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Editorial Octubre 2023

Antecedentes

Llegado este momento histórico, son muchas las voces que afirman, con mucha razón, que vivimos y estamos inmersos en un momento crucial para el desarrollo de la Humanidad. No les faltan razones, pues son muchas las circunstancias que lo demuestran.

Podemos hacer un largo listado de situaciones que lo evidencian y, sin duda, es muy importante tenerlas todas presentes, pero cometerá un error muy grave quien las descontextualice. No son episodios desvinculados, pero menos aún, responden a factores inevitables ajenos al desarrollo social.

Toda interpretación que desconecte lo que acontece con la crisis general del capitalismo, necesariamente acabará chocando con la imposibilidad de interpretar correctamente la realidad.

Padecemos las consecuencias lógicas de la continuidad de un Sistema senil, que ya no tiene nada positivo que ofrecer al objetivo irrenunciable de un mundo de personas libres, cultas y felices capaces de vivir en armonía con la Naturaleza. Su mera existencia, se constituye en una amenaza permanente para la Vida, porque su única razón de ser, que es la reproducción del Capital, es el origen de todas las amenazas que se ciernen sobre la Humanidad.

Hoy, cuando existen medios y conocimientos más que suficientes para asegurar el bienestar moderado de los casi 8.000 millones de personas que habitamos el Planeta Tierra, la única razón para que eso no sea posible es la existencia del Capitalismo.

Frente a esta realidad de horror, que es sinónimo de sobreexplotación, destrucción del nicho ecológico, genocidio cultural, guerra y violencia, es urgente empezar a construir la alternativa civilizatoria global.

Una sociedad determinada por la Vida que, dispuesta a enfrentar el anacronismo de la propiedad privada de los medios de producción y la esclavitud asalariada, construye el Socialismo conforme a la cultura, identidad e idiosincrasia de cada pueblo.

Una meta necesaria, abarcable y al alcance de todos los pueblos que, conscientes de sus necesidades vitales e intereses prioritarios, asuman el reto emancipatorio de quebrar colectivamente las cadenas de dominación seculares del Capitalismo.

Un propósito que, como ha demostrado en la práctica la historia de la lucha de clases y venimos defendiendo insistentemente en el PCPE, necesariamente requiere, tanto de la intervención protagónica de las masas, como de la actuación decidida de la una vanguardia política capaz, con su intervención práctica en los más diversos frentes de lucha, de transmitir la ideología socialista a los sectores más conscientes de la clase obrera y el pueblo.

La situación

Un nuevo escenario para el desarrollo de la lucha de clases se abre paso a nivel internacional con el avance constante y firme de la nueva realidad multipolar.

La hegemonía absoluta del Occidente Colectivo y la Pax Americana de la OTAN 360º, ya solo existe en los planes del Pentágono y en los sueños criminales de la oligarquía internacional que, además de combatir todas las conquistas sociales alcanzadas por la clase obrera en décadas de lucha, impone un creciente gasto militar, se orienta definitivamente hacia la guerra global y abraza, sin pestañear, la pesadilla de una victoria nuclear para mantener su prevalencia.

Enfrente, un complejo entramado de pueblos soberanos, en los que, recordemos, en ningún momento cesa la confrontación social y la necesidad de luchar por la sociedad sin clases, parecen dispuestos a poner fin a más de 500 años de dominio occidental.

La reciente Cumbre del G-77 en La Habana durante el mes de septiembre, con la participación de más de 100 países dispuestos a tejer relaciones de soberanía enfrentadas a las imposiciones del G-20, es claro ejemplo de ello.

Resultado: definitivamente, el Imperialismo ha fracasado en su propósito de poner fin a la Historia. ¡Es la hora de los pueblos!

¿Y en España?

A pesar del avance imparable de la pobreza de la mano de la carestía de la vida, la desvalorización de la fuerza de trabajo, la subida de los tipos de interés y el progresivo desmantelamiento de los servicios sociales, seguimos esperando la Tormenta sin que, prácticamente, nada se mueva. Secuestrados por la paz social y la conciliación de clases, en este momento y a pesar de las importantes huelgas y/o movilizaciones que se desarrollan puntualmente, no hay capacidad para, de forma generalizada, levantar ningún episodio de movilización social. Nadie, ni los llamados sindicatos mayoritarios -que son responsables de esta situación y ya ni se lo proponen-, ni ninguna de las organizaciones sindicales o políticas existentes, somos capaces de trascender nuestras limitadas estructuras organizativas y abordar esta tarea impostergable.

