El conflicto que se mantiene entre Ucrania y Rusia adquiere las características de un conflicto enquistado y permanente, que se mantiene latente hasta que algunos de los intereses que subyacen tras él activan el mismo, adquiriendo entonces un aspecto militar y de elevada tensión política. El apoyo del imperialismo, tanto europeo como norteamericano, al proceso nacionalista en Ucrania aseguró para estos intereses imperialistas, la constitución de un Estado que sirve perfectamente al interés estadounidense en mantener la tensión bélica en la frontera con Rusia y en la vertiente más oriental de la frontera otánica. Así, de esta manera, EE.UU. Se asegura activar, en función de sus intereses hegemónica y expansionista, una política militarista en la que Ucrania juega un papel de primer orden para justificar los gastos militares y las amenazas a Rusia y al bloque aliado a ésta como en el caso de Bielorusia.

 La mentira, la manipulación y el engaño movilizan al colonizado cultural, cuya máxima ambición es vivir en los grandes centros consumistas del imperio

La industria cultural estadounidense desempeña un papel sustancial en la reproducción simbólica del capitalismo y, por tanto, en su sostenimiento como sistema, garantizando el triunfo de los estereotipos, formas superiores de la ideología.

La gran fábrica del «entretenimiento», la industria del espectáculo frívolo que reproduce estrellas y celebridades sin esencia, sin alma, es la matriz del esclavo asumido, que pulula en las urbes superpobladas y cada vez más violentas del capitalismo.

El producto cultural estadounidense y sus sucedáneos científicamente elaborados nos causan placer, nos entretienen y descomplejizan los procesos de pensamiento y análisis de la realidad.

 

Una permanente catástrofe se cierne sobre el pueblo palestino desde que se consolidó la trama imperialista en la zona para subvertir la soberanía que le correspondía por su ancestral asentamiento en el territorio comprendido entre el Mediterráneo y el Jordán.

La Historia del pueblo palestino está plagada de solidaridad internacionalista, por un lado (Cuba como ejemplo); pero también de traición: traición a las responsabilidades de sus colonialistas ocupantes (Inglaterra y Francia) y también traición de la burguesía palestina, que se ha vendido al mejor postor imperialista por “un plato de lentejas”.

El desmembramiento del imperio otomano, propiciado también por sus contradicciones inherentes a su naturaleza, había ido gestando unas alianzas con la pretensión de conquistar la hegemonía en una parcela donde también se libraba la lucha por el control de materias primas, indispensables para la obtención de la tasa de ganancia del capital.

Es posible recurrir a ejemplos diferentes -hay muchas opciones-, si se quiere explicar esto de las personas “refugiadas”. Elijo el caso de Libia, porque me parece particularmente elocuente.

La Libia de Muamar el Gadafi fue destruida por una guerra brutal, desatada por el imperialismo en el año 2011, con la participación de España. Ese episodio fue uno de los antecedentes de lo que hoy se conoce como “guerra híbrida”. Una modalidad que es combinación de manipulación mediática, servicios de espionaje, y agresión militar directa. El objetivo es convertir al país agredido en un “Estado fallido”. Antes de esa guerra inventada, Libia tenía unos índices de desarrollo social de los más altos de toda África. La riqueza petrolera facilitaba unas condiciones de vida muy ventajosas para su población, que recurría a trabajadores migrantes para la realización de las tareas laborales más duras. La agresión de la OTAN destruyó Libia, empleando para ello a sus agentes internos como títeres, así como abundantes recursos militares, con armamento de la máxima letalidad.

En los medios de los países occidentales, cuando se habla (que no informa) sobre Nicaragua, solo aparecen noticias negativas. Cualquier lector que desconozca la historia y realidad del país centroamericano pensará que es un Estado fallido, que desde el 2006 es gobernado con mano de hierro por un dictadorzuelo.

En las últimas semanas la noticia es que Nicaragua, por mandato de su Asamblea Nacional, ha abandonado la OEA, una especie de ministerio de las colonias de los Estados Unidos. Expertos, politólogos, opinadores y otros juntaletras han mostrado su preocupación por el “aislamiento” internacional de Nicaragua. Obviando que Nicaragua pertenece a la CELAC, una organización regional que agrupa a la inmensa mayoría de países del continente, y sin la tutela de los Estados Unidos. Vamos, que Nicaragua se ha aislado de los yankees y sus primos canadienses, algo nada sorprendente después del prontuario de crímenes, agresiones e injerencias del Tío Sam en tierras nicas. Pero según la psique de periodistas y opinadores del stablishment, aislarse de los Estados Unidos es aislarse del mundo.

