Hace unas cuantas columnas contábamos la historia de Tina la de Joécara, y su participación en la conocida como Huelgona de 1962. En ese artículo mencionábamos a su fiel compañera de lucha, Anita Sirgo. Es el momento de conocer su historia.

A Anita la vida se lo puso fácil para crear en ella un carácter luchador. Nacida en 1930 en el seno de una familia minera con un gran compromiso comunista, al final de la guerra civil su padre se tiró al monte y su madre acabó en la cárcel como muchos de sus familiares y personas cercanas. Para ella la lucha no era solo una responsabilidad hacia su clase, también era un asunto personal.

A la corta edad de 9 años ya hacía labores como enlace para la guerrilla y a los 12 es detenida por primera vez. Muchas fueron las tareas para la revolución que llevó a cabo esta mujer como militante comunista, tantas que sería difícil recopilarlas todas. Aunque hay un momento de su vida y de su lucha que la convirtieron una reconocida revolucionaria: La Huelgona.

Cuando la huelga minera del pozo Nicolasa empezaba a volverse tan dura que los mineros comenzaban a flaquear, Anita se negaba a rendirse. Tomó la iniciativa de organizar a las mujeres de los mineros para realizar agitación y piquetes para frenar los relevos de las minas.

Estas mujeres, mazorca de maíz en mano, se enfrentaron a los esquiroles que querían entrar a la mina tirándoles maíz como burla a su cobardía, pues como contó Anita años más tarde: “Así les llamábamos: gallinas”. Gracias a estos piquetes la huelga se prolongó durante un mes y llegó a provocar acciones de solidaridad en varias partes del país.

Sin embargo, la Guardia Civil no podía permitirlo y se llevaron detenidas a Anita y Tina, donde sufrieron fuertes palizas y les raparon la cabeza en busca de nombres y paradero de camaradas. Pero estas mujeres, grandes comunistas, se mantuvieron firmes y aguantaron sin decir ni una inicial.

Anita se ha mantenido en pie de lucha y hasta el día de hoy, se la puede ver manifestándose en cada convocatoria e implicada en cada lucha por una causa justa. Ha dedicado toda su vida a luchar por recuperar nuestra memoria histórica, por gritar las verdades más atroces del régimen y criticar esta falsa democracia. Y no pierde ocasión de recordar la importancia de la unidad, de la organización y de la lucha a quienes nos toca coger su relevo.

Inés

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