Ninguna concesión en la radical batalla ideológica que se está dando hoy, a nivel mundial, sobre la revolución cubana. La situación exige sacar toda nuestra artillería, y cualquier tipo de arma pesada que esté a nuestro alcance. Esta batalla no tiene sangre en primer plano, pero si fuera en el terreno militar el campo de batalla estaría regado de todo tipo de despojos de los combatientes de ambos lados.
El pasado 11 de julio el imperialismo tuvo la ilusión de que hería de muerte a la pieza mayor que desde hace más de sesenta años tiene en su punto de mira. Pero el pueblo defiende su Revolución y sigue adelante, aprovechando la coyuntura para adquirir nuevas enseñanzas, ajustar el rumbo, y continuar con la tarea, pese a los incesantes ataques del imperialismo yanki, concertado con todo el imperialismo mundial.
En la actual España de las dos socialdemocracias, el gobierno está claramente situado en el campo enemigo de la Revolución cubana. Alineado con el imperialismo internacional y con la servidumbre lacayuna que impone el dictador central en Washington DC. Como a toda socialdemocracia le queda siempre un hálito de duda vergonzante, una frase, de si en algún momento todo se le volverá en contra, y quizás pudo moverse entre dos aguas para cambiar de chaqueta en el momento propicio según los desarrollos. Pero eso no pasa de ser más que una expresión de esa mediocre conciencia pequeñoburguesa, que siempre acompaña a cualquier posición reformista, pero que no tiene ninguna trascendencia política en el terreno de la práctica.
Sin ninguna duda, Cuba es mejor que España. Esa es una idea central, que confronta directamente con quienes actúan desde su arrogante hegemonía primermundista. Como decía Galeano: Los maestros de todas las dictaduras quieren dar a Cuba lecciones de democracia. Efectivamente, y por citar solamente un ejemplo de actualidad, este Gobierno, amigo cómplice y servil de la criminal dictadura marroquí, pretende darle a Cuba lecciones de democracia. Otra vez ….
Llevamos año y medio de Covid y, como ocurre en toda situación extrema, se produce aquí un efecto clarificador que ayuda a colocar a cada cual en su sitio, de una forma más rotunda.
Las cifras son incontestables1: En una relación de población entre Cuba y España de 1 a 4,2 (11.3 millones de habitantes, frente a 47,4 millones de habitantes), el número de personas fallecidas en España, en proporción, es cuatro veces superior a las fallecidas en Cuba (5.337 Cuba, 84 472 España), y la cifra de casos totales nos demuestra que España ha tenido, proporcionalmente, casi el doble de personas afectadas que Cuba. Parece entonces que lo que hace falta es un corredor humanitario para España, #SOSEspaña.
Y estamos hablando de una Cuba bloqueada durante seis décadas, frente a una España que forma parte del club de los ricos expoliadores que, entre otras cosas, en esta situación ha aprovechado su privilegiada posición para tener un acceso preferencial a los recursos necesarios para atender la pandemia. Pues, a pesar de ello, y con más razón, las cifras anteriores nos demuestran que Cuba es mejor que España, de forma irrefutable.
Pero es que no solo se trata de una cuestión de números. En España, especialmente las personas ancianas, han muerto por miles en el más absoluto abandono, sin atención cercana de ningún tipo y en la más desoladora soledad. En Cuba esto no ocurre. El sistema sanitario cubano ha implementado todo tipo de pautas para atender con profesionalidad, y con auténtico amor, a cualquier persona afectada por la Covid. El trabajo ha sido, y está siendo, absolutamente heroico y ejemplar. Una auténtica lección de lo que son los valores de la sociedad socialista que, pese a ese criminal bloqueo, se construye en Cuba. La altura moral de esa sociedad está a kilómetros por encima de esta podrida sociedad capitalista del dinero y del negocio. La ganancia capitalista situada antes y por encima de las personas, eso es lo que estamos viendo cada día ante el dolor y el sufrimiento de nuestro pueblo, especialmente, y como siempre, los más explotados.
En medio de esa ejemplar batalla de todo un pueblo por ganarle el pulso a la pandemia el imperialismo lanza un Playa Girón mediático, con la más sofisticada artillería tecnológica, y muchos millones de dólares añadidos. No se alivió el bloqueo en la pandemia, como pedimos las más diversas voces internacionales desde el principio, sino que se apretó más para tratar de estrangular. Canalladas sin límites.
Los desórdenes localizados generaron entre los atacantes la expectativa de que los mercenarios habían conseguido, en esta ocasión, establecer una cabeza de playa.
La inmensa capacidad de lucha del pueblo, y de la dirección revolucionaria, pararon en seco el golpe. Con firmeza, de forma contundente y con inteligencia.
La artillería imperialista de las redes sociales se replegó rápidamente ante la evidencia desnuda de la manipulación falsaria del ataque, y del más manipulado manejo informativo de los días siguientes. Se demostró, una vez más, que un pueblo consciente de su lucha es más fuerte que cualquier ejército que pueda atacar con todas las ventajas de la técnica y el dinero.
Pasados esos primeros días de mayor confusión, finalmente la derrota del ataque ha quedado incontestable.
Y, casualidades de la vida, no pasa mucho tiempo y los señores de la guerra yankis salen corriendo de Afganistán. Mejor así, una ayuda más para facilitar la comprensión de qué va esta guerra, la de aquí. Sí, esta guerra que intenta derrotar a la revolución cubana como valor referencial, como paradigma alternativo de los pueblos al orden imperialista mundial, utilizando para ello en el intento cualquier tipo de medios.
