Como siempre, los gobiernos al servicio de la burguesía y sus necesarios aliados, juegan con las cartas marcadas, lo que les facilita el hacer multitud de trampas.
Hablemos de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) el cual se sitúa en 1134 € en catorce pagas anuales. Nos preguntamos, ¿este salario mínimo se cobra, por todas/os los trabajadores que tienen nóminas inferiores al salario medio?
Pero antes de responder, situemos una cruda realidad...1134 € son los que cobrarían, que no lo harán, más de 2,5 millones de trabajadoras/es, este salario no es neto, ya que se les aplica las retenciones, que sin ser exageradas si reducen la cuantía a percibir. Con este salario, estos millones de obreras y obreros, tendrán que vivir, si eres joven, abrirte camino en esta sociedad, si eres madre o padre mantener a tu o tus hijos. Este gobierno y sus mariachis sindicales han subido un 5 % el SMI, y quieren hacer creer que esta subida está muy por encima del IPC y demás leches calculadoras. Y pensamos, si el salario medio en el estado español está calculado en 25.000 € con los que miles de familias les es imposible llegar a fin de mes, cómo llegarán estos otros que no pasarán de los 15.876 € brutos. Estos 2.5 millones de personas pertenecen a ese 14 % de las personas que trabajan y están en exclusión social, esta información que nos facilita FOESSA en su VIII informe, y que es ampliada con datos que nos dan luz sobre la realidad, datos como que, las personas en exclusión social en el estado español son de 8,5 millones, el 18,4 % de la población, y que otros 4 millones están en el umbral.
Decíamos que se hacen trampas, y preguntábamos si en realidad todas y todos los trabajadores cobrarán este salario, podemos afirmar que no.
Los sindicatos CCOO-UGT prestando sus servicios a la patronal, son quienes como trúhanes marcan la baraja. Una de las trampas es firmar convenios, semanas o meses antes de la subida del SMI con tablas por debajo, otra es firmar, por ejemplo; un convenio en hostelería o asistencia del hogar, con tablas salariales acordadas y establecidas para próximos años. En otras ocasiones no se firman durante años nuevas tablas salariales, se atreven a violar la ley y firman convenios sin subir el salario. Y todas estas anomalías, o mejor dicho traiciones, las hacen sabiendo que cuentan con el respaldo de los gobiernos al servicio del capital. La (LISOS) ley de infracciones y sanciones sociales, tipifica como falta grave, el establecer condiciones de trabajo inferiores a lo establecido legalmente o por convenio colectivo. Ni esta u otra ley les impide hacer lo que mejor convenga a la patronal.
Esos dirigentes sindicales que llevan a cabo esta y otras traiciones al conjunto de la clase obrera duermen tranquilos, porque son conscientes de qué están ejerciendo acorde con los mandatos de quienes les pagan.
Un SMI, con el que perpetuar la miseria entre el pueblo trabajador, como Marx sitúa en su crítica al capital, será a través de altos índices de miseria como el capital garantizará el poder, desvalorizar el salario a niveles que le garantice una mayor extracción de plusvalía.
Y este SMI y los salarios en general están acordes con la política burguesa de desvalorización permanente de la fuerza de trabajo, mayor extracción de plusvalía. Situación que en ocasiones justifica con la crisis como si fuera un elemento imprevisto o externo al sistema, pero que realmente es una política inherente al desarrollo del modelo de producción y distribución capitalista, donde el capitalista siempre buscará reducir los salarios.
En los momentos favorables de la acumulación capitalista la clase obrera, con sus luchas, puede arrancar una distribución más favorable del excedente y consigue mejores salarios. Pero en las fases de retroceso de la lucha y de mayores dificultades para la reproducción ampliada del capital, los capitalistas pugnan por una disminución del precio de la fuerza de trabajo para garantizarse la plusvalía. Ello viene determinado por el desarrollo de la crisis general del capitalismo, pero también por la capacidad de lucha de la clase obrera.
En esencia esto es la evidencia de la lucha de clases, aunque algunos sectores lo intenten negar.
Juan J. Sánchez