La película arranca con una entrevista radiofónica a Axun Lasa y Pili Zabala, hermanas de Joxean Lasa y Joxi Zabala, militantes de ETA secuestrados, torturados, asesinados y enterrados en cal viva por los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) en octubre de 1983. Tras considerar que han pasado más de 30 años desde que los mataron, y que las cosas han cambiado mucho en Euskal Herria, el periodista les pide un último deseo para el pueblo vasco. Axun Lasa responde: “Que aunque todos no estemos de acuerdo, que cada uno siga por su camino pero desde el respeto”. Por su parte, Pili Zabala, retando a la cámara, considera que su deseo es “que esto no vuelva a suceder nunca más”.
Una película valiente y necesaria
Esa introducción determina sin equívoco el espacio ético-político en el que Pablo Malo (San Sebastián, 1965) ha querido moverse en su impresionante filme: denuncia de los horribles crímenes cometidos por el terrorismo de Estado, justicia para sus víctimas y buscar a través de él:“diálogo, comunicación y convivencia”, como el cineasta guipuzcoano comentaba el día de su estreno en Bilbao. Se trata, pues, de una película, ante todo, valiente, necesaria y que, ajustándose al sumario abierto, elude el maniqueísmo. Es por lo tanto uno de esos filmes que el cine español hace desgraciadamente muy de tarde en tarde, pero que cuando los lleva a término dejan profunda huella. Marcan la memoria para siempre. Fue el caso de “El crimen de Cuenca”(1979) de Pilar Miró, de “El caso Almería”(1983) de Pedro Costa, de “Salvador (Puig Antich)”(2006) de Manuel Huerga, y más recientemente, el de “La voz dormida”(2011) de Benito Zambrano. Ahora, “Lasa y Zabala”hace otro tanto de lo mismo desvelando con rigor y desgarro una terrible página de nuestra historia. La escrita por la guerra sucia perpetrada por altas instancias del poder contra ETA durante los gobiernos de Felipe González.
“No ha habido justicia”
Desde el punto de vista técnico y de realización, la película, mezcla de thriller y encuesta judicial, tiene una ambientación adecuada, una narración inteligentemente desordenada y una buena dirección de actores, en especial durante las secuencias difíciles de soportar por su horror y crudeza. Especial interés merece por su intensidad y dramatismo cinematográficos la parte final del filme correspondiente al juicio de los encausados (la banda del cuartel de Intxaurrondo), es decir el general de la Guardia Civil Rodríguez Galindo, el gobernador civil de Guipúzcoa Julen Elorriaga, el teniente coronel Ángel Vaquero y los guardias civiles Enrique Dorado y Felipe Bayo. Las penas para los condenados oscilaron entre 67 y 71 años de prisión. Sin embargo al final del terrible drama, Galindo sólo cumpliócuatro años de cárcel y Elorriaga apenas uno.
Respecto a esta reducción de penas, Axun Lasa declaraba recientemente: “No ha habido justicia. Lo ocurrido es algo muy doloroso, es como ponerles medallas al mérito de lo que han hecho. Galindo es un héroe y no pasa nada. Sin embargo, si alguien dice que mi hermano es un héroe serácondenado por apología del terrorismo, y eso estápasando”.
Rosebud