El Presidente del Gobierno español presume del agradecimiento de Biden (¡le llamó por teléfono!) por la colaboración española en la apresurada huida de Afganistán. Pero oculta, arteramente, que ese agradecimiento no es otra cosa que una palmadita en la espalda por dejar utilizar nuestro territorio a su antojo para desembarazarse de todo la morralla que EE UU tenía que sacar de Afganistán. Vamos, por dejar usar una parte de nuestro territorio como si fuera una colonia yanki. No hay en Pedro Sánchez el más mínimo sentido de dignidad, ni de defensa de la soberanía de nuestro país. Agacha la cabeza, en una servil reverencia, hasta darse con la frente contra el suelo.
Frente a ello, Cuba nunca se ha dejado comprar. Ni tan siquiera en aquella ocasión en la que, siendo miembro del Consejo de Seguridad, el Presidente Bush le ofreció suavizar el bloqueo si su voto era a favor del inicio de la guerra contra Irak. Ni un segundo de duda tuvo la digna representación Cubana en la ONU.
Por eso también Cuba es mejor que España, entonces con un Presidente Aznar entusiasmado por actuar como perrillo faldero de Bush para legitimar la carnicería que estaba por empezar, también en esa ocasión con una artillería de mentiras, armas de destrucción masiva que nunca existieron.
Pero Cuba es mejor que España, también, porque después de parar el ataque está desarrollando una extraordinaria ofensiva ideológica, abordando los problemas que no se pueden aplazar y levantando las banderas de la sociedad socialista para defender la superioridad de su sistema social, para reordenar y reagrupar las fuerzas propias, pertrecharlas mejor y ganar una nueva posición más avanzada en el combate histórico para defender su soberanía y su proyecto social y político. El factor determinante para el contraataque se llama pueblo, como alianza revolucionaria de la gran mayoría social. Y Partido, como fuerza rectora que ejerce la conducción revolucionaria del proyecto histórico que inició Martí, continuó Fidel, y luego Raúl, y hoy personifica Díaz Canel.
Y ahí está la dimensión del reto inmediato del movimiento internacional de solidaridad con Cuba, y especialmente de las fuerzas revolucionarias que nos reconocemos en la gesta heroica del pueblo cubano combatiente.
Pasar a la ofensiva, confrontar con los enemigos de la revolución, mantener las posiciones rodilla en tierra, sin dar un solo paso atrás, y organizando desde la mayor firmeza el ataque contundente contra las posiciones de los enemigos de la revolución. La consigna es confrontar sin ningún tipo de concesiones con los sicarios del capital, que dentro y fuera, tratan de crear todo tipo de dificultades a Cuba socialista. En formación de ataque hay que disponer todos los efectivos disponibles.
Y esa ofensiva tiene que dejar de ser una posición resistencialista, testimonial, para convertirse en una audaz ofensiva para la victoria. Una ofensiva que tiene que tener como objetivo irrenunciable derrotar de una vez por todas al criminal bloqueo yanki, con la movilización internacionalista de las masas obreras y populares, para que Cuba socialista deje de ser la fortaleza cercada de estas décadas, y camine con su propia autodeterminación construyendo libremente su historia futura.
Cuba es mejor que España, también, porque nunca se somete al dictado de los yankis. Cuba lucha por recuperar la soberanía sobre todo su territorio, mientras España le entrega cada día más superficie y más recursos, para su uso discrecional e incontrolado. Y Cuba envía médicos al mundo, y no bombas, como hace el gobierno de las dos socialdemocracias, que ha convertido a este país en uno de los principales actores en el comercio mundial de armas, incluso a las dictaduras saudí o marroquí, por ejemplo.
Cuba es mejor que España porque Cuba, a pesar de sesenta años de criminal bloqueo, ha creado cinco candidatos vacunales, teniendo ya vacunada a más de la mitad de su población con ellas, y España no tiene ninguna vacuna propia y las tiene que comprar a las sanguijuelas farmacéuticas a precios millonarios.
Cuba es mejor que España, porque es socialista, y construye un mundo de esperanzas para el pueblo cubano y para toda la Humanidad. Cuba es mejor que España, porque no tiene rey, ni banqueros ni monopolios eléctricos.
Cuba es mejor que España porque su pueblo sabe defender su patria socialista, y luchar con dignidad frente a quienes quieren someterla.
Cuba es mejor que España, porque Cuba es libre, y decide por ella misma, sin UE, sin OTAN, sin amos y sin capital que ejerzan su dictadura.
Cuba es mejor que España porque la mujer cubana con la revolución se ganó el respeto de sus compañeros y no está sujeta al machismo ibérico que soportan violentamente las mujeres en este país, porque su clase obrera es dueña de su trabajo, y porque su ejército no invade países.
Y, por si todo esto les parece poco, Cuba es mejor que España porque en el medallero de Tokio quedó en el lugar 14, frente al esforzado equipo de este país que quedó en el 22, y ello pese a sesenta años de criminal bloqueo y a que el deporte en Cuba no es un negocio.
Y otra cosa para finalizar. Se estrena en estas fechas el film argentino “TARARÁ”, otra gesta a sumar en la superioridad moral, ética y humanística de la Cuba socialista. ¿Hizo algo España por las víctimas más pequeñas de Chernóbil? Tampoco.
Entonces, ¿qué lecciones pretende dar Pedro Sánchez al heroico pueblo cubano?
Cuba es mejor que España.
Hasta la victoria siempre. Patria o muerte, venceremos.
C. Suárez