluvia de mentiras que le llegaban sobre nosotros, rompió con la Revolución Cubana a través de unas declaraciones muy duras, que, por supuesto, tuvieron mucha repercusión en los medios hegemónicos. Un amigo mexicano le respondió públicamente, y hubo otras respuestas de intelectuales cercanos a Cuba.

Fidel nos pidió que tratáramos de aplacar aquella tormenta, que había que diferenciar entre los enemigos profesionales de aquellos que momentáneamente, por una razón o por otra, se distancian de nosotros. Hay que darle tiempo, algo así nos dijo. Y, efectivamente, aquel intelectual le concedió una extensa entrevista a Rosa Miriam, se publicó a doble página en Juventud Rebelde, y vino a Cuba, recuerdo que fue a la UCI, que vio muchas de las obras de la Batalla de Ideas, y se encontró con Fidel.

En estos tiempos, cuando las redes digitales nos incitan todo el tiempo a la ruptura, a la confrontación, a la división, tenemos que recordar la distinción entre los enemigos “profesionales” de los “coyunturales” y no precipitarnos. No podemos olvidar que en sus Palabras a los intelectuales Fidel subrayó: “solo podemos renunciar a los incorregiblemente contrarrevolucionarios, a los incorregiblemente reaccionarios”.

Fidel veía la Red EDH, en primerísimo lugar, como una fórmula para “sembrar ideas” y “sembrar conciencia” frente a la maquinaria de manipulación al servicio del Imperio. Para él, y también para Chávez, esta Red ocupaba un sitio de vanguardia en la batalla comunicacional. Esa frase, sembrar ideas, sembrar conciencia, lo dijo Fidel en enero de 2003, en el evento dedicado al 150 aniversario de Martí, cuando los amigos le preguntaron qué podía hacerse ante la ofensiva imperialista-fascista desatada y el anuncio de la invasión a Irak, con el pretexto de que poseía armas de destrucción masiva y de que tenía vínculos con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Estamos hablando, indudablemente, de una red antifascista y antimperialista. No podemos olvidar aquello que dijo Juan Marinello, nada menos que en 1927, en Valencia, España, en el Segundo Congreso de Escritores en Defensa de la Cultura: “no se puede combatir el fascismo sin atacar a su hermano gemelo, el imperialismo”.

No debe sorprendernos que el imperialismo y las oligarquías abandonen las apariencias democráticas ahora, en medio de esta crisis múltiple, con el horror del ascenso de China y la amenaza inminente de un nuevo mundo multipolar. La semilla del fascismo está en la médula del sistema capitalista. El sistema acude a los métodos fascistas cada vez que los necesita.

En Chile el fascismo sirvió para degollar al gobierno de la Unidad Popular y, simultáneamente, para implantar de manera férrea el modelo neoliberal. ¿Qué pasó en Argentina en 1976? ¿Qué fue la Operación Cóndor?

En una conferencia que dio Ramonet a finales de febrero, en la Casa de las Américas (que está en el canal de YouTube de la Casa y ha tenido muchas visualizaciones), dijo que una de las causas principales de este rebrote del fascismo es el derrumbe de la clase media después de 40 años de neoliberalismo. Se ha producido un desclasamiento de estos sectores; y la masa de marginados, de desclasados, muy amplia, ha ido a parar al nuevo fascismo. Hay mucha gente confundida, que desconfía de las informaciones que llegan en medio de la jungla mediática. “Antes eran los intelectuales de izquierda quienes denunciaban las mentiras de los medios (nos dice Ignacio). Ahora es el propio Trump el que lo hace”.

Junto a causas globales, subraya Ignacio, “Trump y el trumpismo han tenido un papel determinante en la evolución de esta extrema derecha”. Trump se define como salvador de la cristiandad; porque va a limpiar a EEUU de los nidos de víboras, es decir, de rojos, homosexuales, feministas, inmigrantes, ecologistas.

