Comienza en curso en los centros de estudio, como ya dijimos en artículos anteriores, con concejalías de educación en manos de Vox, la formación profesional invisibilizada y cada vez más en manos de las empresas, a través de centros públicos y el modelo dual, y los máster habilitantes con plazas insuficientes en la educación pública.

La movilización en los centros de estudio, ya sean universitarios, de FP o institutos, es casi inexistente. Cuando en otros momentos el estudiantado tenía movilización de sobra para llenar mareas a nivel estatal, realizar huelgas, piquetes, y hacer de sus centros lugares de agitación política, ahora mismo son espacios cada vez más hostiles para nuestra clase, por la indefensión que vivimos en ellos.

La presión sobre el estudiantado por becas, matrículas y exámenes, es usada como estrategia de presión para cargar a los y las estudiantes y que no se movilicen. Pero esto nunca ha sido excusa para dejar de lado la militancia, o el estudiantado no habría participado en ninguna revuelta, debemos analizar cómo nos quiere el capitalismo: familias ahorrando durante toda la vida para poder acceder a los estudios. Con la reforma universitaria de Bolonia hacen necesario un máster habilitante para poder desarrollar las profesiones de muchas de las carreras, sacando contenido de las carreras para llevarlo a unos másteres que más que habilitar para las salidas profesionales, son una burocracia pagada, no solo por el precio de estos y las pocas plazas en la pública, también por alargar un año, o año y medio más, la formación antes de acceder al mundo laboral.

Debemos movilizar al estudiantado sobre esta situación de forma urgente, los centros de estudio son un lugar donde acudir a agitar con nuestras ideas a la juventud, acercarnos. Es necesario visibilizar la organización al estudiantado, que la conozca y vea su situación, se conciencie y movilice por ella. Debemos recortar la distancia entre el estudiantado y las organizaciones, que la organización por los derechos aparezca en su vida y lleguen a considerar que la movilización es la única salida a este sistema.

En los últimos tiempos, sobre todo en el contexto juvenil, podemos distinguir varias fracturas, como la que hemos vivido con las elecciones. Una juventud que vota por el miedo a la extrema derecha, bebiendo el discurso de la socialdemocracia; y una juventud que cuando se organiza en colectivos, como en las grandes ciudades, están cada vez más perseguidos y cercados por la policía. Es nuestra tarea que ni la represión siembre la desconfianza en los espacios, ni el miedo a la extrema derecha lleve a los votos y no a la militancia.

Los motivos para movilizarnos desde centros de formación y universidades sobran, y a la derecha nunca le ha gustado ni nuestra presencia en la universidad, ni nuestra organización: por todo esto es más importante que nunca, si nos preocupa el avance de la extrema derecha, que movilicemos al estudiantado otra vez; aunque las fuerzas sean pocas, siempre tenemos carteles, periódicos, fechas señaladas en las que acudir a este espacio a trabajar. No podemos resignarnos y posicionarnos en la crítica a la juventud que está estudiando y no se moviliza, dejando que se pierda ese espacio. Sabemos que los frentes educativos son el frente principal de la juventud; debemos tomar esta línea, mantener los espacios, la formación, y visibilizar nuestra línea es una victoria cuando corren tiempos tan desmovilizados, pero sabemos que es un país para seguir fortaleciendo la vía hacia el socialismo.

Edurne Batanero

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