De escándalo en escándalo anda la caterva telemediática en el mundo.

Cantantes, youtubers, actorcillos y hasta escritorcillos están mostrando la peor cara de quienes son aupados a la fama por el sistema.

La cuestión es sencilla, para ser famoso/a no hay que ser inteligente, ni siquiera tener formación, a veces, basta con tener buen físico, otras ni eso. Basta bailar al son de lo que el poder económico toca con su orquesta, el clientelismo puro y duro.

En el panorama nacional, los famosillos andan más cerca del NO-DO que de la comunicación digital. Los desatinos de Miguel Bosé, que se ha mostrado ultra neo liberal y ultra derechista, rompen con la imagen de un famosillo que vivió rodeado de cultura, pero que siempre fue un niño de papá. Lejos de cualquier progresismo cultural hizo de su condición sexual una bandera, pero la bandera de los ricos, la de quienes compran niños, apoyan golpes de estado, y actúan gratuitamente a favor de los ricos venezolanos. Ahora sufre un linchamiento de los postmodernos por su postura ridícula contra las vacunas, pero se le lincha sólo cuando llegó a decir que el sistema nos quiere controlar (¿mira que si al final se dio cuenta de todo?), no cuando apoyó al autonombrado Guaidó.

Y no es el peor, su compinche de correrías latinoamericanas, Alejandro Sanz, quien llegó a recibir una dura contestación de Hugo Chávez, no le va a la zaga. Además, el tipo, sobrino de un dirigente del PSOE, conserva la misma matriz intelectual.

A su lado, y dejamos ya la farándula musical, otros personajes como Sabina, o Víctor Manuel, se disfrazaron de izquierdistas para ganar dinero. Dinero fácil, alcohol, fiestas, toros, fútbol…todo un ejemplo para sus seguidores.

Lo peor de estos famosillos es que además de su verborrea ideológica ultra neoliberal venden humo a sus seguidores como si fueran expertos en algo. No señores, los expertos se forman, estudian, se dejan las pestañas para conseguir un mayor conocimiento. Los famosillos opinan.

Qué lejos quedan de aquellos versos: “pobre del cantor de nuestros días, que no arriesgue su cuerda por no arriesgar su vida”, qué lejos de Víctor Jara, Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Leonard Cohen, y tantos otros que sí arriesgaron, que sí se comprometieron.

Tampoco está mejor el panorama artístico en general, adonde se incrustan los toreros, también lejos de aquellos que con su miedo racional entraban en una plaza y guardaban cierto decoro, y no daban lecciones de lo que no sabían: al toreo te mandaba el hambre (“más cornás da el hambre”), así que difícilmente se había pasado por la escuela. Ahora también se las dan de analistas políticos, de derechas, por supuesto, muy de derechas.

Otros artistillas, envueltos en carreras en decadencia, como sus propias vidas, con sus efluvios alcohólicos rondándoles, también se vuelven analistas políticos y del mismo palo. Y con la misma formación que todos los anteriores, cómicos sin gracia…¡ qué pena cuando la musa te abandona! Pero a quienes aún mantienen una ideología que lucha por la cultura, a esos se les persigue y amenaza, eso sí, por twitter que es mucho menos sangriento.

Y hasta escritores, a quienes al menos se les supone la capacidad de saber escribir (salvo que sea para escribir sus memorias que para eso hay quien escribe por ti) a quienes les falta la más mínima crítica al sistema que les paga.

Escribía Raúl Antonio Capote en su libro Enemigo, cómo la CIA financiaba a artistas en Cuba para convertirlos en cabecillas de la contrarrevolución. Aquí igual le dan el premio Planeta, el Príncipe de Asturias o el Sajarov, según convenga, y después se le abren las puertas de radio y televisión para que expulsen su hiel anticomunista.

¿Y qué hablar de las y los políticos del sistema? Si el poder económico es quien les pone al frente de sus intereses, ¿a quiénes van a poner?, ¿a gente formada?....no!, salvo excepción, a quienes se elige es a gente que sean su fiel imagen, a gente sin escrúpulos, pero no muy listos ni muy preparados (o preparados al estilo del Preparao), que para hacerse rico o empresario de éxito, lo que se necesita es explotar a otros, no pensar. Ahí queda el Marianito, que se jactaba de sólo leer el Marca o González con sus negocios en Marruecos, o los que nunca han cotizado al régimen general de la Seguridad Social, como Abascal, Rivera o Casado (con sus masters express), o quienes suponiéndose izquierdistas se compran un chalet lejos de la clase obrera, no sea que le contagien.

Dejé para el final a los y las youtubers, esos fenómenos modernistas y postmodernistas, que lo mismo te dan una clase magistral de virología sin haber pisado un laboratorio, que te dan clases de anticomunismo sin haber pasado por la ESO. Aquí el panorama es más pintoresco, hasta gracioso, daría para una tesis doctoral de psicología o psiquiatría. ¿Cómo es posible que alguien sin ninguna formación sepa más que doctores en ciencias? Y lo peor de todo ¿cómo es posible que haya gente que se lo crea?

Con este panorama “cultural” no es extraño que el gobierno pijo progre se haya preocupado más por abrir los bares que las escuelas. ¡Qué lejos estamos de los principios del socialismo soviético!, ¡qué lejos de hasta los principios aristotélicos!, ¡qué lejos queda la ciencia!

La educación y la formación, el estudio, son el principal baluarte de la clase obrera para romper las cadenas. Sólo el pueblo formado y organizado salva al pueblo!

Juan Luís Corbacho

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