Al final, ¿cómo ha quedado aquello de la corrupción de la Presidenta de la Comunidad de Madrid y familia?
En las últimas semanas, se nos han arremolinado tantas cosas que, sin ánimo de aminorar el caso, no hemos podido centrarnos en estas futilidades.
Aprovechando la transparencia, la autenticidad y la veracidad informativa de los medios de comunicación, hemos volcado nuestros desvelos en la modélica democracia de Ucrania, en el aspirante al premio Nobel de la Paz, Señor Zelensky, en asegurar que las armas enviadas llegaran de conformidad con lo exigido, en lo vil y perverso que es Putin y en acoger a miiiiiiilloooones de refugiados y entre tanta escaramuza, la cuestión de la corrupción en la Comunidad de Madrid nos había tranquilizado un poquito, sabiendo que estaba ya en manos de la Fiscalía pero... nadie ha vuelto a decir ni mu.
Refrescamos la memoria a nuestros queridos lectores para no echar la trama en saco roto.
Tomás Díaz Ayuso, hermano de la de Madrid, se enfardó casi 300.000 euracos de un negocio de mascarillas con la Comunidad de Madrid que le salió redondo durante la crisis sanitaria. Ahora, la tarea está en deslindar en concepto de qué; andamos entre comisiones, transacciones, asignaciones, concesiones, contrataciones, chanchullos o embajadas, pero la conclusión del affaire es que se los metió en la buchaca.
No nos extraña, porque en apenas dos años, se han concedido más de 4200 contrataciones a dedo en la Comunidad de la libertad y las cañitas. Con la excusa de la prisa y la emergencia, las empresas beneficiarías, amigas y simpatizantes de la política madrileña, hicieron sendas operaciones y entre tanto contrato, ¿cómo alguno de ellos no iba a darse de bruces con la familia de la Presidenta?
¡Pues eso!
No faltó de nada; Zendal, aviones de China, pizzas, lámparas, Ifema, mascarillas, guantes, campañas de vacunación, respiradores, materiales digitales para educación, test diagnósticos... Dicen los deslenguados que miles de millones se destinaron a estos contratos a dedo. Mira que, ya organismos internacionales de mucho predicamento advirtieron del riesgo de caer en corrupción y enriquecer a determinadas empresas ilícitamente, pero Isabel Díaz Ayuso no atendía a recomendaciones.
Lo sorprendente del caso, es que fue Génova quien levantó la liebre del brother. Casado, embestido por un brote de moralidad, dejó a Isa con las nalgas al aire y le pidió explicaciones. ¡Pa qué quisimos más...! En cuatro días y cuatro largas noches, Pablo se fue a su casa y desde aquellos días aciagos, a los del PP no se les ha vuelto a oír.
Feijóo, tan comedido y circunspecto él, ha debido de pautar a sus compañeros populares unos cuantos opiáceos (él tiene buenos contactos) porque no han abierto la boca. Los más espídicos, García Egea y Carromero, salieron pitando, Almeida ahí sigue con esa cara de cipote que se fija mucho pero no dice ná, todos callan, menos dos; Ayuso que otorga... y Esperanza Aguirre que tiene todo el "pescao" vendido. Hasta el Congreso no se mueve ni Cristo.
Dicen que la Fiscalía Anticorrupción ha abierto una investigación para confirmar o descartar si hubiera delito… ¿qué nos jugamos a que no lo hay?
¡Hombre...! La Fiscalía ya ha dado muestras de su magnanimidad y comprensión con Juan Carlos I de Abu Dabi, ¿por qué habría de ser rigurosa, mala pécora y exigente con el hermano de Isabel Díaz Ayuso...? Que “haiga” justicia, Señor Fiscal...
Telva Mieres