En la lucha sindical, la mayoría de situaciones son complejas, llenas de angustia, tristes, porque se trata de defender el puesto de trabajo ante un cierre o un despido, de frenar la absoluta ruptura de horarios, de las condiciones laborales, y normalmente te enfrentas a la falta de unidad de las plantillas, propiciada por la dirección de las empresas y el sentimiento corporativo de los sindicatos mayoritarios que, a veces, prefieren que todos pierdan, antes de ver cómo el otro puede ganar o evitar retroceder en derechos.

Es el modelo de sindicalismo actual: evitar el conflicto, entender al empresariado, pensar por aquellos a los que dicen representar y todo ello se resume en decir una cosa y hacer la contraria.

Pero, de pronto, te encuentras con la dignidad, con la valentía, con la decisión colectiva y son esos momentos los que generan esperanza en el futuro, son esos ejemplos los que dan sentido a la lucha, a la necesidad de un nuevo tipo de sindicalismo, transmitiendo esperanza en las capacidades y fuerza que tenemos como clase obrera.

El ejemplo de las trabajadoras de H&M en Pamplona es digno de reseñar, de estudiar en esos cursos sindicales de verano para ver si de verdad se aprende algo de un grupo de mujeres con las ideas claras.

Estas mujeres también tienen problemas en sus casas, tienen que pagar el alquiler o la hipoteca, tienen que dar de comer a sus niños y atender las necesidades familiares. Tendrán miedo al futuro, seguro, pero sobre todas esas cosas, lo que tenían claro es que estaban siendo explotadas por su empresa, que merecían un trato mejor y han luchado para conseguirlo.

H&M no es una tiendecita de barrio, es una multinacional con presencia en casi 70 países y unas 161.000 personas en plantilla, que no tiene convenio propio porque le interesa la división de sus plantillas y aplica las condiciones laborales según la fuerza de cada localidad. Así funciona el capitalismo, se fabrica en los países del tercer mundo y se vende en los del primero con trabajadoras a salarios del segundo.

Las trabajadoras de esta tienda en Pamplona, en el centro comercial LA MOREA, después de ver cómo sus salarios y condiciones laborales estaban congeladas desde el 2009 y tras intentos de negociar sus condiciones con “la cadena”, decidieron en asamblea convocar huelga en diciembre del 2022. La huelga tuvo tanto seguimiento que la tienda cerró sus puertas, con la amenaza de no volver a abrirlas y, por consiguiente, la pérdida de sus puestos de trabajo. Momentos duros, de muchas reuniones y tensiones, pero también de mucha solidaridad y convencimiento de que si no cambiaban las condiciones no volvían a entrar a la tienda.

Ha sido justo antes de los Sanfermines, cuando después de más de 200 días de huelga la empresa ha empezado a negociar una solución al conflicto. Mientras, presión para las trabajadoras huelguistas, que tenían que ver cómo también el centro comercial les afeaba la huelga diciéndoles que creaban mala imagen. Suponemos que eso mismo no se lo dirían a H&M, que es quien tiene la posibilidad de solucionar el conflicto, como se ha demostrado.

14 años de congelación salarial, 14 años con contratos a media jornada cobrando 500 euros al mes, mientras la empresa entre 2020 y 2021 ha facturado 822 millones de euros y ha repartido 20 millones de euros en dividendos a sus accionistas.

No se puede obviar que recientemente Inditex llegó a un acuerdo con CCOO y UGT para establecer un salario de referencia de 18.000 euros brutos anuales, o que la propia H&M también a nivel estatal ha acordado con estos mismos sindicatos subir 1.000 euros al año los salarios, frente a los más de 4.000 de incremento que supone el acuerdo de La Morea. Es decir, sólo la presión es capaz de conseguir un acuerdo razonable para la clase obrera. Lo dicho anteriormente, que lo estudien en sus jornadas de verano estos sindicatos que firman sin contar con las personas a las que se les aplica sus firmas.

Pero este acuerdo ha sido posible además de por la tenacidad y convencimiento de las trabajadoras, por La CAJA DE RESISTENCIA que el SINDICATO ELA ha puesto a disposición de las huelguistas, gracias a la misma, las compañeras han podido mantener la presión desde el 9 de diciembre del 2022 hasta el 1 de agosto de 2023, es decir, 233 de huelga.

Las compañeras de H&M de la MOREA nos ha demostrado que la lucha es el único camino, y para ello necesitan un sindicalismo pegado a la realidad, en este caso ELA, que con su caja de resistencia solidaria ha hecho posible mantener la presión hasta doblar el pulso. Han recuperado el poder adquisitivo perdido en esos 14 años que asciende a 24’7% y han convertido la parcialidad en jornadas completas, mientras los sindicatos mayoritarios firman un mísero 4% para el 2023. Un 3% para el 2024 y otro 3% para el 2025, renunciando a lo perdido los años anteriores. Desde el PCPE y nuestra prensa Unidad y Lucha, queremos dar la enhorabuena a las compañeras y al sindicalismo combativo.

Vicent Alcaraz

 

 

uyl_logo40a.png