El gobierno que se autoproclama como “el más progresista” de la historia de España, compuesto por miembros de la socialdemocracia PSOE- Unidas-Podemos (en el que se encuadra el PCE), ha enviado a los cuerpos represivos, equipados con material de guerra, tanquetas y demás útiles, a reprimir al proletariado del metal en Cádiz, represión que se extendido hacia a toda la población obrera gaditana y demás sectores populares.
La hipocresía lacayuna de los que se camuflan como “amigos de pueblo” es de un alcance tal que deja ruborizados a propios y a extraños. Mientras los cuerpos represores, con sus flamantes tanquetas, agreden a obreras, obreros y a vecinas y vecinos, llegando a disparar bolas y botes de gases lacrimógenos en las puertas de colegios, estos “amigos del pueblo camuflados” y nos referimos al PCE, en un ejercicio teatral que hubiese firmado el propio Shakespeare, llaman a manifestarse en apoyo de los agredidos, la pregunta que nos podríamos hacer ¿estos socialdemócratas sufren de doble personalidad? Pues va a ser que no; lo que están haciendo está ideado en los centros de dirección de la burguesía, lo del palo y la zanahoria, que tan buen resultado les ha dado hasta hoy. Hay iniciativas que son tan infantiles que rozan el ridículo o, simplemente no lo roza, sencillamente es muy ridículo, cómo el alcalde oportunista de Cádiz, quien en estos días de lucha cambia el nombre de una calle y la pasa a llamar Proletariado del Metal. Sí, este mismo alcalde que apoya que se fabriquen en los astilleros gaditanos barcos de guerra destinados a la dictadura criminal de Arabia Saudí, barcos con los que la dictadura asesina al pueblo del Yemen
Lo que hoy se decide en Cádiz es vinculante a todo el conjunto de la clase obrera del estado. Esta lucha tiene de particular que se ha roto la dinámica del “pacto social”, ese pacto monstruoso entre clases antagónicas que jamás podrán tener ni compartir los mismos intereses, pues la explotación de la clase obrera es el beneficio de la burguesía.
No es sólo que en el convenio se recoja una u otra subida salarial; en esta lucha lo que se determina es qué tipo de empleo se practica. Si partimos de la base de que el empleo debe de ser fundamentalmente fijo y de calidad, entonces el salario no se puede limitar a recoger subidas nominales de un tanto por ciento; el salario debe estar vinculado, como mínimo, a las subidas reales del IPC más aquellos puntos porcentuales que hagan que el salario real garantice una vida digna para miles de familias obreras, acabando de paso con la precariedad, las jornadas extenuantes, el paro, etc.
Y ante esta realidad en la lucha de clases, el lacayo de la burguesía, el SG del PCE, Enrique Santiago, llama al proletariado de Cádiz a tener confianza en el gobierno de la burguesía, mientras otros miembros de ese mismo gobierno, militantes del PCE y dirigentes de Podemos y IU se mantienen en un silencio cómplice.
Hasta hoy el proletariado gaditano no se ha dejado embaucar por estos encantadores de serpientes, y ante sus llamamientos de paz social han interpuesto la guerra entre clases.
La participación organizada y activa de la militancia del PCPE ha situado lo que en su comienzo era una protesta en la que prevalecían razones principalmente económicas, en una confrontación entre clases que eleva la conciencia ideológica del proletariado y masas populares.
Hay que continuar trasladando al proletariado gaditano y por extensión a toda la clase obrera en el estado, que es necesario que se vaya a la Huelga General con la que, de principio, obligar al gobierno socialdemócrata, a derogar todas las leyes anti obreras y populares: Reforma laboral, leyes mordazas, etc., al tiempo que se constituyen comités de poder obrero y popular que confronten con los intereses de la burguesía, representada ésta en los gobiernos a su servicio de turno.
Secretaria de Movimiento Obrero y Sindical