Traemos aquí, a esta sección de Unidad y Lucha, un ejemplo que debería figurar en cualquier manual de formación de un sindicato decente que pretenda formar a sus cuadros, a sus delegados y delegadas y representantes. Para ilustrar de manera clara cuál es la labor de un sindicalista de verdad, de alguien que da la cara en la defensa de los derechos de sus compañeros y compañeras, único objetivo este de toda persona que un día decide presentarse a unas elecciones sindicales en su centro de trabajo. Cosa básica que desgraciadamente se debe  volver a recordar de vez en cuando.

Los acontecimientos se desencadenan a toda prisa, y ante las distintas luchas y reivindicaciones de trabajadores y trabajadoras de reparto a domicilio (“riders”) en distintos países del mundo por las duras condiciones de trabajo, colectivos de riders de distintos países han convocado un paro mundial para el próximo día 22 de abril, exigiendo unas condiciones adecuadas en materia de prevención de la salud en el trabajo y una subida del pago de tarifas de reparto a los y las riders por parte de estas grandes empresas.

El vertedero de Zaldibar es un caso de ejemplar gestión vasca, nada que ver con la gestión que hicieron desde Madrid con el Prestige. Desde un primer el momento el Gobierno Vasco, con su Lehendakari al frente se pusieron a trabajar en ello, y a decir toda la verdad sobre este asunto. Hay que darles gracias por la campaña que han hecho en ETB en contra de los bulos que circulan sobre Zaldibar, quedando patente su intención por dilucidar Zaldibar.

UyL: Buenas, Nieves, bienvenida a Unidad y Lucha.

Por poner a nuestros lectores/as en contexto, tenemos que explicar que el conflicto del que vamos a hablar tiene varios protagonistas. Por un lado el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en el que gobierna el PSOE, Podemos y Nueva Canarias, “Pacto de Progreso” le han llamado.

El Real Decreto 1620/2011, de 14 de noviembre, reguló la relación laboral de carácter especial del servicio del hogar familiar, entrando en vigor el 1 de enero de 2012. En dicho RD se considera relación laboral especial del servicio del hogar familiar la que conciertan el titular del mismo, como empleador y la empleada que, dependientemente y por cuenta de aquél, presta servicios retribuidos en el ámbito del hogar familiar. Fue un salto importante, ya que hasta esa fecha, era la trabajadora la que debía pagar su cotización. Esta ley podía parecer que era el punto de partida para regular y equiparar el trabajo de las personas empleadas de hogar y cuidadores, pero no ha sido así. 

 

La web interbrigadas.org nos muestra en un vídeo el grado de sobre-explotación que sufren los trabajadores del campo andaluz por parte de determinados empresarios del campo agrícola. Desgraciadamente estos métodos de explotación no solo se dan en el campo andaluz, sino que también es habitual en otras partes del estado.

Una vez publicada la EPA 2019 podemos comprobar que el capital en su necesidad de mantener o recuperar su tasa de ganancias sigue castigando a la clase obrera principalmente a través de la extracción del máximo de plusvalía, para lo que necesita del ejército de reserva de obreras y obreros en paro. En esta situación de sobreexplotación del capital es la mujer quien sufre la más elevada explotación.

El  paro o trabajos con bajos salarios sitúan a la mujer obrera en  una alta vulnerabilidad social y económica colocándola en un escalón social inferior respecto a sus compañeros obreros. Más allá de los titulares luminosos con los que quieren hacernos creer que en el capitalismo es posible la igualdad entre sexos, la cruda realidad objetiva nos demuestra que la cacareada igualdad no va más allá de las altisonantes declaraciones políticas.

Los trabajadores y trabajadoras precarizados de las Administraciones Públicas agrupados en innumerables asociaciones, plataformas y coordinadoras califican de rotundo éxito la manifestación que tuvo lugar este pasado sábado 15 de febrero en Madrid para reivindicar la estabilidad de sus empleos y el final del abuso en la contratación temporal en el sector público. Un hito histórico si consideramos que es la primera convocatoria de este tipo a nivel de todo el Estado.

Recientemente se han publicado los datos de siniestralidad laboral en el estado español del pasado año 2019. El número de accidentes de trabajo con baja en el colectivo de asalariados fue de 600.622, un incremento del 1,7% sobre el mismo periodo del año anterior (tanto en jornada laboral como in itinere -mientras se va o vuelve del trabajo-).

Los datos que presenta el ministerio están desagregados por actividad económica, por comunidades autónomas, por sexo y edad, y por “grandes grupos de ocupación”, indicador que podemos utilizar para identificar las desigualdades en función de la clase social también en la siniestralidad laboral. Únicamente un 0,75% del colectivo de directores y gerentes frente al más de 50% accidentados entre peones de agricultura, pesca, construcción, industrias manufactureras y transportes, y trabajadores y trabajadoras no cualificados/as en distintos sectores. Los puestos más precarios son los más expuestos a sufrir accidentes, claramente.

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