Con Fidel, ¡victoria segura! 

El dinámico proceso del desarrollo social, que se ha ido concretando a lo largo de la Historia, está siempre determinado por las relaciones que en cada momento se establecían en unas determinadas condiciones materiales. Es decir, por los recursos de que disponía cada sociedad en cada momento concreto para afrontar la vida. Con una sostenida pugna entre la apropiación privada y el respeto a la propiedad colectiva, entre los individuos que moraban en un espacio concreto.

Es necesario este preámbulo para sustentar la reflexión sobre el cambio que se viene produciendo desde hace tiempo, donde los avances que se dan hacia un futuro diferentes se han visto dialécticamente acompañados por la pérdida de elementos que perturbaban, y hasta impedían, el desarrollo normal. Es el precepto y principio de la evolución que le proporciona ciencia a la interpretación de la realidad para comprenderla.

Diversas líneas de pensamiento han desarrollado sus investigaciones en desmenuzar los factores de agotamiento de los distintos modos de producción que desde la Revolución Neolítica se han impuesto a lo largo y ancho de todos los continentes. La asincronía, no obstante, no impedía que las distintas zonas o lugares del planeta, expresaran la realidad de forma genérica con algunos aspectos propios gestados por hábitos, costumbres y normas consuetudinarias. Todo ello dio lugar a procesos de hegemonía de imperios que se conformaron haciendo uso de una violencia intrínseca, y que, agudizando sus contradicciones y encontrándose con respuestas de rechazo a su dominación, finalizaron con la decrepitud absoluta sus abyectos proyectos.

Un nuevo horizonte para la liberación de los pueblos.

En el siglo XXI, año 2023 d.n.e., nos encontramos en una fase de aceleramiento del histórico proceso de transformación. La hegemonía del bloque de Occidente, nucleado en torno a la OTAN, pierde gradualmente su liderazgo y su reconocimiento. Someter a los pueblos que no pertenecen al núcleo de la élite de dominación, en una coyuntura de pérdida de hegemonía, implica un recurso más apremiante e intensivo de la guerra. Se levantan y generalizan las posiciones antiimperialistas, se activa cada día más de la lucha de los pueblos, y ello conlleva una continuada y persisten pérdida de terreno por parte del bloque occidental liderado por los EEUU. Hasta la desesperación y el fanatismo de su dirigencia.

No obstante, un repaso rápido y fugaz de los movimientos que se han producido desde la II Guerra Mundial en el ámbito de los territorios liberados de la esclavitud al capitalismo, sólo puede avizorar un futuro más venturoso para los pueblos, más allá de la derrota temporal de la URSS a finales del pasado siglo. Las posiciones revolucionarias no quedaron envueltas en la oscuridad eterna. Regresan, pues para nada de eso ocurrió.

La insistente y pertinaz crisis del capitalismo se ha cronificado, y ya no encuentra fármacos ni paliativos que detengan su proceso metastásico. Sobrevive y todavía dispone de ciertos recursos para hacer de su existencia un trágico episodio en su excesiva, por terrorífica, fase final. La guerra es utilizada, más que nunca, como el aparato de respiración asistida, en su inútil intento de evitar el final fatal.

El enfermo presenta un cuadro clínico extremo, producto de sus excesos, y ya las transfusiones no consiguen ninguna mejoría en este paciente, que avanza sin freno hacia su desenlace en un “fallo multiorgánico”. Tantas fiestas de “polvo blanco”, alucinógenos y dislate alcohólico, impiden pasar “el control antidoping”; en román paladino, la caída tendencial de la tasa de ganancia es un obstáculo insalvable.

Dejando las metáforas, hipérboles y demás figuras literarias, pasamos al lenguaje llano con nombres y apellidos

El objetivo revolucionario tiene que colocar la prioridad en hacer que las condiciones materiales en las que se mueve hoy el modo de producción capitalista se transformen en nuevas normas y procedimientos que racionalicen su consumo. La planificación ha de convertirse en el instrumento del hacer colectivo.

Pero ello confronta abiertamente con los postulados del capitalismo y su centro de operaciones, que es imperialismo - nucleado en torno a la OTAN -, con el liderazgo de Washington y el resto de los países de la órbita occidental.

Decadencia del imperialismo y cambio del eje de gravedad

La mayor obra operativa de esta conferencia, fue el Movimiento de los Países No Alineados, que gozó en sus comienzos de un gran prestigio y reconocimiento, pero no ha tenido el papel de relevancia internacional que su composición vislumbraba. En sus momentos de mayor protagonismo, llegó a tener 120 miembros.

Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) son una organización que disponía ya en 2022 del 36,38% del PIB mundial, incluyendo sus seis nuevos miembros (Etiopía, Egipto, Argentina, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Irán), superando al G-7 (EEUU, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania y Japón) que se situaba en el 30,39%.

La Organización de Cooperación de Shanghái se funda en junio de 2001 por la República Popular China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. Su propósito, no reconocido en sus estatutos, es impedir que la OTAN intervenga en la zona. No siendo una organización militar, sus acuerdos se centran en preservar sus fronteras y recursos materiales. Nueve miembros nuevos han fortalecido esta organización; entre ellos, Irán, India y Pakistán. 

Concluyendo, el aislamiento del bloque occidental que lideran los EEUU con los miembros de la OTAN, encuentra un rechazo internacional cada vez mayor. La crisis general del capitalismo en su fase final imperialista, agudiza las contradicciones y, por ello, opera a través de la guerra, los bloqueos, las sanciones de carácter extraterritorial, las amenazas y el chantaje. En su proceso degenerativo emplea marionetas en conflictos inventados (Zelenski) y socorre al criminal y al genocida (entidad sionista de Israel), como ayer defendía al régimen del apartheid sudafricano. Nada extraño; toda la gloria para el asesino que siempre “ha matado bien”. Los túneles de la Resistencia en Gaza, que evocan los de los coreanos y vietnamitas en sus guerras de liberación nacional, se deben convertir en Patrimonio de la Humanidad. Mientras tanto, el “Charly, Charly” erosionará su moral – que no su villanía - y supondrá la derrota del núcleo duro del capitalismo.

Victor Lucas

uyl_logo40a.png