 

PRONUNCIAMIENTO POR LA SOBERANÍA DE CUBA Y EN APOYO DE SU REVOLUCIÓN

En estos días, tras 62 años de guerra abierta y bloqueo, arrecia con mayor intensidad la injerencia imperialista en Cuba. Ayer con invasiones terroristas o con 243 medidas para rendir al pueblo de hambre y hoy implementando nuevos ataques a través de mercenarios pagados por la mafia de Miami y el gobierno de EEUU con la cobertura mediática de los medios de propaganda yankees y de la U.E. y hablando de una “marcha pacífica” en Cuba. El objetivo de estos ataques reiterados es el de tratar, una vez más, de derrotar al gobierno revolucionario cubano y su proceso de construcción socialista, y obligar a Cuba a regresar a una nueva etapa de la dictadura capitalista bajo la tutela de los EE. UU.

Pongamos en la agenda de todas nuestras luchas la disputa por el sentido. Hay que profundizar, en el debate de las bases con sus medios y sus modos, la agenda de la guerra comunicacional (monopólica y global) pero hay que desarrollar métodos de profundización y argumentación despegados de la lógica y la pedagogía hegemónicas infiltradas en lo que entendemos por comunicación y por guerra. Ni se trata de la comunicación en su uso burgués genérico (casi platónico), ni se trata de una guerra convencional. Aquí comienzan los desafíos.

En más de un sentido las primeras escaramuzas de una guerrilla semiótica deben ocurrir en nuestras propias cabezas. Es necesario extirpar los dispositivos ideológicos burgueses que nos obligan a pensar la comunicación como le conviene al enemigo. Extirpar las matrices ideológicas del escepticismo bobo –y del individualismo Superman– del que nadie está a salvo (con las debidas excepciones) cuando una inmensa mayoría, hemos vivido expuestos, durante las 24 horas del día y por décadas, a las irradiaciones del Chernóbil ideológico burgués en los mass media.

Un asesinato y diversas amenazas contra exiliados colombianos en Suiza en los últimos meses, parece indicar de la existencia de un comando paramilitar que opera en Suiza.

El hecho más grave ocurrió el 26 de agosto, cuando el exiliado político Alfredo Carmelo, residente en Ginebra, desapareció y activó todas las alertas. No fue hasta el 18 de septiembre que el cadáver de Alfredo Carmelo fue encontrado por la policía en la orilla del río Ródano, pero los detalles del caso no se han conocido hasta el pasado 28 de octubre por una filtración judicial publicada en “Le Courrier”. Según el periódico suizo, Alfredo Carmelo fue asesinado, con un único impacto de bala, y su cuerpo tenia señales de haber sido maniatado. Dejar los cadáveres en las orillas de los ríos es una práctica común del paramilitarismo colombiano, y su asesinato, en forma de ejecución, hacen que la hipótesis de que existe un comando paramilitar en Suiza tenga cada vez más peso.

El imperialismo norteamericano, aparte de continuar con su práctica violenta y de intento de sometimiento de países, gobiernos y pueblo, se muestra tozudo en su política de bloqueo y amenazas al gobierno de Kim Jong Un. Bien es cierto que debemos seguir manteniendo la máxima de que “el imperialismo no se equivoca”, simplemente ¡fracasa!, “no comete errores estratégicos”, simplemente ¡genera horrores!

Esto debe ser una constante a la hora de valorar las incursiones del imperialismo. En lo que respecta a la República Popular Democrática de Corea (R.P.D.C.) todas las administraciones norteamericanas (republicanos y demócratas) centran su intervención en la península coreana sobre dos vértices: considerar a Corea del Sur como base operativa, disponiendo siempre de gobiernos títeres, y ser el agente que doblegue la voluntad del pueblo de la R.P.D.C. que mostró su capacidad de defensa en la imborrable y heroica gesta de la guerra que se libró entre 1950 y 1953. La violencia empleada por los EE.UU. quedó reflejada en el dato de haber lanzado en estos tres años más bombas que las que empleó durante la II Guerra Mundial; dejó un país arrasado por las bombas, con su capital, Pyongyang, en escombros.

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