* imagen del Diario de Almeria

Quiero comenzar situando un elemento del comportamiento intelectual y/o político que es crucial para entender la lucha de clases. Hace referencia a los conceptos de oportunidad u oportunismo. La oportunidad es el momento propicio para algo. Y el oportunismo, por definición, es la actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstancias para obtener beneficios sin tomar en cuenta los principios ni convicciones. 

Considero que se da la oportunidad para expresar lo que sitúo en este artículo.

Como también se da para la movilización de miles de obreras y obreros.

Acabado lo que se debe considerar como algo más que bochornoso, hablo del desalojo de cientos de jornaleras/os y familias de un asentamiento de chabolas de plástico, cartón y palets, sin agua, electricidad, saneamientos etc, viviendo en condiciones infrahumanas. Más de uno debe sentir vergüenza, no por el desalojo como proceso final de ocultar la realidad, que no es otra que miseria y sobreexplotación. Esto lo practican los poderes políticos y económicos sin temblarles la mano. A quienes deben darles vergüenza por la forma oportunista de proceder, son muchos de quienes aparecieron rasgándose las vestiduras, gentes que antes jamás se les vio o escuchó defendiendo a estos y estas jornaleras ante la agresividad de una patronal sin escrúpulos. Gentes que hasta otra ocasión donde vender su imagen de flautistas encantadores no volveremos a ver.

Para comprender el por qué de estos hechos hay que situarlos en su contexto socioeconómico, ¿dónde y porque esta realidad y hechos?

Hay que saber con exactitud donde. Ha sido en la localidad de Níjar, esa famosa localidad del parque natural Cabo de Gata - Níjar, esta localidad es más que un bonito y pintoresco lugar en el que disfrutar de parajes y playas paradisíacas. Níjar también es un centro de producción agrícola intensiva bajo plástico, industria en la que son sobreexplotados las personas residentes de este y otros asentamientos.

Habría que situar el asentamiento de Walili, que existe desde hace más de 15 años en el mapa y podremos comprobar que estaba en la carretera que va hacia los lugares turísticos más importantes y con más intereses económicos de Níjar, la vergonzante miseria que engendra el capitalismo se oculta a la vista de los visitantes. En Níjar hay multitud de estos asentamientos en los que viven miles de familias jornaleras, estos asentamientos se instalan teniendo como referencia la proximidad a las fincas o almacenes en los que se les contrata, lo que ocasiona que quienes allí habitan no permanezcan siempre en el mismo gueto. La mayoría de jornaleros/as desalojadas del el Walili tendrán que volver a fabricarse una cabaña de plástico y palets en las proximidades para poder seguir siendo sobreexplotados por sus patrones agrícolas. Personas jornaleras contratadas fuera de toda legalidad laboral, trabajan cuando al empresario le interesa por 4.5 o 5 € hora, hay días que trabajan una hora, otros varias y los que tienen más suerte incluso 15 o 20 días los meses de más necesidad. En cómputo general no trabajan más de 6 o 7 meses al año, con salarios que van de 600 a 800 €, la mayoría sin derecho a percibir paro ni ninguna otra prestación.

Almería, la denominada como la despensa o la gran huerta de Europa en la campaña 2021/2022, exportó 2.864.211 toneladas de frutas y hortalizas por valor de 3.701,5 millones de euros. Parte de estos resultados han sido producidos en las más de 6.500 hectáreas de invernaderos de Níjar, localidad donde residen más de 3.500 personas en casi 100 asentamientos chabolistas, son cien asentamientos como el Walili, donde desde hace años malviven padecen y mueren obreras y obreros de la industria agrícola almeriense.

En estos días hemos podido ser testigos de cómo multitud de organizaciones de todo tipo, han salido en portada defendiendo la habitacionalidad de quienes residen en el Walili, algunas más atrevidas como sindicatos y partidos políticos, se auto declararon vanguardia en la defensa de estas personas desposeídas. Son muchas décadas las que jornaleras y jornaleros en el campo de Níjar sufren violencia habitacional y sobreexplotación laboral.

Bajo el paraguas-excusa de las dificultades de trabajar sindical y políticamente con un nicho de población con bajo conocimiento de la lengua española y escasa cultura de afiliación y experiencia en la lucha de clases, estos sindicatos y organizaciones llevan años ejerciendo de oficinas administrativas y ONG, no preocupándose de elevar su nivel de conciencia ideológica.

Organizaciones que sin ruborizarse firmaban carta donde aparecían desde diócesis de la santa iglesia subvencionada con 11.000 millones de €, partidos del arco parlamentario del estado opresor y todo tipo de gentes que jamás se movilizan en la defensa de la clase obrera, muchas de estas y estos firmantes son colaboradores necesarios, incluso primeros responsables de la situación de miseria y sobreexplotación que vive la clase obrera (qué productiva alianza de clases).

Este desalojo de uno de los guetos, así como otras situaciones que viven estas obreras y obreros diariamente, dan la oportunidad para movilizar a los miles de jornaleros y jornaleras que son sobreexplotadas bajo los infernales plásticos y convocar una huelga general que paralice toda la recogida y manufacturación de los frutos y hortalizas, esta es la única forma de lucha que hará posible el avanzar en la mejora de las condiciones de vida de este sector de la clase trabajadora.

Para tal objetivo es necesaria la puesta en práctica de un verdadero sindicalismo de clase que desarrolle un trabajo revolucionario, un sindicalismo que superando la concepción estrecha y localista organice la confrontación de clases. Un sindicalismo que no viva asentado en la retórica de la dificultad, un sindicalismo que supere los prejuicios ideológicos y tenga como objetivo la derrota del capitalismo, sistema que engendra miseria, explotación y muerte a la clase obrera.

Con lo vivido en el desalojo del Walili se vuelve a demostrar que la clase obrera está huérfana de orientación ideológica, se demuestra que hoy no hay organización sindical que supere el estrecho corsé impuesto por la burguesía. Al tiempo que se manifiesta la debilidad por la que transitamos las organizaciones revolucionarias.

La clase obrera en general, los jornaleros y jornaleras del Walili y del resto del estado, no necesitan más ONG humanitarias y/u oficinas administrativas que les resuelvan asuntos puntuales. Las y los jornaleros necesitan un sindicalismo que trabaje en su formación ideológica y política para hacer frente al capital. Los asentamientos como el del Walili y las condiciones de sobreexplotación solo dejarán de ser la tumba de miles de jornaleros y jornaleras, cuando se derrote al capital.

¡¡¡ Preparemos la Huelga General!!!!

Juan J. Sánchez

Responsable MOS del CC del PCPE



 



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