Vivimos en un mundo en guerra y la mayor parte de la población no es consciente de ello. Vemos y oímos noticias de la guerra de la misma manera, que vemos y oímos cualquier otra intrascendente o banal. El horror ajeno, si no es próximo, ya no nos conmueve.

Hoy día se reconocen 56 conflictos armados, 10 de ellos de alta intensidad, 250 mil víctimas anuales, la mayoría civiles y entre 85 y 100 millones de desplazados.

Este es el resultado de la lógica de belicista, del empleo sistemático de la guerra para alcanzar cualquier objetivo o resolver cualquier conflicto. Quien disponga de la mayor fuerza bélica puede decidir sobre los demás y someterlos a sus intereses.

En esta lógica, los acuerdos y tratados son meras estrategias para ganar tiempo o para contentar a la opinión pública. Así sucedió con los acuerdos de Minsk en 2014 y 2015, que hubieran evitado la guerra en Ucrania.

La lógica belicista ordena, estructura y subordina, la economía, la política, las instituciones y el orden ético y moral. Su instrumento fundamental es el complejo militar industrial, mundial, alimentado con un presupuesto anual de 2,44 billones de dólares, superior al PIB de Canadá, Brasil o Rusia. Cerca del 40% corresponde a los Estados Unidos, con 991 mil millones, equivalente a la suma de los 11 siguientes países, entre los que se encuentran, China, Rusia, India, Alemania, Reino Unido y otros. Un presupuesto que no ha dejado de crecer desde la cumbre de la OTAN en 2014, hace ya ocho años.

Su infraestructura y organización es de las mismas dimensiones; los EE.UU. cuentan con más de 750 bases militares en más de 80 países, han dividido el mundo en 11 comandos que controlan el mar, la tierra, el espacio, el ciberespacio y otros ámbitos, convirtiéndolos en teatros de guerra.

La lógica belicista cuenta con una estrategia para acabar con quien se designe como enemigo: Criminalizar, aislar y destruir. Criminalizar, para deslegitimar y presentarlo como una amenaza, haciéndole responsable de su destrucción; criminalizar también a quien lo defienda. Aislar, para debilitarlo mediante guerras económicas, políticas e ideológicas. Destruirlo por cualquier medio, sin ningún límite, como ocurre actualmente en Palestina, pero también como ocurrió en Yugoslavia, Libia, Irak, Siria y tantos otros.

 

Al otanista Zelensky y su guerra de la OTAN contra Rusia en suelo ucraniano no parece irle bien. Se desmorona el frente y han aplazado su gira recaudatoria por la península. No obstante la denuncia del apoyo del Gobierno PSOE/SUMAR y el blanqueamiento del nazifascismo ucraniano, así como las restantes aseveraciones, siguen siendo vigentes.

Ante el indecente anuncio de que el Presidente de Gobierno Pedro Sánchez recibirá,  próximamente,  al  títere fascista ucraniano Valodimir Zelensky para firmar un acuerdo de seguridad entre Kiev y Madrid, el Comité Ejecutivo del Partido Comunista de los Pueblos de España, DENUNCIA con profunda indignación, su más rotundo rechazo a cualquier compromiso del Gobierno de España que implique apoyo militar, ya sea con armas,  económico,  de equipamiento, de capacitación o de  asesoramiento al régimen fascista  ucraniano encabezado por el criminal Zelensky.  Avanzando y profundizando así en la colaboración que viene desarrollando con el régimen ucraniano y que hasta el momento ha supuesto el envío de armas y el entrenamiento de tropas. Con este Acuerdo militar bilateral, se refuerza ahora de modo descarado la implicación en la guerra de la OTAN

Cuando las condiciones de vida de  la clase trabajadora se hacen ya insoportables para una mayoría, los servicios públicos caminan a marchas forzadas hacia el desmantelamiento y la privatización y los salarios y las pensiones del pueblo trabajador no llegan a fin de mes, el Ministerio de Defensa del Gobierno PSOE/Sumar, como consecuencia de la pertenencia del Reino de España a la OTAN y la UE, no cesa de incrementar los gastos militares para cumplir con las exigencias impuestas. España prevé para 2024 un gastó de 15.000 millones, importe al que habría que sumar el gasto oculto de otros ministerios, que el año pasado triplicó las previsiones de los presupuestos, superando los 40.000 millones.

Entre el 6 y el 9 de junio del 2024 se celebran las próximas elecciones al parlamento europeo y el PCPE concurrirá con una propuesta a favor de los derechos del pueblo trabajador, o lo que es lo mismo, una propuesta absolutamente diferente a las que realizarán el resto de los partidos del sistema.

Que el proyecto imperialista de la Unión Europea se encuentra en crisis es un secreto a voces que se ha intentado tapar dándole a la maquinita de los billetes a través de los fondos europeos “Next Generation” y el odio irracional hacia Rusia.