Hay analistas que observan, como un factor significativo del rebrote fascista, el desencanto hacia la política tradicional, hacia el discurso de los políticos tradicionales, hacia una “izquierda” entre comillas que ha terminado aceptando como inevitable el modelo neoliberal. Javier Couso, en el Coloquio Patria del 2022, compartió con nosotros una triste conclusión: “el periodismo ha muerto, yo creo, porque también ha muerto la izquierda europea, la mayoría de ella”.

Javier habló de la posición de la rectora de una universidad española que pidió a los estudiantes rusos que se marcharan de España (con la advertencia de que no podría garantizarse su seguridad) y comentó el absurdo de una rusofobia que no quiere oír hablar de Tchaikovsky ni de Dostoievski. Y agregó con amargura: “Esa Europa podrida (…), que yo creo que se ha suicidado por optar por ser subalterna de una potencia que declina (…) veremos el surgimiento del fascismo”.

Entre la gente que se pregunta cómo los mensajes ultraconservadores logran influir ahora en personas muy jóvenes, hay analistas que dicen que el conservadurismo se presenta en la actualidad con tonos de contracultura y rebeldía contra el despotismo del pensamiento dominante. Por otro lado, al emplearse todas las plataformas, desde YouTube a TikTok, memes, videojuegos, se forja un sentimiento de comunidad que funciona como aglutinante. Los discursos de ultraderecha convencen a adolescentes que comparten un “sentimiento de agravio”.

De esta necesidad de integrarse a “una comunidad” nos habla igualmente Ramonet en el libro que mencioné (La era del conspiracionismo…) al aludir a la crisis de la identidad de clase que hay en los trumpistas, a su “malestar identitario”. Del mismo modo, la periodista estadounidense Talia Lavin, autora de La cultura del odio, subraya que los grupos neonazis ofrecen “seguridad” a personas desesperadas: las sacan del caos para integrarlas a una “comunidad” y a un mundo donde el Mal y el Bien están muy bien delimitados y muy claros.

9- Fomentar el pensamiento crítico

“A pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, ganémosla a pensamiento”, decía Martí. Hoy habría que añadir que esa “guerra mayor que se nos hace” es “a pensamiento”, sí, sin duda, pero es del mismo modo una guerra donde lo emocional desempeña un papel decisivo.

Fomentar el ejercicio del pensamiento crítico, del pensamiento emancipador, frente a todos los espejismos, frente a todas las trampas, es, sin ninguna duda, una de las tareas inaplazables de los que luchamos en defensa de la justicia, la libertad y la auténtica democracia. Solo ciudadanos cultos y libres son capaces de derrotar la tiranía informativa y cultural del imperialismo.

Fidel decía que “el error más grave que puede cometer un revolucionario es el de no pensar”.

10- La historia como campo de batalla

Muy recientemente, el pasado 25 de febrero, un reporte de Almayadeen informó que en varias escuelas de Berlín estaban repartiendo un folleto titulado “Nakba 1948 es un mito”. Una iniciativa típicamente fascista. Negar la historia, distorsionarla, sustituirla por versiones afines a las doctrinas de la dominación, ha sido una obsesión del fascismo y del imperialismo. Y lo han hecho con mucho éxito.

Una de las misiones principales de la industria del cine estadounidense, desde su fundación, fue reescribir la historia, la propia de los EEUU y (en la medida en que el Imperio se expandía) la historia del mundo. Un ejemplo muy relevante, que recuerdo intensamente de mi niñez, tiene que ver con la “conquista del Oeste”: aquella monstruosa operación de etnocidio y saqueo reiteradamente embellecida a través de la producción cinematográfica. Los indios fueron masacrados y expulsados de sus tierras; pero se les presentó como “salvajes” feroces, sanguinarios, y a sus verdugos como “civilizadores”.

