Maravilloso mundo este que avanza imparable hacia la plenitud democrática, que gana terrenos inexplorados en igualdad y equidad.

Necios, zotes, palurdos e ignorantes conquistando la referencialidad de la intelectualidad. ¡Qué bello el devenir del fin de la autocracia de esa minoría preparada para opinar y discernir, para objetar y sentar cátedra!. Por fin, el fin del reino de quienes tuvieron el talento, la preparación o la dicha del pensamiento consciente y la conciencia del pensamiento.

Los musicales 80 marcaron el camino. Si un no-músico podía musicar, ¿cómo impedir, negar o contravenir 40 años después una Ayuso presidenta? Es el triunfo de la inclusión, de la adición, de la inserción. La extensión universal de la victoria del Ayuso-libertarismo frente a un comunismo de métodos, de dialéctica y sus categorías de trazo fino. Es el fin de los techos de cristal del palacio de la necedad que ahora comparte barrio con el Decanato de la Universidad.

Es el fin del “zapatero a tus zapatos” y del “Manolete si no sabes torear pa qué te metes”.

Es el acabose del apartheid de la intelectualidad, del reconocimiento y encumbramiento de lo gañán, como expresión trasgresora y creativa. También revolucionaria que cala y forja al hombre nuevo, a la mujer nueva, sin cortapisas ni vergüenzas, sin complejos. Avanzando en siembra y recolección de la libertad con mayúsculas.

Esa libertad que rompe tabús, vetos, suspicacias y recelos; que restringía antaño la palabra, el verbo y la opinión sobre mil y una cuestión. Pongamos el ejemplo de lo médico, el mundo de las curas y los remedios, abierto a un escaso 3 % de la población colegiada, apartando al 97 % restante de su posición, por demás mayoritaria, sobre el herpes labial, el síndrome de Munchausen o la fibrosis quística.

¡Arriba la nueva escuela de tertulianos y tertulianas! valedores del nuevo saber universal que impronta con áureos comentarios los más variados temas, rebajando la intelectualidad al punto de su democratización, de su humanización. Nunca experimentó esta, tanta bajeza y alteza (¡abajo también la dialéctica!).

¡La intelectualidad para el que la degrada!.

Es el Bob Dylan elevado al Nobel que escribió "El abogado que lleva un cerdo con una correa se para a tomar un té y se come el donut del censor por error. Le gusta mentir sobre su edad y se toma su paranoia en serio". Es Rosalía, con aquello de “Y ando despechá', oah, alocá' Bajé con un flow nuevo de caja, baby, hackeá'. Lo muevo de la'o a la'o, y a otro la'o , Hoy salgo con mi baby de la disco coroná

Esta estructura social que derriba las barreras, que logra la valorización del todo, quebrando las contradicciones de lo manual y lo intelectual o no intelectual, que engrandece además lo físico, lo parafísico o lo escatológico, es fruto del empeño de lo cutre que no se rinde y blande orgulloso el estandarte de lo kitsch.

Es la restauración culmen del Ecce Homo, simbolizando a la del propio hombre, encumbrado a sí mismo, a través del amateurismo como gesto libertador.

Es resultado (algo le debemos) del “fair play” social y su vanguardia futbolera, de la cosmovisión del balón, pionero del libre-dicho, senado participativo del cuñadismo como expresión última del fin del totalitarismo que un día, se erigió al frente del postulado supremo, marcando los axiomas intelectualmente válidos y desechando los demás. Ahora opinamos sin dogma, sin criterio ni estructura, sin pudor, incluso, sin pensamiento. ¡Qué gran victoria para la humanidad entera!

Kylian Mbappé registró ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea ese gesto tan suyo de cruzar los brazos al meter un gol. Protejamos la propiedad intelectual hacedora del nuevo entendimiento del progreso de la totalidad de expresiones ¡Demolición del estatus que impide la extensión de la intelectualidad y que solo privilegia el talento, la genialidad o el esfuerzo de la preparación y el estudio! Vinicius hizo lo propio con el “Baila Vini Jr.” y el gran Simeone protegió sus grandes citas, pilares de la nueva filosofía como: «Las finales no se eligen; se juegan y se ganan», «El equipo sobre las individualidades», «El fútbol es siempre el mañana» y «Juega cada partido como si fuera el último». ¡Impresionante!, ¡genial!. Me quedo sin palabras, lo que podría elevarme por encima de ese enjambre de viejos intelectuales, parlanchines, platicantes y chismosos.

Este es el camino, ¡avancemos pues! Exijamos más triunfos. Que el reggaeton sea declarado por la Unesco patrimonio inmaterial de la humanidad. Que el piquito de Rubiales se blinde con los más férreos candados de nuestra normativa. Mantengamos su dignidad de auténtico piquito, que no se diluya ni se confunda con cualquier otro piquito falsario, sin papeles ni relumbrón.

El humor fino, original; el sarcasmo espureo, solo para unos cuantos; la chispa creativa que discrimina al resto, se acabó, ¡al paredón! La historia está de nuestro lado. Un amplio elenco de youtubers lo ponen de manifiesto. La Revolución contra la razón ha triunfado y un nuevo paradigma se abre paso.

¡Que vuelva el ludismo contra la inteligencia artificial! Este es nuestro momento.

¿Qué nos queda por conquistar? Llegará el día en que el triunfo de lo zafio sea total, democratizando plenamente un mundo otrora encapsulado por la opinión de unos pocos. Seremos testigos, quizá sordos, nunca mudos, en que veamos reyes legos o gobernantes borrachos, seniles, payasos o artistas de medio pelo manejando los destinos de esta humanidad. El avance, por fin, hacia un nuevo amanecer.

En fin... sueños utópicos de un humilde ignorante que ejerce ese derecho conquistado de opinar sin saber.

Crispín de Sotogrande.

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