El Gobierno de España presidido por Sánchez, en la enorme improvisación con que se caracteriza su gestión de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, pide, de manera urgente, ayuda a la OTAN, en su intento de proveerse de material sanitario adecuado. En concreto España se ha dirigido al Centro Euroatlántico de Respuesta a Desastre dependiente de la OTAN para solicitar asistencia internacional ante la pandemia, que ha causado ya más de 3,500 muertes en el país.
La solicitud incluye 150.000 batas desechables, 150.000 respiradores, 5000 protectores faciales, 10.000 gafas protectoras y 1,5 millón de mascarillas entre otros materiales sanitarios. Lo significativo de esta solicitud es que la OTAN, en tanto organización militar, carece de este material y tan solo se limita a trasladar esta solicitud del gobierno de Sánchez a los restantes 29 aliados, que son, los que efectivamente deben ofrecerlo. Resulta también curioso y significativo que hasta el momento de la solicitud de ayuda a la OTAN por parte del gobierno de coalición, ningún país se había dirigido, por razones obvias, a la OTAN para solicitar este tipo de ayuda, excepto Ucrania, que aunque no es miembro de la OTAN, posee un acuerdo de asociación con la Alianza Atlántica, dado que Ucrania es el principal socio militar de EE.UU en Europa en función, a su vez, de la enorme importancia estratégica que tiene para la OTAN este país con su enfrentamiento con Rusia en torno a la soberanía de la población al Este de Ucrania.
Por tanto, tenemos que el gobierno PSOE-Podemos pide ayuda a un organismo que por su propia naturaleza militar no puede ofrecer ese material que solicita el gobierno español, y además es el único miembro de dicha organización que la realiza, salvo Ucrania. Es evidente que estamos ante un acto de vasallaje genuflexo de este gobierno “progresista” a la organización militar del imperialismo estadounidense. Un acto que plantea perfectamente el nivel de compromiso de Sánchez con la OTAN, el mismo que Iglesias, podemos añadir, que tiene a un exmando de esta Alianza en su estructura interna como partido. Con esta petición podemos comprobar cual es el nivel de responsabilidad para con el pueblo del estado español que pide ayuda a un organismo militar, saqueador, agresivo y terrorista antes que solicitar la ayuda médica y sanitaria a países como China o Cuba, que han ofrecido solidariamente dicha ayuda, tal como ha sucedido en Italia. Es sencillamente repugnante que en estos momentos de esfuerzo colectivo, de compromiso por la salud del pueblo trabajador, por la sanidad pública, por la ayuda internacionalista, donde el deber de un gobierno progresista es colocar todo el centro de su actuación en el desarrollo de políticas de colaboración y de apuesta hacia lo público, la cultura solidaria y el esfuerzo colectivo, este gobierno pide ayuda (una ayuda imposible de dar) a una organización militar e intervencionista, reforzando el carácter militarista e imperialista de una colaboración cuyo eje vertebrador debería ser precisamente el contrario a la politica de reforzar la imagen de una organización terrorista como es la OTAN.
Esta es la práctica progresista; el alejamiento de lo dicho a lo hecho, el ocultamiento sistemático, la mentira, y el hacer justamente lo contrario al decir. Habrá que sacar la conclusiones precisas y oportunas de esta experiencia; la política efectiva del reformismo se demuestra en su praxis, y ésta demuestra, sobre todo a través de la actuación de esta crisis que pone al capitalismo en el borde del precipicio económico y social, la verdadera naturaleza de este gobierno sanchista. Ahora el capitalismo necesita del dinero público, del estado y de la políticas estatales de intervención para asegurar el ciclo de reproducción del capital privado. La enorme inversión pública que se va a realizar en la UE y las grandes potencias capitalistas con 6 billones de euros supone el fabuloso traspaso de riquezas y capitales de lo público hacia la esfera privada; un descomunal rio de dinero que será canalizado por la banca privada, y que pondrá nuevamente al conjunto de la clase obrera atada totalmente al capital financiero con préstamos avalados con la solvencia del Estado que inyectará nuevos capitales y créditos al sector privado monopolístico. En esas condiciones el capital necesita como absolutamente fundamental, a fin de crear los consensos sociales y políticos oportunos, al reformismo de todo tipo, de ahí la necesidad de darse éste legitimidad ante el gran capital. Por tanto, una política de acercamiento, de proyección hacia la OTAN le es totalmente sustancial al Gobierno de Sánchez para otorgarse dicha legitimidad y gobernabilidad ante los dueños del mundo.
Ahora cuando el capitalismo necesita de unos nuevos esfuerzos, de políticas de ajuste y de intensificación de la explotación hacia la clase obrera, ahí está la socialdemocracia para abanderar dicho proceso.
Esto sitúa como erróneas las posiciones que desde la izquierda enfocaban el periodo neoliberal como una fase nueva y última en el desarrollo del capitalismo. Como una fase en la que el capital prescindía sustancialmente del estado y daba todo el juego a las fuerzas del mercado. Esta crisis ha demostrado, entre otras cosas, que el estado es un factor fundamental en la regulación de los ciclos productivos y reproductivos del capital, que es de hecho el colchón, el regulador y el protector del proceso acumulativo del capital y que éste es el gran catalizador del capitalismo. Por tanto la gestión del aparato estatal no es la palanca neutra desde donde se puede empezar a realizar políticas de transformación y de avance. El desarrollo de las contradicciones inherentes del capitalismo, la valorización del capital y la generación de ganancias cada vez más incrementadas en cada ciclo productivo originan que el estado se convierta en un sujeto activo de primer orden para el desarrollo capitalista. Es, por tanto, en estas condiciones que la inyección de dinero público hacia la esfera privada se convierte en requisito imprescindible para la supervivencia del capitalismo. De ahí que un nuevo keynesianismo sea necesario para este nuevo ciclo del capital. Por consiguiente la gestión gubernamental del reformismo es vital en estas condiciones. Se puede concluir que el neoliberalismo fue el ciclo histórico necesario para que el capitalismo superara la crisis de su modelo taylorista, ahora se requiere la configuración de una nuevo ciclo acumulativo con el consiguiente modelo productivo donde el estado juegue un papel principal y donde la organización de la vida social se determine por la acción ciega de la ley del valor. En esta nueva etapa del capital, el aparato estatal, como elemento central de la violencia legitimada y organizada será esencial y elementos como la OTAN serán imprescindible para la configuración del nuevo orden mundial imperialista.
Alexis Dorta