DECLARACIÓN DEL COMITÉ EJECUTIVO DEL PCPE

La etapa presidencial de Bolsonaro en Brasil se utilizó para sembrar la semilla de la violencia contra el pueblo trabajador poseedor de una mínima conciencia antifascista.

La victoria electoral de Lula en las presidenciales brasileñas “desordenó” el plan de dominación política que sectores oligárquicos tenían sujeto con Bolsonaro, que, a su vez, contaba con la complicidad o silencio del imperialismo norteamericano a sus ataques y persecución a la clase obrera o los pueblos originarios del Amazonas que se oponían a las atrocidades que se pretendían cometer contra este pulmón del planeta, o la falta de protección de la población contra la epidemia de la COVID-19 que generó una mortalidad inaudita.

Arde Latinoamérica con Brasil, Perú, Bolivia, como principales escenarios en este continente, pero también arden otros puntos en el planeta (Palestina, Sahara, Ucrania, Yemen, Mali, etc.), ¡arde el capitalismo!

Ni el edulcorado gobierno de Lula, con carteras relevantes entregadas a destacados miembros de la derecha brasileña, ha podido impedir la explosión del rebaño de brasileños, coléricos y espoleados por el lobby internacional de la ultraderecha, que han asaltado el edificio del Congreso nacional, el Planalto y el Tribunal Superior de Justicia.

Con la crisis general del capitalismo, la lucha de clases adquiere un nivel de aguda confrontación que a veces se manifiesta con estas escenas televisadas. La obligación de preparar a la clase obrera y sectores populares agredidos es la respuesta a “qué hacer” cuando se presentan estos episodios, ya repetidos a lo largo de la Historia de la Humanidad, que si en su día se dieron como tragedia hoy se repiten como farsa.

Todos los medios de difusión occidentales (prensa, radio y televisión) al unísono, obedeciendo la voz de su amo, el imperialismo norteamericano, nos están presentando una versión tergiversada y adulterada del desarrollo de los acontecimientos en Ucrania, tratando de condicionar la opinión pública de sus respectivos países y haciendo buena la frase del que fuera ministro de propaganda de la Alemania nazi Joseph Goebbels: una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.

Los países de la Unión Europea, entre los que se halla el Estado español, sometidos a los dictados de Estados Unidos y ejerciendo de sus colonias, en nombre de la libertad de expresión han llegado a límites tales como, por ejemplo, prohibir la emisión del canal de televisión Rusia Today con el fin de sustraer a dicha opinión pública de una información alternativa y diferente a la oficial que nos permita tener una visión contrastada y más objetiva de lo que está aconteciendo.

El actual gobierno de Ucrania encabezado por Zelenski es el heredero del golpe de Estado conocido como Euromaidán en 2014, que asesinó en el Dombás a más de 15 000 personas de la minoría de origen ruso en una política genocida de limpieza étnica y que se apoya en grupos de carácter nazi-fascistas. Esto también se oculta.

Este gobierno surgido del golpe de Estado empieza a prohibir el idioma ruso del que el ucraniano es un dialecto. Prohíbe el Partido Comunista y otras organizaciones de izquierda, en total once. Muchos de sus militantes fueron detenidos, torturados y asesinados.

 

Las casualidades repetidas insistentemente no se manifiestan caprichosamente en los procesos históricos que viven los pueblos en los distintos estadios de la lucha de clases.

El pueblo peruano está siendo protagonista en la confrontación por su verdadera independencia y soberanía ante la intervención (otra más) del imperialismo norteamericano en el destino del Perú.

Oscuras maniobras protagonizadas por el ejército y los cuerpos policiales represivos esconden la “gestión” de los autores intelectuales del golpe de Estado que escriben el guion. Las víctimas mortales no importan: oficialmente, a la hora de redactar este artículo, son ya 25 las personas que han perdido la vida, o, para ser más categóricos, ¡asesinadas!