A propósito de la guerra de Corea, Hollywood produjo una saga realmente vergonzosa para presentarse falsamente como “vencedores”. Luego enfrentó la tarea (muy espinosa) de curar el llamado “síndrome de Vietnam”.

El saqueo, la conquista, el genocidio de los pueblos considerados “inferiores”, toda la barbarie del imperialismo-fascismo, se presentan como acciones “civilizatorias” y encomiables. Los superhéroes yanquis deben ser admirados y envidiados por nuestros niños y por nuestros adultos infantilizados, ya que simbolizan la Nación Elegida de la Doctrina Reagan. Por otro lado, los íconos de la izquierda, el Che, Lorca, Zapata, Pancho Villa, Frida Kahlo, Tina Modotti, luego de arrancarles su genuino sentido subversivo, son folklorizados sin piedad.

El macartismo se ensañó en Hollywood y expulsó a todo el que tuviera alguna simpatía por la URSS y por las ideas marxistas. Necesitaban una industria del cine limpia de coqueteos filocomunistas, enteramente leal al sistema. La cultura debía convertirse en la punta de lanza de los EEUU en la Guerra Fría.

Junto al cine, toda la industria cultural hegemónica se ha sumado a la revisión de la historia. Los videojuegos de temas históricos han tenido un hondo impacto en niños y jóvenes. Han funcionado como espacios de colonización cultural y de exaltación de los superhéroes yanquis. Por su carácter interactivo, por propiciar una identificación muy específica —personal, pudiera decirse— de los jugadores con los personajes, este “entretenimiento” en apariencia inocente puede ser mucho más efectivo que otros a la hora de promover una versión de la historia afín al imperialismo.

El investigador español Alberto Venegas ha hecho estudios de mucho interés sobre esta rama de la industria cultural y, en particular, sobre el tratamiento que da a los temas históricos. Para mucha gente, estos videojuegos son la vía principal para aproximarse a la historia. Lo que reciben, como lo demuestra con muchos ejemplos Venegas, es una versión caricaturesca y colonizada de la historia universal, plagada de anacronismos y con el punto de vista occidental como eje central.

Venegas se detiene en tres juegos muy populares, uno diseñado por una corporación sueca y los otros dos por corporaciones estadounidenses, y verifica que han sido concebidos siguiendo la periodización y “una concepción de la evolución única y lineal de la historia según el modelo occidental”. Además, “los contactos con Occidente” son la premisa para la entrada en la historia de los pueblos no occidentales y para acceder al “progreso”. Se establece “la superioridad de valores occidentales” con “estereotipos, como “los bárbaros”, “el fanatismo musulmán”, etcétera, y aplican la expresión “occidentalizar” para aludir a “progresar”, “modernizar”. La cultura occidental es el destino y la meta de la partida. Abrazar los valores occidentales ofrece ventajas a los jugadores.

Hay ejemplos realmente indignantes: “conquistar al pueblo maya o conquistar al pueblo azteca, objetivo que, al ser cumplidos, ofrecen una generosa ventaja al jugador, en concreto obtener 500 unidades de oro el primero y 800 monedas de oro el segundo. Estas ventajas ofrecidas empujan al usuario a tratar de cumplirlas legitimando unilateralmente la historia occidental”.

Estos videojuegos “premian y tratan de encauzar y legitimar los sucesos históricos presentándolos como inevitables”. Otro ejemplo atroz: “presentan ante los jugadores un abanico de posibilidades que pueden llevar adelante los países presentes en el juego, entre ellos, “el lanzamiento de bombas atómicas a civiles”.

Analiza otros casos verdaderamente escandalosos: videojuegos húngaros, polacos, eslovenos, eslovacos, chipriotas que “reproducen la visión estadounidense de la Segunda Guerra Mundial proponiendo como protagonista a un soldado norteamericano borrando así sus memorias nacionales a favor del mercado y situando el Desembarco de Normandía como hecho fundamental del conflicto”.

