Pues como les iba diciendo a ustedes... ”es un honor servir a España” y con ese argumentario se pone en marcha el motor único de la historia para la ultraderecha.

Quien acierte a repetir cinco veces España, sin atropellarse, y recite con voz plañidera aquello de “ España se nos moría a golpes de hoz y martillo hasta que vino a salvarla Francisco Franco, el Caudillo” puede aspirar a ser un buen candidato de Vox a cualquier institución.

Pero para Andalucía buscaban otra cosa; no querían un muchachote fortachón y bronceado, ni un veterano numerario del Opus, ahí se necesitaba alguien con un porte tan duro e insoslayable como una roca, un ser con una cachaza a prueba de perdigones, alguien capaz de acribillarse el pecho con insignias de España, un ente que ardiera en ansias de exterminar al bando contendiente, un sujeto con una complejidad ideológica a prueba de ignorantes, con una actitud deliberadamente chulesca e insultante, una criatura con un castellano extraído de la sustancia de la pata del Cid y... escarbando en las profundidades, apareció ella; Macarena. ¡Ustedes perdonen!

¡Claro! Lo que nos piden las entrañas es canturrear aquello de “ayyyyyyyyy Macarena, ahhhh”, pero no, nosotros somos gente seria y no tenemos la mala costumbre de expeler por nuestros conductos orales monsergas inoportunas y que encima sean lucrativas para la industria musical. Hoy vamos a glosar, sin recochinamiento, lo más brillante y refulgente de esta “dokotísima” y estupendísima “conferencianta” ultraderechista que venía a llevarse a Andalucía de calle hasta que el Moreno se la arrancó de las manos.

Macarena no se considera facha, ella, movida por el afán de sacar a España de la tenebrosa oscuridad en la que se desangra, respondió a la llamada de Vox para exhibir rojigualdas por doquier, sin condiciones, de forma sostenida, venga o no venga a cuento.

Macarena no es ambiciosa, no soñaba con la Presidencia, estaba emperrada en la Vicepresidencia y rezaba para que al PP le faltara un diputado y tuviera que tirar de Vox para poder clavarse en la Junta como un puñal visigodo y convertirse ella, mismísimamente, en la número 2 del Gobierno andaluz, pero a la derecha andaluza le cuesta sacudirse de los gobernantes de siempre y no es partidaria de sorpresas, así que han preferido que el descabello lo ejecutara Moreno que aunque tenga menos lucimiento sabe bien dónde meter el estoque.

Macarena no se corta, combina su descaro y su dureza con un puntito de timidez y hasta de ternura (dicen sus allegados) ¡Qué mona! Después de su fichaje, hace tres años, cuando todas las miradas convergían en ella, disimulaba su embarazo tras una carpeta que clamaba “Por España” y con esas trazas dio el salto a la fama. Pero donde Macarena ejerce su real magisterio es en el manejo del “rabanerismo” camuflado y la procacidad. Todos los humanos tenemos vehemencias menos esta mujer, lo de ella no es el arrebatamiento, ni el embeleso, lo de ella es una especie de quietud sádica, inorgánica, un machacón desapasionamiento, un reposo ad nauseam que te ataca los nervios, una pachorra cachazuda e indolente y pa colmo, tiene la tía una declamación tan grumosa y pesada que por ley natural sólo cabe darle un cabal y explícito recado: a freír monas, Macarena, ayyyyyyyy.

Telva Mieres

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