Nos encontramos ante un prototipo que tuvo sus antecedentes en Brasil e Indonesia a mitad de la década de los 60 para un exterminio monstruoso de la población civil y que se conoce en los modelos de represión como Yakarta, que desarrolló los elementos más crueles aprendidos en la Escuela de las Américas por los militares que estuvieron cursando “estos estudios”. En la siguiente década, el laboratorio brasileño e indonesio ejecutó trágicamente sus conocimientos en Chile, Uruguay, Paraguay y Argentina. Hoy en el Perú se producen demasiadas analogías al respecto como para narrar la represión como factor consustancial a la disputa por el liderazgo del país.

El pasado día 30 de octubre tuvo lugar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil. El candidato de centro-izquierda, Lula (Partido de los Trabajadores – PT), resultó elegido por delante del neofascista Bolsonaro. La diferencia fue relativamente pequeña: 2,1 millones de votos, pero solo un 1,80% más de papeletas válidas.

Bolsonaro aprovechó este “estrecho” margen (que demuestra que cuenta con una implantación muy importante, principalmente entre los sectores más retrógrados y reaccionarios de la sociedad y del capital brasileño) para tratar de desconocer los resultados y plantear una amenaza de golpe de estado. Si durante el propio día de las elecciones ya hubo actuaciones escandalosas de la policía: que obstaculizó el transporte público en los estados federales de más apoyo tradicional al PT, e intimidó a la población; una vez se supo de su derrota, Bolsonaro alentó disturbios violentos y cortes de carretera  por todo el país, en los cuales sus hordas ultraderechistas pedían sin disimulo una intervención militar. Aunque, por suerte, el golpe de estado no se materializó en esos primeros días, seguramente deba tomarse como una lección para nuevos intentos que puedan venir. No en vano, Bolsonaro tiene de su lado el apoyo firme de buena parte de los aparatos del estado y de la burguesía, sobre todo la del agronegocio y los transportistas, además de las iglesias evangélicas.

 

Tras el periodo de pandemia, el PCPE recupera su Brigada política a Cuba, como parte de nuestro compromiso práctico internacionalista con Cuba socialista, con el pueblo cubano y su dirección revolucionaria.

La Brigada, a su llegada, entregó al ICAP más de 600 kg de material sanitario, escolar, etc. donado por PCPE, Nación Andaluza, Asociación de Amistad con Cuba Miguel Hernández de Alicante, Asociación de Solidaridad Toledo-Cuba, STEPV, STICS, Intersindical Valenciana, Pobles Solidaris y varias donaciones individuales.

La Brigada, organizada desde la Secretaría de Antiimperialismo y Lucha por la Paz, consiguió agrupar a veintiún componentes, militantes y simpatizantes del Partido, entre los que se encontraban cuatro miembros del Comité Central del PCPE.

Después de pasar las fases más duras de la pandemia de la COVID-19, que han dificultado las reuniones de los partidos comunistas, La Habana acoge el 22º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros (EIPCO) de manera presencial, tras haberse realizado el anterior encuentro en formato telemático.

El PCPE viene insistiendo desde hace muchos años en la necesidad de canalizar estas convocatorias hacia la coordinación efectiva en el marco de la lucha de clases, y adoptando posiciones combativas en las actividades y movilizaciones.

El marco de confrontación, que coloca el imperialismo en distintas zonas del planeta, marca el punto donde los partidos comunistas están obligados a responder con organización y lucha. El hostigamiento, la amenaza, la financiación de grupos terroristas y la presión que se ejerce sobre gobiernos que pretenden encontrar caminos de soberanía en medio de un mar de contradicciones sistémicas, son instrumentos que el imperialismo norteamericano emplea permanentemente.

Los gritos de “¡basta ya!”, que se pronuncian en muchas consignas de luchas, son insuficientes para encarar la guerra del imperialismo en las distintas versiones 5.0 que articula en función de los objetivos inmediatos que persigue.

Los EIPCO deben abandonar la autocomplacencia que se encuadra en los tres días de cada convocatoria anual. La celebración de este 22º encuentro en La Habana, por su significado histórico y de compromiso revolucionario y socialista, invita a que los partidos que vamos a acudir, empleemos el tiempo en trabajar y concretar los instrumentos tácticos que vamos a implementar.

Del 14 al 16 de octubre se celebró en Puerta de Sagunto (Valencia) el XVI Encuentro Estatal de Solidaridad con Cuba.