Con estos videojuegos tan desenfrenadamente colonizados y proyanquis, se explican los resultados de aquella encuesta que publicó Russia Today hace ya algunos años sobre quién había ganado la Segunda Guerra Mundial: solo el 13 % de los encuestados en el 2015 en tres países europeos, Francia, Alemania y Gran Bretaña, creían que el Ejército de la URSS desempeñó un papel principal en la liberación de Europa del nazismo y el 43 % que fue el Ejército de EEUU.

11-El nuevo fascismo reescribe la historia

En la formación del pensamiento crítico que necesitamos con urgencia debe tener un espacio central el conocimiento del itinerario histórico de las luchas independentistas y populares y la capacidad para desmontar las manipulaciones de nuestros enemigos.

El nuevo fascismo trabaja para lavar la imagen de sus antecesores, de Mussolini, de Hitler, de Franco. En el caso de VOX, se remontan a la España de los Reyes Católicos y al llamado “Descubrimiento” y exaltan a Hernán Cortés y a otros feroces conquistadores. No hace mucho, la primera ministra de Italia Giorgia Melloni aseguró, con orgullo, que Cristóbal Colón había sido “un buen italiano”, recordando seguramente las estatuas derribadas del llamado Descubridor a partir de las protestas por el asesinato de George Floyd.

Un ejemplo perturbador de la importancia que otorga la ultraderecha española a la relectura de la historia es lo que el Ayuntamiento de Madrid bautizó, en febrero de 2020 —con un eufemismo difícil de digerir— como “resignificación” del memorial del Cementerio de La Almudena, dedicado a rendir homenaje a las víctimas de la represión franquista.

Por decisión del Ayuntamiento de Madrid, se eliminaron los tres mil nombres de las personas asesinadas allí y los versos de Miguel Hernández. Desecharon igualmente la tarja con las palabras de la carta de despedida de una de las Trece Rosas, la joven Julia Conesa, antes de ser ejecutada contra la tapia del cementerio: “que mi nombre no se borre en la historia”. Y añadió una inscripción que traiciona todo el sentido original del monumento:

El texto con el que el Ayuntamiento decidió sustituir los tres mil nombres, colocado en el centro del primer muro, dice: “El pueblo de Madrid a todos los madrileños que, entre 1936 y 1944, sufrieron la violencia por razones políticas, ideológicas o por sus creencias religiosas. Paz, piedad y perdón”.

De este modo, los crímenes del régimen franquista se diluyen en un homenaje amorfo, retórico y ambiguo. “Paz, piedad y perdón”: un modelo denigrante de “resignificación” histórica.

En Nuestra América hemos asistido a una confrontación permanente entre las tendencias que pretenden negar los crímenes del imperialismo-fascismo y la resistencia de los defensores de la memoria y de la verdad.

El año pasado, en Chile, en el 50 aniversario del golpe fascista contra el gobierno de Allende, se hicieron muy visibles posiciones “negacionistas”. Un diputado, Jorge Alessandri, dijo públicamente “Yo justifico el golpe militar”. Antes, otro diputado, Johannes Kaiser, había dicho que los fusilados por Pinochet en el centro de detención Pisagua estaban “bien fusilados”. Rodrigo Bustos, director de Amnistía Internacional Chile, dijo a EFE que “hemos visto cómo el sector heredero de la dictadura militar ha tenido un discurso muy distinto, reivindicando el golpe, justificando, negando o minimizando las violaciones a los derechos humanos”. Hasta se elaboraron teorías de que el principal responsable del golpe era, de hecho, el propio Allende, por las políticas que aplicó desde el gobierno. Esta tesis se vio desmentida por un documento desclasificado en el que Nixon ordena a Richard Helms, director de la CIA, que hay que impedir que Allende llegue a La Moneda, en 1970, cuando Allende aún no había tomado posesión.

