La situación en el sector de telemarketing resulta ser el paradigma de las nuevas formas de explotación de la clase trabajadora que, en los últimos años, han ido echando raíces de forma alarmante en nuestro país.

En el caso de la empresa Atento, su lucha y el desenlace de la misma en contra de un ERE que suponía 823 despidos, representa también de forma elocuente la presencia en el panorama del movimiento obrero español del modelo de sindicalismo que desde hace décadas se ha tratado de imponer por parte del bloque oligárquico-burgués y que a pesar del creciente recelo por parte de la clase obrera con este tipo de lucha estéril, sigue presentándose en muchos casos como única vía posible de reivindicación.

Los trabajadores de la empresa Atento recibieron la noticia del ERE que implicaba 823 despidos inmediatamente después de una huelga que cerraba una serie de movilizaciones (paros, manifestaciones, etc.) que llevaban meses llevándose a cabo y que reivindicaba una mejora general en las condiciones de trabajo de la empresa que, como en el resto del sector, son condiciones de precariedad e incertidumbre totales. Nos encontramos ante un sector en el que la patronal juega de forma especialmente agresiva con la situación de debilidad económica e incertidumbre laboral de los trabajadores (una situación que con la crisis se ha generalizado) amparado por una tradición casi inexistente en lo referente a lucha obrera u organización sindical sólida.

De esta forma ante el anuncio del ERE, los trabajadores inician una serie de movilizaciones que alcanzan un éxito considerable, entendiendo el panorama del sector. La unidad de la plantilla en todos los territorios y la posición firme de evitar el ERE a toda costa se hizo evidente en las movilizaciones y asambleas.

Sin embargo en este contexto de negociaciones de cara a denunciar el carácter ilegal y arbitrario del ERE y sustentadas en todo por la lucha en la calle, los paros y las huelgas, aparece una propuesta surgida presumiblemente de las mesas de negociación y según los sindicatos CCOO y UGT amparada por sus abogados, que a grandes rasgos supone reducir los despidos de 823 a 672 y que se aprobaría mediante un referéndum en el que solo participarían los afectados. La propuesta se presentó con un lenguaje totalmente tajante, en algunos puntos casi se hacía evidente un intento de coacción, presentando como única alternativa a los 823 despidos esta "solución". De esta forma un 80% de los participantes en el referéndum votaron "Sí" a la propuesta, lo que parece cerrar el conflicto sin que podamos sumar una victoria a la clase trabajadora.

Es necesario entender que a pesar de que el simple hecho de que la empresa, que ya tenía en mente llevar a cabo sin impedimentos el ERE original, se pusiese a negociar y se plantease una alternativa menos agresiva es fruto únicamente de la unidad, la determinación y la lucha a pie de calle de los trabajadores, la lucha obrera no consiste ni debe relegarse nunca a un plano en el que los trabajadores aceptan necesariamente una propuesta "un poco menos mala" que se presenta por las cúpulas sindicales como única alternativa. La clase obrera debe presentarse en los conflictos con la intención de obtener una victoria total sobre la patronal y no aceptar sus migajas a la primera de cambio, por ser estas presentadas como única "solución”. Para esto es imprescindible recuperar el sindicalismo tradicional, el sindicalismo de las asambleas y de las bases, donde se lleve a cabo el verdadero poder obrero en contraposición al verticalismo que impera hoy en día y que no supone más que un pequeño analgésico para los latigazos que nos da la patronal y sus lacayos.

César Rodríguez Logares

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