En esta ocasión, en el formato del encuentro no se facilitaron de antemano los documentos para el debate en las organizaciones territoriales de la solidaridad, condicionando la participación a las intervenciones individuales que en cada momento se desprendían de las charlas o conferencias que se daban.

Como en todos los encuentros de la solidaridad con Cuba, hubo interesantes propuestas que se llevarán a cabo en los dos próximos años; pero ante todo hay que resaltar las expectativas creadas por encontrarnos de nuevo, después de tres años.

El reconocimiento de la coordinación del MESC, y por tanto la validez del mismo para unir al movimiento de solidaridad, fue respaldado por todos y todas las participantes. Es una herramienta que tiene que consolidarse, pero que funciona de forma estable y tiene positivos resultados en el tiempo que lleva trabajando. 

La participación en el Encuentro de los compañeros del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP): su discurso tuvo en todo momento el principio de la unidad y el avance desde el contexto de acciones unitarias; el recrudecimiento del bloqueo va a necesitar el esfuerzo unido de todos los compañeros y compañeras del movimiento de solidaridad.

El próximo encuentro se celebrará en Málaga. A partir de ahora, la responsabilidad de convocar y difundir las acciones unitarias recae en los compañeros de la Asociación de esta ciudad.

Después de esta breve valoración, insistimos en nuestro objetivo de reforzar la unidad y crear un paraguas político debajo del que facilitemos todo tipo de actividades. La lucha contra el bloqueo debe ser el eje principal de nuestros proyectos y acciones, la unidad como valor necesario para avanzar. 

Pepa Albiach

 

“Cada arma está en su sitio y junto con cada arma, los heroicos defensores de la patria”. Esta frase formó parte de un mensaje radiofónico del gobierno revolucionario de Cuba el 23 de Octubre de 1962, fecha en la que el Consejo de la OEA, institución al servicio de EEUU, aprobó el bloqueo a Cuba.

Sesenta años después, el bloqueo se ha recrudecido de forma constante. El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, informaba en rueda prensa, celebrada el pasado 19 de Octubre, que el bloqueo ha causado daños que ascienden a 154.217 millones de dólares, y que sólo entre agosto de 2021 y febrero de 2022, esta política causó pérdidas a Cuba que ascienden a 3.806,5 millones de dólares: 15 millones de dólares diarios; superando en un 49% las cifras del periodo anterior, un récord en apenas siete meses.

El gobierno de Biden continúa con la misma política de Trump; no hay diferencia, ya sea del Partido Republicano o Demócrata, Cuba es objetivo de una agresión sin precedentes en la historia. Biden mantiene todas las restricciones del anterior gobierno, ambos alimentando la actitud criminal hacia Cuba.

 

Los próximos días 2 y 3 de noviembre se debate en la ONU la resolución de condena al bloqueo que EE UU mantiene, de forma ilegal e ilegítima, contra el pueblo de Cuba, contra su sistema social, contra su revolución, y contra su soberanía.

Esperemos que, una vez más -y son treinta ya-, el gobierno revolucionario alcance una nueva y contundente victoria en esta batalla.

En el lado contrario, quienes votan contra esta resolución, están los gobiernos más violentos y criminales, encabezados por EE UU y por el sionismo.

Son ya sesenta años de bloqueo, con que el imperialismo yanki ha pretendido rendir al pueblo cubano, y derrotar a la revolución liderada por Fidel, y hoy por Díaz Canel.

Pasadas todas estas décadas, a las que hay que añadir decenas de intentos de asesinatos contra F. Castro, y los más diversos actos terroristas por parte de EE UU, como la voladura de un avión comercial, la difusión de plagas y enfermedades, etc., el pueblo de Cuba sigue firme en el desarrollo de su proyecto social, y en la defensa de la revolución. El imperialismo, un día tras otro, muerde el sabor amargo de su derrota frente a un pueblo digno y unido en sus principios.

Cierto que el pueblo resiste, pero también es cierto que paga un alto precio de sacrificios y privaciones, bajo amenazas incesantes de todo tipo. Este es un heroísmo que toda la Humanidad tiene que agradecer. Porque su lucha es por ellos mismos, pero lo es también por el futuro de todos los pueblos, por el futuro de la Humanidad entera.

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