Mario Ranalletti publicó en 2009 un estudio muy riguroso sobre el negacionismo en Argentina, con el título Apuntes sobre el negacionismo en Argentina. Uso político del pasado y reivindicación del terrorismo de Estado en la etapa post-1983. Ranalletti denuncia que una de las tesis centrales es que se trató en realidad de una “guerra” en defensa de los valores cristianos de la nación.

En este momento, con Milei como presidente, este negacionismo puede hacerse más ofensivo y extravagante. Me interesó mucho un análisis de Jorge Alemán de hace unos pocos días, “Fascismo contemporáneo: ¿dónde está el pueblo?”, que se publicó en Página 12 el pasado 3 de marzo. Milei, dice el analista, se ha empeñado en borrar la historia de las luchas populares y difundir la versión simplificada de los 100 años de decadencia. Y nos recuerda que el término “decadencia” siempre fue una pieza clave de la construcción del discurso fascista. Para Jorge Alemán, “el fascismo contemporáneo es el síntoma de que la relación capitalismo-democracia se viene descomponiendo desde hace rato”.

En cuanto a Bolsonaro, debemos recordar que provocó una polémica en abril de 2019 acerca del golpe de Estado de 1964. El hecho es que afirmó, en un telegrama enviado a la ONU, que "no hubo golpe de Estado" el 31 de marzo de 1964 y que los 21 años de gobiernos militares fueron necesarios "para apartar la creciente amenaza de una toma comunista de Brasil y garantizar la preservación de las instituciones nacionales, en el contexto de la Guerra Fría".

Mientras tanto, el ministro de Educación brasileño anunció una evaluación a fondo de los libros de texto del país “para transmitir una idea verdadera y real de lo sucedido, al defender también que no existió tal golpe”. Unos días antes, el propio Bolsonaro había propuesto celebrar en los cuarteles militares el 55º aniversario de aquella fecha, iniciativa que motivó marchas de protesta. Es decir, no solo “no existió tal golpe”; también hay que celebrar el arribo de gobiernos militares capaces de frenar el comunismo.

El clima cultural de hoy facilita las tesis negacionistas. Se leen superficialmente algunas noticias, muy pocas, y se olvidan rápidamente. Lo que ocurrió hace veinte años suena a prehistórico.

12- ¿Qué hacer?

 Releí el libro que publicaron la UPEC y Resumen Latinoamericano con la transcripción del intercambio que se produjo aquel 15 de marzo de 2022, en la 2da jornada del Coloquio Patria, donde se dijeron muchas cosas muy lúcidas, muy profundas, con el sentido de urgencia que exigía aquel momento. Un sentido de urgencia, que, sin ninguna duda, exige este momento.

Me impresionó el testimonio que compartió María Fernanda en ese encuentro: la evaluación que hizo, con mucha franqueza, sobre cómo ella y otros compañeros pasaron de una “subestimación de los procesos de construcción de subjetividad de la derecha” a “una sobrestimación”:

“…empezamos a estudiar en profundidad los mecanismos del neoliberalismo para la manipulación ilegal de grandes volúmenes de datos, ya con Mauricio Macri gobernando la Argentina, y pudimos ver al monstruo cara a cara”; después entendieron “qué era Cambridge Analytica, qué era el uso espurio de la big data, como se manejaba la inteligencia artificial para la manipulación de conciencias a gran escala en el mundo”, en qué consiste “la manipulación de subjetividades (que es mucho más que la conciencia, involucrando sentimientos, sensaciones, involucrando sensibilidades)” y “en principio nos paralizó”.

