Presidido por  el lema “Revolución Socialista tarea inmediata de la clase obrera” celebró los pasados días 13, 14 y 15 de Septiembre su V Congreso el Partido Comunista de México.  

Un Congreso de avanzada con el que nuestros hermanos y hermanas  de México ponían a debate interno de la militancia los impulsos políticos y organizativos que debe adoptar el Partido en general y cada uno de los y las militantes en particular, para situar al PCM en la posición correcta.    Un Congreso para hablar de estrategia, pero también de la táctica necesaria para reforzar las posiciones clasistas que hagan de correcta levadura del germen revolucionario que ya hoy anida con fuerza en México y que bebe de la inmensa tradición revolucionaria de su clase obrera y campesinado pobre.

El PCM es un Partido profundamente comprometido con la Revolución Socialista, que analiza la realidad para transformarla y que rechaza de plano entrar en la dinámica de gestión del capitalismo.  México no es un país dependiente, ni colonial.  La burguesía mexicana y sus monopolios participan en el proceso global de interdependencia en el que se desarrolla el capitalismo internacional y nada tiene que pactar su clase obrera con ninguno de los sectores burgueses que la explotan y condenan a la pobreza extrema a un 50% de su población.   Los pactos con la burguesía, como el llamado Pacto por México firmado por PRI, PAN, PRD y Partido Verde, es tarea de oportunistas, no de un Partido Revolucionario.  Ahí se expresa la firmeza de las y los comunistas mexicanos en su defensa inequívoca de la vía revolucionaria usando todas las formas de lucha a su alcance para liberar a su pueblo del yugo oligárquico.

Un Partido también con profundos valores internacionalistas que expresa cada día en su compromiso con el desarrollo del Polo Leninista dentro del Movimiento Comunista Internacional y que hace patente en su defensa intransigente de los  valores revolucionarios de Cuba Socialista y de la lucha consecuente y tenaz de los camaradas de las FARC-EP.  Un internacionalismo que se reflejó en el trabajo que realizamos  las delegaciones internacionales que acudimos a su Congreso y que, por la parte que atañe al PCPE, reconocemos como de absoluta fraternidad y cohesión ideológica y programática con el PCM.

Sin duda, hoy el PCM, con su militancia y el estilo de trabajo que vienen generando desde que, muy acertadamente, definieron el giro obrero del Partido, se constituye en la base fundamental e  inequívoca de la cantera de revolucionarios y revolucionarias de ese inmenso país, tan rico como grande y con tanta miseria y desigualdad social como nos es posible imaginar.  La lucha de clase en México no se maquilla con oropeles. La realidad de la exclusión social de millones de personas, junto al drama de la emigración, la violencia, el narcotráfico y la desvalorización general del trabajo, no permiten –salvo que se sea un oportunista o un cretino– pensar que es posible cambiar la realidad sin tocar las bases materiales en los que se sustenta el actual estado de cosas. La alternancia en el sistema la representan otros como el PRD o MORENA que confunden al pueblo con su discurso de progreso e independencia nacional sin cuestionar para nada que en la existencia de una sociedad dividida en clases, basada en la explotación del trabajo,  está la única y exclusiva razón de la pobreza que padece México. Los y las comunistas mexicanas han dejado muy claro en su Congreso que ese no es su camino y que la única vía en la que les encontraremos es en el de la lucha obrera y popular levantando la barricada que llevará a la Victoria definitiva a su pueblo.

¡Viva el Partido Comunista de México!

Julio Díaz

 

 

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