El gobierno socialdemócrata PSOE-UP ha anunciado recientemente su intención de hacer obligatorio el uso de mascarillas en los espacios públicos para frenar el contagio de la COVID-19, medida que, si bien puede tener sentido desde un punto de vista sanitario, es especialmente indignante entendida dentro del proceso de recorte de libertades democráticas llevado a cabo desde el inicio de la crisis estructural del capitalismo de 2008.

Este 15 de mayo pasó sin pena ni gloria el noveno aniversario del 15M. Con las plazas vacías y el estado de alarma, asistimos a la merma de derechos como reunión y manifestación. Con una gestión de la crisis sanitaria desastrosa por parte del régimen borbónico y las políticas de salvamento del moribundo capitalismo en marcha en Españistán.

Reiteradamente nos hablan de prepararnos para la nueva normalidad, que el mundo cambió, que ya nada será como antes, que tendremos que adaptarnos, pero nadie nos dice cuál será el cambio ni cómo será la nueva normalidad, sabemos cómo era la anterior normalidad, que para unos pocos era muy buena y para la gran mayoría era muy mala, si es que va a ser nueva debería cambiar, no puede ser, en muchos aspectos el volver al pasado, a la ausencia de derechos.

Según un estudio de la Xarxa Vives d’Universitats, publicado en mayo de 2019, la digitalización en el proceso de enseñanza-aprendizaje no supera el 5% en nuestras Universidades. El RD 463/2020 de 14 de marzo, que confundió una Emergencia de Salud Pública con un Estado de Alarma, suspendió la actividad educativa presencial de todos los niveles sustituyéndola por modalidades a distancia y “online” para las que ni la Universidad, ni mucho menos el resto de niveles de la enseñanza, estaban preparados.

Es un lugar común de nuestros debates preguntarnos cuál será la causa que puede llegar a provocar la crisis revolucionaria, ¿por dónde y por qué razón saltará la chispa que levante a las masas contra el sistema que las explota y oprime? Debate necesario, pero que si no les trasciende porque se hace con voluntad real de intervenir políticamente entre ellas, ejerciendo el papel de dirección revolucionaria que nos corresponde desarrollar como Partido de Vanguardia, acaba siendo un pasatiempo de mesa camilla para aliviar conciencias inquietas.

Publicamos la tercera y última separata del Unidad y Lucha de mayo para cerrar la edición de este mes.

 

Hace meses meditábamos con la caída de Thomas Cook, aquel gigante del turismo, que, a lo mejor, lo único que hizo fue adelantarse a otra de las crisis cíclicas del capitalismo.

 
Primer desfile de la Victoria, Moscú 1945

Unión Soviética, si juntáramos
toda la sangre derramada en tu lucha,
todo lo que diste como una madre al mundo
para que la libertad agonizante viviera,
tendríamos un nuevo océano
grande como ninguno
viviente como todos los ríos,
activo como el fuego de los volcanes araucanos.

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