Para vencer esta parálisis, María Fernanda reconoció “Las enormes fortalezas con las que contamos desde las izquierdas, desde el campo popular, para dar esa disputa de sentido. La derecha solamente con robots puede tratar de competir con los pueblos que toman la palabra”. María Fernanda nos explica, con palabras muy hermosas, que el reto no es solo tecnológico. Es a la izquierda a la que corresponde humanizar la tecnología: “es muy importante que entendamos las enormes potencialidades con las cuales contamos para organizar, fraternizar e impulsar esa expansión de la palabra de los pueblos, para preservar esta sensibilidad aún en esta mutación antropológica que vive la humanidad en relación con las tecnologías de la comunicación. (…) Es vital que podamos humanizar esa tecnología, generar tecnología soberana, una comunicación soberana y sensible, fraterna, que reivindique el amor y las luchas históricas que nos han parido”.

Son palabras muy hermosas, éstas de María Fernanda, muy auténticas, muy sentidas. Son palabras de angustia y de esperanza.

Los retos que tenemos son verdaderamente desmesurados; pero hay que enfrentarlos con el mismo espíritu con que ustedes debatieron, dos años atrás, en la segunda jornada del Coloquio Patria, sobre cómo enfrentar la ofensiva comunicacional del imperialismo y de la ultraderecha, cuando Rosa Miriam los invitó a “intentar ir dibujando, entre todos, una respuesta a la gran pregunta leninista de qué hacer en las actuales circunstancias”.

Anoto, en síntesis, algunas de las principales ideas derivadas de aquel intercambio tan fecundo del 15 de marzo de 2022:

- Las redes tienen que ser un reflejo real de la movilización popular: si no hay gente en la calle, si no hay pueblo haciendo política propia, no hay nada de qué hablar en las redes. Por eso es la necesidad que tenemos de crear nuestros propios ecosistemas mediáticos y comunicativos (Manolo de los Santos).

- Ningún medio por sí solo, ningún influencer por sí solo, puede vencer todas las adversidades. La pregunta es cómo podemos construir una red que pueda mantenerse activa sin importar qué le pase a algún medio independiente o a un influencer (Becker).

- Uno de los temas más reiterados tiene que ver con aprovechar la fuerza que nos daría trabajar de manera articulada, a eso se refirieron muchos compañeros; la necesidad de articularnos, de actuar con coherencia. Se habló de compartir nuestros análisis, nuestros puntos de vista, de difundir los mensajes que circulan otros compañeros, de pensar y actuar colectivamente, de aprovechar otros espacios y otras redes, como la Asamblea Internacional de los Pueblos, que agrupa más de 200 organizaciones políticas, movimientos populares, sindicatos, partidos, alrededor del mundo, y que tiene una Secretaría de Comunicación, dijo Vivian Fernandes, de Brasil, quien habló también de la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular, una red de radios populares. Si nos articulamos, dijo Vivian, podremos construir espacios contrahegemónicos y una matriz de opinión contrahegemónica.

- Wafica insistió en desarrollar más los vínculos en el campo mediático, algo en lo que ella ha trabajado en apoyo a la Red En Defensa de la Humanidad, frente a la maquinaria de mentiras y de legitimación del crimen.

- Manolo de los Santos insistió en que “El proyecto socialista tiene que seguir siendo el proyecto alternativo que proponemos al planeta”.

- Dijo, además, que tenemos que extender por todas las vías “la colaboración para romper con el aislamiento, para llegar a otros y salir del círculo vicioso de que somos unos locos en solitario los que enfrentamos al imperio”.  Aquí Manolo sintetiza una de las trampas preferidas de la maquinaria: hacernos creer que somos unos quijotes aislados, condenados a la locura y a la derrota.

- Tenemos que combatir la tendencia a impulsar proyectos de articulación coyunturales, que después no tienen continuidad, dijo Vivian Fernandes, que explicó cómo en Brasil se convocan, en determinados momentos, medios de comunicación alternativos, comunicadores, influencers, “y hacemos grandes proyectos juntos, pero son efímeros”, y nos pidió pensar en cómo podemos construir esto a largo plazo, aspiramos a impulsar “procesos revolucionarios”, dijo, no hechos aislados: hay que identificar los elementos que hacen que una articulación de comunicación popular se mantenga fuerte y actuante a lo largo del tiempo.

