Las mujeres mayores, durante toda nuestra vida, como mujeres, hemos estado sufriendo la desigualdad con respecto a los hombres. En la mayoría de casos, primero en casa y en la familia y luego en los trabajos.

Ni con el paso del tiempo la igualdad nos llega, tenemos una situación de desigualdad económica a causa de los trabajos que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida laboral generalmente peor remunerados y que además en muchos casos hemos tenido que abandonar para cuidar a hijos o padres, consecuencia de una sociedad que no cubre las necesidades de las familias, escuelas infantiles, centros para las personas mayores, etc. Con lo que alguien tiene que dedicarse a labores de cuidadora, el 90% de cuidadoras son eso, cuidadoras, que cuando llega la jubilación no han cotizado suficiente y eso se traduce en pensiones de miseria. 

Labores gratuitas que realizamos para esta sociedad insolidaria y patriarcal que nos devuelve los servicios gratuitos que hemos prestado en forma de pensiones precarias, que en muchos casos no cubre ni las necesidades más básicas, como una alimentación saludable, el pago de recibos de agua luz o alquiler y por qué no, el ocio tan necesario para una estabilidad emocional de las personas. Pobreza no solo energética de la que más se habla, si no en todas sus formas.

El aumento de la esperanza de vida nos beneficia a mujeres y hombres pero, el 40% de pensionistas cobra menos de 700€ con lo que la precariedad es evidente y la mayoría son mujeres.

Según el INE, el 41’8% de las personas que viven solas mayores de 65 años, alrededor de dos millones, 1.500.000 son mujeres.

A la soledad y la falta de recursos, se une muchas veces la dependencia que padecen principalmente mujeres, otra situación con muchas carencias por la falta de servicios, sobre todo la circunstancia de vivir en pisos sin ascensor supone no poder relacionarse lo que en muchos casos lleva a límites extremos, suicidios o fallecen sin que nadie se entere.

Solo en Elche hay 15.000 personas viviendo solas de las que 7.000 no pueden salir de su casa por falta de medios. 

Después de toda una vida laboral y de cuidados, las abuelas principalmente eso, abuelas, siguen siendo cuidadoras, se dice que en Europa, el 40% de la mismas están al cuidado de nietos y nietas.

Y con este panorama, cuando alguna se queja o asiste a alguna consulta médica, aún hay quien se permite dudar de lo que cuenta.

Lupe Arana

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