En la actualidad  han surgido modas como las de convertir la literatura y las elucubraciones “filosóficas” en mercancías de autoayuda, proliferan una especie de gurús de la resiliencia, esa palabra mágica promovida, al igual que la de la distopía y la espectacularización orwelliana, especialmente a partir de la pandemia. Nos inundan una especie de recetarios a través de falsimedia de los medios de comunicación controlados por el Ibex 35 y las transnacionales de la anglosfera para una felicidad de papel de celofán en un mundo feliz, el mito de la caverna, recordemos a Saramago, los mundos de yupy en la Era del genocidio en Palestina. ¡Si Adorno levantara la cabeza tras Auschwitz y Gaza! Asistimos a unos tiempos de estupidización intelectual de la dulcificación  más babosa de la realidad más brutal.

Sartre ignoró la concepción del materialismo dialéctico y del materialismo histórico a la hora de no  entender la ideología y la lucha de clases a partir de la dominación ideológica de la clase dominante burguesa. Hemos de situar las aportaciones de Gramsci en torno al intelectual orgánico y la teorización en torno a los aparatos ideológicos de Estado de Althusser, como ejes a la hora de concebir la lucha ideológica.

El libro Intelectuales de consumo, del profesor de Literatura José Antonio Fortes, representa una obra imprescindible para entender el proceso de involución de la intelectualidad pequeño burguesa española, a la hora de convertirse en meros pajes de la hegemonía cultural imperialista posmoderna y sorosiana, una intervención muy calculada en el proceso de domesticación burguesa a través de la transición del régimen borbónico en España en el periodo finisecular del siglo XX y los inicios del siglo XXI.

Miguel Ángel Rojas

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