- Varios compañeros, la propia Vivian, Manolo de los Santos, propusieron que tratáramos de extender nuestra red más allá de la región y que buscáramos alianzas en todo el Sur, “nos olvidamos de la Tricontinental”, dijo Manolo.

- Y Gustavo Borges, director de Misión Verdad, nos recordó que Fidel y Chávez nos propusieron pensar globalmente y no aislados en nuestras pequeñas realidades.

- La importancia de difundir los mensajes a través de todos los medios a nuestro alcance —de esto habló Marco Teruggi. La derecha usa todo el conjunto de los instrumentos disponibles, desde la intelectualidad clásica a los libros de novelas, a un influencer de TikTok. Debemos usar ese espectro de instrumentos. Hay que pensar en cómo se hace una estrategia para posicionar un youtuber, por ejemplo, los youtubers suelen ser de derecha. Cómo se transmiten las ideas, no tiene que ser en los formatos clásicos, los videos de TikTok son un ejemplo.

- La imagen del periodista de CNN, trajeado, es algo que pertenece al pasado. Hay que reflejar el periodismo genuino, profundamente popular, dijo Jerónimo Zarco. De esto también habló Dani Devita: “Hoy por hoy un chico de 15 años se informa con un chico de 15 años que puede estar en el cuarto de su casa. Hay un desprecio por lo institucional, se le ve como mentiroso, como prefabricado”.

- Hay que adoptar una filosofía que no persiga la viralidad, que es transitoria y los medios corporativos la alcanzan con facilidad, dijo Ben Becker: “lo que estamos intentando hacer es crear una base constante con un sentido de comunidad, un movimiento de personas que se unan a un proceso y se sientan identificados con ese proceso y sigan apoyando”. Es decir, construir una vanguardia.

- Hablamos demasiado del enemigo. Nuestras reflexiones en general son muy enemigocéntricas. Tenemos que mirarnos a nosotros mismos, crítica y autocríticamente, para responder al Qué hacer leninista, dijo Santander.

- Varias compañeras y compañeros coincidieron en estudiar nuestras experiencias exitosas, Misión Verdad, por ejemplo, influencers como Bruno y Jerónimo. Tenemos que trabajar colectivamente para construir doctrina comunicacional revolucionaria. Y hay que construir articulación comunicacional revolucionaria.

- Pero tenemos que cambiar la rueda del coche con él en movimiento. Hay que construir la doctrina mientras damos la batalla, dijo Vivian Fernandes.

- Debemos conocer mejor a nuestras audiencias y hacer lo posible por lograr la conexión con ellas, dijo Santander.

- La guerra contra la unanimidad cognitiva del capitalismo exige también modelos y estrategias de guerra híbrida alternativas, dijo Carlos González Penalva. Y añadió: Tenemos que crear un ecosistema de comunicación.

- La necesidad de una alfabetización de la gente, desarrollar la capacidad para decodificar lo que este escenario infocomunicacional propone. Los más jóvenes ven en las redes su fuente de información fundamental, dijo Beatriz Pérez Alonso.

- Necesidad de presentar las noticias contextualizadas. A menudo nos olvidamos del contexto y de la historia, dijo Ana Teresa Badía Valdés.

- Necesidad de buscar renovadas estéticas audiovisuales, dijo la propia Ana Teresa Badía Valdés.

- Tenemos que repensar nuestro propio idioma para este tiempo actual, en esta situación de la batalla, dijo Marco.

- Hay toda una plataforma que hacer para el desmontaje de las operaciones del enemigo, desmontar cómo funciona, dijo Marco.

Hasta aquí las notas que tomé durante la relectura de ese libro.

