Asistimos a la barbarie extrema desatada por las fuerzas del capitalismo internacional, que asesinan y destruyen en Palestina con una rabiosa ferocidad.

A tal barbarie responde el pueblo palestino -el Eje de la Resistencia- protagonizando en estas fechas una gesta heroica que nos recuerda al pueblo vietnamita en su victoriosa guerra revolucionaria de liberación nacional. Por ello, por el alto compromiso y por la entrega de tantas vidas, la lucha de las milicias palestinas es una lucha por la liberación frente al ocupante sionista, que por ello es también una lucha por toda la Humanidad. El combate contra el nazi-sionismo, con las armas en la mano, es un apoyo a todos los pueblos del mundo, porque enfrenta al enemigo principal y les indica el camino a transitar para su liberación. 

PUEBLO COMO ALIANZA REVOLUCIONARIA

La categoría “pueblo”, desde el marxismo, hay que entenderla como “alianza revolucionaria de todos los explotados y explotadas”, en el caso de Palestina, en cuanto que lucha de liberación nacional, como “alianza revolucionaria de todos los oprimidos y oprimidas”. La opresión la ejerce la ocupación sionista, sus violencias y violaciones por más de 75 años.

El Eje de la Resistencia es la vanguardia, su praxis deriva de la compresión y articulación de la lucha en condiciones concretas. Con su intervención unitaria, y su acción consecuente, ha ganado el más amplio reconocimiento de las masas obreras y populares palestinas. Este Eje de la Resistencia ejerce hoy como la representación más genuina del pueblo palestino, y su actuación tiene toda la legitimidad que le otorga ese reconocimiento.

CANTIDAD, LUGAR Y MOMENTO

Con Hegel decimos que cada individuo, cada pueblo, ha de asumir el papel que le corresponde en la historia, en un lugar y en unas condiciones concretas. Un análisis que, desde las categorías científicas, ha de objetivarse desde la colectividad a la que se pertenece, y en el lugar y el momento concreto que se vive.

Palestina, un pequeño país y un pueblo reducido y dispersado, siguiendo estos principios, se convierte hoy en el centro del mundo. Palestina, con su práctica, acorrala a toda la superestructura del capitalismo occidental, debilitando aún más su ya decadente hegemonía.

No importa la cantidad, ni el cuántos somos, sino la comprensión del lugar y del momento, y el paso a la acción. La práctica como verificación de la verdad.

Situada al fondo del Mediterráneo, en el centro del llamado Oriente próximo, cuando surgen nuevos sujetos en la escena internacional, cuando arrecia la disputa por los combustibles... Palestina actúa de forma concreta, ajustada a las propias capacidades, y… ocupa el centro de la escena mundial.

LUCHA ARMADA

Cuando las condiciones lo imponen, los pueblos han de recurrir a la lucha armada para enfrentar al opresor y avanzar hacia su liberación.

Las milicias del Eje de la Resistencia, con el apoyo de su pueblo, están golpeando con fuerza y coraje a los efectivos del sofisticado ejército de la ocupación. Con las armas en la mano, a distancia cero, destruyen los más avanzados artilugios de guerra y causan bajas al enemigo, con una determinación heroica derivada de la confianza absoluta en la legitimidad de su causa.

Esta valentía, que llevará a la victoria, ha acabado ya de una forma definitiva con el fantoche de la llamada Autoridad Nacional Palestina. Algunos movimientos últimos de las potencias internacionales (Pedro Sánchez entre otros), reclamando ahora el reconocimiento de los dos estados, lo que buscan es instalar a la ANP en Gaza a lomos de un Merkava, y con ello perpetuar su orden internacional y someter de nuevo al pueblo palestino a los intereses del Occidente Colectivo.

INTERNACIONALISMO PROLETARIO

El terrible precio que está pagando el pueblo palestino, con miles de personas cruelmente asesinadas, entre ellas ya más de diez mil niños, tiene que ser respondido desde el más consecuente internacionalismo proletario. Las solidaridades tímidas, o los simples gestos, no corresponden con la altura de las exigencias del momento.

Ese internacionalismo, fundamentado en las grandes movilizaciones de masas, ha de golpear a todo interés del sionismo en cualquier lugar y, también, a todos los gobiernos e instituciones que se ponen del lado del sionismo. 

Ocupar parlamentos, boicotear empresas, paralizar suministros al sionismo, denunciar a representantes políticos vendidos a la entidad sionista... boicot y sabotaje en cualquiera de sus formas y en cualquier lugar, tiene que formar parte de un incesante movimiento mundial que presione con todas sus fuerzas a favor de la heroica lucha del pueblo palestino.

Un protagonismo especial le corresponde a la clase obrera mundial, a las organizaciones sindicales y Comités de empresa. Ya hay ejemplos a seguir, pero hace falta mucho más. El Movimiento Comunista Internacional tiene ahí un reto inaplazable.

También la intervención de los pueblos árabes es un factor determinante en esta lucha. Por cuestión de espacio eso queda para otra ocasión próxima.

C. Suárez

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