Una vez más, nos encontramos ante un nuevo caso de violación de derechos de los trabajadores por parte de una empresa, acciones patronales que tristemente vienen a constatarnos el talante caciquil de tantos empresarios, que se sitúan tan lejos de la objetividad y del respeto por sus asalariados, que pierden cualquier perspectiva más allá de aquella que les enriquezca de manera personal, egoísta y dictadora, buscando exclusivamente el máximo beneficio y provecho de sus contratados y careciendo de cualquier atisbo de respeto, comprensión y empatía.

Para ellos lo laboral tan solo debe ser una facturación positiva cada mes, un saldo que debe ir aumentando a costa de los derechos de aquellos que se lo producen, quienes no "pueden" ni, desgraciadamente, deben mostrar el más mínimo signo de contrariedad o irreverencia ante su patrón y sus secuaces, porque constantemente tienen sobre sus hombros el peso de la amenaza, la coacción y el acoso laboral y sindical.

Si a todo esto le sumamos la falta de costumbre que muchos tienen ante el respeto por un comité de empresa eficaz, responsable y consecuente con el resto de sus compañeros, que defiendan sus intereses como los suyos propios, esto ya le colma el vaso de la paciencia al señor empresario, poniéndole muy nervioso y en guardia; se mete en su guarida y prepara las armas, cargándolas con los despidos de cualquiera que tenga o manifieste afinidad con sus representantes laborales, en una maniobra de limpieza y ejemplaridad para el resto, cargando la presión al comité ante cualquier petición que pueda plantear, sin atender a razones, y valiéndose de su prepotencia para intentar mermar al grupo, usando cualquier argucia para salirse con la suya e incluso justificarse.

Pues bien, todo esto y más es lo que sucede en la empresa contratada para el mantenimiento integral del Lavadero del Batán, en Mieres, instalaciones pertenecientes a Hunosa, donde esta subcontrata desarrolla su labor, hace ya más de veinte años, y de la cual han sido despedidos de forma absolutamente subjetiva e interesada, recientemente, tres trabajadores, por defender de manera legítima un convenio tantas veces violado sin contemplaciones ni miramientos. Como decíamos anteriormente, en muchas ocasiones cuando el grupo laboral de repente comienza a reclamar sus derechos, todo da un giro de ciento ochenta grados, el patrón se enroca o si tiene la más mínima posibilidad ataca, y así pretende dar lecciones a golpe de amenazas y coacción, para que a ser posible le tengas un respeto, que él, por ti, nunca mostró, pero cree que merece de forma incondicional, y no tiene por qué padecer ningún tipo de reclamación del carácter que sea, porque él ya está haciendo mucho por ti, te está dando trabajo, trabajo sí, pero ¿a que precio?...

Pues desglosemos la factura:

A costa de lo que dice tu convenio que te pertenece, a costa de la seguridad, de tu integridad y dignidad laboral y social, de tus derechos generados y nunca reconocidos, a los recortes en tus retribuciones y a un largo etcétera que nos lleva por el camino de la completa utilización y explotación laboral. Todo esto y mucho más le parecerá un buen precio a él, pero para los trabajadores es una derrama inasumible.

En I.M.S.A, que así es como se llama la empresa, todo esto es lo que sucede, al margen de otras políticas que ya no afectarían tan directamente a los trabajadores, aunque al fin y al cabo sabemos que todo acaba repercutiendo en los mismos, en esos que laboran amenazados, presionados y mermados en derechos, sin opción a voz ni voto, marionetas en manos egoístas e interesadas. Por todo esto debemos apoyar a ese comité que da la cara, que atiende a sus compañeros, que se interesa por sus problemas y los expone, que reivindica por y para los intereses de un grupo reprimido. Ardua labor la que tiene por delante, pero ninguna lucha es sencilla, con tesón y de manera decidida se conseguirán los objetivos que se persiguen, es el camino y el convencimiento lo hará más llevadero.

Sigue existiendo gente sin escrúpulos a la hora de instaurarse en el terreno empresarial, utilizando al máximo a sus trabajadores, con la filosofía y la premisa de la ganancia a cualquier precio, y con la meta de la satisfacción que le proporciona el sometimiento inculcado a su propio colectivo laboral, y en muchas ocasiones también al ajeno.

Presidente y Secretario del Comité de Empresa de IMSA.

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