Desde la desaparición del comandante Hugo Chávez en marzo de 2013 se agudiza la agresión imperialista yanqui en toda América Latina, solo recordar la intervención imperialista durante 2018 en Nicaragua. En el caso de Cuba no le quedó otra porque el bloqueo aún existente y en la actualidad incrementado por Donald Trump ha sido la historia de más de medio siglo de fracaso.
La estrategia imperialista es la de utilizar todos los métodos posibles: golpes de estado, fraude electoral, asfixia económica, latrocinio de reservas internacionales, maniobras para manejar el mercado internacional de hidrocarburos, amenaza militar, sobornos, perversas campañas mediáticas, maniobras diplomáticas repugnantes, bloqueos, sobornos de dirigentes políticos y de tribunales. En definitiva, todo un descarado intervencionismo brutal sin escrúpulos dentro de lo que se denomina guerra híbrida.
Las oligarquías en Latinoamérica necesitan apuntalar su dominación en alianza con el amo que durante más de un siglo mantiene su hegemonía: el dominio norteamericano. Había conseguido en la última década revertir el avance de la reconfiguración subcontinental liderada por el campo bolivariano, ejerciendo una hegemonía neoliberal en base a una pax imperial.
El año 2019 comienza con la operación derribo en Venezuela. El objetivo: derrocar el proceso bolivariano. Una operación de guerra económica jamás vista en la historia latinoamericana: rapiña de miles y miles de millones de dólares de las reservas internacionales de Venezuela, asfixia económica; un brutal sabotaje del sistema eléctrico, una campaña bélica mediática y diplomática de las potencias occidentales como nunca en la historia. La alianza cívico militar ha derrotado la agresión imperialista. Entre agosto y septiembre el mundo asistía atónito ante la devastación de amplias zonas de la Amazonía arrasadas por inmensos incendios. ¿Acaso era debido al cacareado cambio climático?. Más bien a una agresión imperialista de proporciones nunca vistas en la historia.
Argentina en abril de 2019 emergen numerosas movilizaciones contra el gobierno de Macri. Un país sumido en la emergencia alimentaria, los apagones eléctricos porque el gobierno ha entregado a precios de saldo los recursos a las transnacionales. El resultado: caída del salario real un 11%, 172.000 millones de dólares de ganancias del poder financiero, 22% de desempleo y subempleo, aumento de los precios de los alimentos de un 65%, un 77% de las familias trabajadoras endeudadas, de las cuales un 38% de dichas familias destinan el 40% de los ingresos a pagar deudas. Pues bien, este panorama de Argentina se puede trasladar a los países latinoamericanos con gobiernos imperialistas.
Durante julio, concretamente el día 22, hubo un paro nacional en Puerto Rico contra los reajustes en salud, educación…, aparecía en los medios como una revuelta contra la corrupción, pero el trasfondo realmente fue contra los reajustes.
Desde julio a octubre una revuelta popular se extiende por Haití. EE.UU. había derrocado el gobierno de Preval. La movilización se rebeló contra el incremento del precio del combustible y la carestía alimentaria así como la escasez de agua potable, medicamentos y gas reajustes llevados por Jovenel Moïse.
A finales de agosto los movimientos sociales y el Frente Guasú emprendieron movilizaciones contra las políticas neoliberales del gobierno de Abdo Benítez.
A partir de septiembre y octubre el pueblo de Ecuador se movilizó contra los reajustes salariales y el plan del FMI a través del gobierno de Moreno, el saldo una masacre contra el pueblo.
En octubre la mecha se prende y extiende en Panamá donde trabajadores y estudiantes se movilizan contra los reajustes, especial mención la lucha de los trabajadores de la construcción a través del movimiento sindical Suntracs. Al igual en Costa Rica se movilizan los estudiantes en defensa de la enseñanza pública.
Especialmente también en octubre será el movimiento popular que se extiende en Chile, comienzan las protestas contra el incremento de la tarifa del transporte urbano y se amplía con una manifestación de más de un millón por una asamblea constituyente contra el régimen neopinochetista. Piñera ha reaccionado con una masacre y con una maniobra de convocatoria de una constituyente para afianzar el poder oligárquico
Será el mes de noviembre cuando el golpe de estado en Bolivia contra el gobierno antiimperialista de Evo Morales desemboca en una lucha popular de imprevisibles consecuencias, el gobierno golpista de Áñez ha respondido con una masacre. El móvil golpista se apoya en el interés yanqui de apropiarse del litio en Bolivia. Con Evo exiliado en México se augura una dura lucha por derrotar al imperialismo en Bolivia. Las movilizaciones masivas y un pueblo sin miedo y combativo darán una batalla decisiva para toda Latinoamérica.
Finalmente la huelga general del 21 de noviembre en Colombia3 contra el uribismo, sus crímenes sistemáticos contra líderes populares y el gobierno servil al FMI completa un periodo que vislumbra como uno de los periodos más agitados de la historia latinoamericana. La organización y lucha de la clase obrera en alianza con otros sectores sociales oprimidos es el camino para derrotar a las oligarquías y el imperialismo.
Miguel Ángel Rojas