Quisiera proponer que estudiáramos una iniciativa de Fidel, entre las acciones que podríamos promover, que es algo perfectamente realizable; pero nunca la repetimos por esa misma tendencia a la falta de sistematicidad que decía Vivian Fernandes en aquel taller de marzo de 2022. El 10 de febrero de 2012 Fidel se reunió con más de 100 intelectuales de más de 20 países, vinculados a la Red EDH, que habían venido a la Feria del Libro de la Habana. Fidel quería hablar de los peligros que amenazan al mundo: las guerras y el cambio climático, entre otros. Con ese diálogo se hizo un libro, Nuestro deber es luchar, que se presentó simultáneamente en la Habana, Caracas, Washington, Buenos Aires, Ciudad México, Luanda, La Paz, San Juan, Madrid, Santo Domingo, Kingston y Berlín. En eso trabajaron los grupos de solidaridad con Cuba, nuestras embajadas, intelectuales, académicos, gente del ámbito de la cultura cercanos a nosotros, y tuvo un determinado impacto. Eso podría hacerse perfectamente con textos o con materiales audiovisuales dedicados a esa “alfabetización” de que hablaron varios compañeros, esa capacitación, esa preparación de una comunidad, de una vanguardia.

13-Sin ser optimista no se puede ser revolucionario

Hay que decir que nunca habíamos sufrido una crisis cultural y ética tan devastadora, que ha combinado aquello que vale la pena, aquello que deberíamos preservar, querer y recordar, con un diluvio de mensajes frívolos, irrelevantes, “divertidos”. Nunca la cultura había sido tan degradada a mera mercancía, a mero pasatiempo vacío. Nunca ha sido tan abrumadora la presencia colonial en nuestras vidas y en nuestra subjetividad. Nunca había llegado tan lejos la hegemonía cultural de un pequeño grupo de empresas que obtiene ganancias multimillonarias mientras defiende los intereses del sistema.

Ante nosotros se levantan, con todo su gigantesco poderío, las industrias de la mentira y de la seducción, las corporaciones que controlan las redes, Disney, Netflix, los “famosos”, la OTAN y sus planes para llevar adelante la guerra cognitiva, los cristianos fundamentalistas, las fundaciones al servicio de la CIA, los ricos de derecha y los pobres de derecha, los laboratorios yanquis de guerra psicológica que fabrican las veinticuatro horas de cada día mensajes ponzoñosos contra nuestros líderes, contra nuestros pueblos, contra la causa de la emancipación. Pero junto a nosotros están Telesur, Misión Verdad, la división de comunicación de la Asamblea Internacional de los Pueblos, a The Peopleיּs Fórum y a Manolo de los Santos, que está trabajando sin descanso por la causa de Palestina, a jóvenes influencers como Bruno Lonatti y Jerónimo Zarco, más todas las fortalezas que enumeró hace dos años en el Coloquio María Fernanda Ruiz: “las enormes potencialidades con las que contamos para que podamos humanizar esa tecnología”. Los robots de la derecha no pueden humanizar nada, por supuesto. Nosotros, junto a nuestros pueblos, sí podemos. Y tenemos también esa tremenda fortaleza que mencionó Rosa Miriam hace dos años, al inaugurar aquella jornada del 15 de marzo de 2022, “la buena noticia es que los pueblos aprenden a defenderse luchando”. Recuerdo que esa frase le gustó mucho a Manolo, porque le recordó a Fidel.

En aquella jornada, hace dos años, se hicieron reflexiones muy valiosas. Y nadie aquel día enfocó las respuestas con triunfalismos ni consignas ni retórica. Pero sí con mucho rigor y con aquel optimismo que nos pidió Fidel en junio de 1961, en sus Palabras a los intelectuales: “Creo que sin ser optimista no se puede ser revolucionario, porque las dificultades que una Revolución tiene que vencer son muy serias (dijo Fidel en aquel discurso memorable). Y hay que ser optimistas. Un pesimista nunca podría ser revolucionario”.

La Habana, 18 de marzo de 2024

Otros Medios: Telesurtv.net.

Autor: Abel Prieto Jiménez

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