En consecuencia, como ya situábamos en el Editorial pasado, la principal responsabilidad, que le atañe al Partido, es revertir esta situación. Necesitamos promover y prepararnos para, en un inevitable proceso de acumulación de fuerzas, “encender la chispa del estallido social que abra puertas a la lucha revolucionaria”.

No hay más opciones ni caminos diferentes que se sustraigan a la movilización y la intervención de las masas, en un proceso de creciente acumulación de experiencias de confrontación política con el Estado. El actual parlamentarismo, ejercido en el sistema democrático- representativo del capital, sin cuestionar las reglas del juego de la dominación burguesa y sin respaldo del pueblo organizado, ES NADA. Ha fracasado una y mil veces, no representa ninguna alternativa social y, simplemente, es una sucesión de siglas efímeras que maneja el Sistema a su antojo para evitar que la rabia y el descontento popular cuestionen su dominación. PCE, IU, Podemos, Sumar…sobran los ejemplos.

¿Esperamos? ¿Cómo?

Sin duda, no hay otro remedio. De ninguna manera podemos incurrir en un vanguardismo que nos aleje de la capacidad de influir en las masas. Pero esperar no es quedarse quieto, nuestra responsabilidad es reconstruir, en la práctica social, los vínculos comunitarios (organizativos, políticos, ideológicos y culturales) de la militancia revolucionaria con el pueblo.

Una tarea que, de primeras, tiene que enfrentar la individualidad alienante de la sociedad de consumo y la cooptación servil por las instituciones de lo existente, pero, sin olvidar, que la propia incapacidad del Sistema, para satisfacer las necesidades más básicas de la población, también nos ofrece multitud de situaciones y escenarios para intervenir en lo concreto. Convenios, barrios segregados, acceso a la vivienda, pobreza, recortes sociales, corrupción, machismo, degradación medioambiental… conforman un elenco ideal de posibilidades para, mediante la intervención de la militancia comunista, transformarse en conflicto político con el Estado.

Resumimos, ¡insistimos!: Construir Partido y organizar las estructuras de base del FOPS son tareas inaplazables a las que debemos comprometer todas nuestras capacidades.

40 años construyendo Partido Comunista.

A quienes compartan en lo esencial este análisis, les hacemos un llamamiento formal a determinar su camino en función de la coherencia entre decir y hacer.

Ahora que “estamos inmersos en un momento crucial para el desarrollo de la Humanidad”, no concebimos mejor forma de hacer, que ocupar el puesto que nos marca la Historia. Como otros muchos/as que nos precedieron y todo lo hicieron marcados por una profunda cultura de Partido, por un compromiso con lo colectivo que, como preludio de la sociedad futura, se convertía en espejo para los miles que confiaban en su “Partido”, ahora es necesario Tomar Partido y dar el paso adelante para militar en el PCPE.

Hay más formas de comprometerse y todas son legítimas y ayudan, pero hay una que es superior y lo determina todo y, por eso, está en el vértice del desarrollo y avance de la lucha de clases: la existencia de un Partido Comunista.

El PCPE es un destacamento que cumple 40 años construyendo Partido.

Hemos cometido errores, algunos graves, pero nunca hemos traicionado los principios y, pasadas estas cuatro décadas, los hechos, en la práctica, han corroborado las razones y la necesidad de nuestra existencia.

No concebimos otra manera de construir Partido, que militar en el PCPE y participar en la construcción de la mejor herramienta que tiene la clase obrera para emanciparse. Un Partido de Nuevo Tipo, leninista, que interpreta la realidad para transformarla y es capaz de enfrentar todos y cada uno de los retos que nos vinculan con las masas y nos permiten transmitirles la ideología socialista.

Que nada, ni nadie te haga renunciar a construir la herramienta partidaria, a hacer la Historia.

No es el camino más fácil, pero este es tu lugar. No lo dudes.

ORGANÍZATE Y LUCHA EN EL PCPE

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