Va a ser que no. Va a ser que la lucha de clases no entiende de confinamientos ni de pandemias.

Ya lo decía Marx, que la lucha de clases es el motor de la historia.

De los primeros en demostrarlo en “nuestro” estado de alarma fueron los 5000 trabajadores de la Mercedes en Vitoria, la empresa más grande de la provincia vasca, que paralizaron la producción en protesta por la falta de medidas de seguridad contra el coronavirus. Esto fue el 16 de marzo, día 3 del estado de alarma. Muchos otros destacamentos organizados de la clase obrera demostraban la importancia de la defensa de sus derechos de manera temprana.

Otros grupos dan un paso más y elevan el nivel de organización. Uno de ellos el de las camareras de piso. El confinamiento no iba a parar su lucha y se pusieron manos a la obra. El 28 de abril, día 45 del estado de alarma, nace la Plataforma Estatal de camareras de piso, que aglutina a más de una decena de asociaciones de Kellys de todo tipo, “verdes” y “blancas”. El duro golpe que el coronavirus asesta al turismo, así como la situación de miles de camareras de piso eventuales y de empresas de trabajo temporal que se quedan fuera de los ERTES pone en pie de guerra nuevamente a este colectivo. El fortalecimiento de la organización y la unidad son elementos clave en cualquier lucha obrera.

Otro destacamento, que cumple en el día en que escribimos estas líneas 17 días de huelga indefinida es la plantilla de Nissan en Barcelona. La planta de Montcada i Reixach fue la primera en parar, el día 4 de mayo, el día 50 del estado de alarma. Hablamos de unos 30.000 empleos directos e indirectos que están afectados en este conflicto. Las dudas sobre el futuro de Nissan en toda Europa han movilizado a los trabajadores y trabajadoras pidiendo un plan de viabilidad que aclare su futuro.

¿Qué nos espera en los próximos meses? Más lucha de clases. Ya se oye una posible vuelta a la confrontación en nuestros puertos por parte de los trabajadores de la estiba. Un conflicto que puede estallar en cualquier momento. Pero casos como este hay muchos.

Son unos pocos ejemplos que demuestran que el antagonismo entre la clase obrera y la clase burguesa sigue más vivo que nunca. No en balde, a comienzos de mayo recibíamos las cifras del Ministerio de Trabajo: 3,8 millones de parados y paradas y por otro lado 3,3 millones de trabajadores y trabajadoras incluidos en ERTE. A esto hay que añadir 1,1 millones de autónomos afectados por cese de actividad.

Tengamos un 1,4% de contagiados por el coronavirus o un 14,2% o aunque lleguemos al porcentaje necesario para la inmunidad de grupo, la lucha de clases seguirá estando presente en el sistema actual de cosas.

Ante eso el Partido Comunista de los Pueblos de España y su militancia no para, todo lo contrario. Engrasa su máquina porque el PCPE no es un simple observador, la organización de vanguardia debe estar preparada para intervenir en la lucha, con coronavirus o sin él.

Miembro de Comisión MOS del PCPE

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