Un proyecto en crisis siempre intenta a la desesperada la búsqueda de alternativas, y esas alternativas en el caso de la Unión Europea pasan por la búsqueda de un enemigo común al que “echarle el muerto” de la crisis: Rusia (y después vendrá China).

El belicismo y el chovinismo desbocado no suelen ser buenos augurios de lo que está por venir (las declaraciones del pasado 17 de marzo de nuestra ministra de la guerra Margarita Robles son un buen ejemplo1), más bien suelen ser el preludio de la reacción y la guerra en la que nos quieren meter. Nadie hablará en estas próximas elecciones europeas sobre el apabullante incremento del gasto militar 2 en la Unión Europea porque el capitalismo necesita la guerra para sobrevivir y por supuesto tampoco nadie hablará sobre la presencia de las más de 450 bases yanquis en 15 de los 27 estados miembros. Perdón, si que habrá una honrosa excepción: el Partico Comunista de los Pueblos de España.

La economía de guerra que se pretende instalar en todos los estados de la UE necesita un trasfondo apocalíptico que haga entender a la población porqué se gastan el dinero en tanques y aviones en vez de en vivienda, ayudas a la dependencia, sanidad o educación. Todo ese trasfondo requiere altas dosis de embrutecimiento de las masas a través de los medios de desinformación porque no hace falta ser especialmente previsor para entender que quienes acudiremos a sus guerras seremos las y los hijos de la clase obrera.

El próximo 12 de mayo el President de la Generalitat, Pere Aragonés, ha convocado elecciones anticipadas con la excusa de no poder aprobar los presupuestos autonómicos por la negativa del grupo parlamentario de En Comú Podem a pactarlos.

Este adelanto electoral es reflejo del callejón sin salida político en Cataluña, donde los ejes Cataluña-España e izquierda-derecha están por definir, a causa de la incapacidad por recuperar el proyecto unitario de las corrientes del entramado independentista para enfrentar la propuesta del PSOE para el retorno a un recuperado autonomismo con mejor financiación (incluyendo ley de amnistía), pero alejado del estado republicano independiente que ansiaba la burguesia catalana para ejercer su modelo de explotación capitalista.

La supuesta pugna por si se incluía o no en los presupuestos las partidas destinadas a realizar el proyecto especulativo del Hard Rock en Tarragona, es sólo la excusa pactada entre ERC y En Comú Podem para avanzar las elecciones e intentar encontrar unas nuevas mayorías parlamentarias del orden sistémico. La fracción burguesa que ha renunciado a la ruptura con el Estado monárquico necesita un gobierno que permita completar lo pactado en Madrid, dando legitimidad electoral y encaje en España del nuevo ciclo autonomista, fruto de la derrota temporal del proyecto independentista.

En este escenario, el voto nulo se plantea como una táctica de lucha consciente. El PCPC llama a la clase obrera y a todos los sectores oprimidos a utilizar el voto nulo no como una muestra de apatía política, sino como una negativa activa a validar un sistema que perpetúa la explotación de la clase obrera y las capas populares. Al emitir un voto nulo, el individuo expresa su rechazo a la ilusión de elección en un contexto controlado por intereses burgueses.

Asistimos los últimos diez días a una durísima ofensiva mediática de la prensa burguesa, que insiste en situar el debate en la salud mental del Presidente y los aspectos emocionales y humanos, mientras el pueblo palestino es arrasado desde hace meses por el ente sionista con armas occidentales. Tremendo.

Hay que reconocer la habilidad de Pedro Sánchez, para desactivar a una derecha reaccionaria y sin escrúpulos, que demuestra una vez más la putrefacción de las estructuras del estado español y su continuidad con el anterior régimen franquista.

Pero más allá de telenovelas, conspiraciones sobre Israel, Pegasus o sobre si alguien en la Moncloa está triste, mientras tanto la POLÍTICA GRANDE sigue abriéndose paso delante de nuestras narices: El incremento del gasto militar, la sumisión a la OTAN y a la Unión Europea de los monopolios.

Hablemos en plata, el PCPE va a colocar aquí algunos aspectos objetivos. Palpables e innegables.

Esta es una cuestión de mantener SÍ O SÍ la estabilidad de un gobierno que, para el beneplácito del gran capital, sigue garantizando la desmovilización de las masas trabajadoras, con la complicidad de los grandes aparatos sindicales, para seguir en la senda belicista que mandata la OTAN y preparar los duros ajustes antisociales que impondrá la Unión Europea para devolver los fondos Next Generation.

Ciertamente, la victoria pírrica de la socialdemocracia el 23J demostró sus limitaciones serias a finales del 2023, con la derrota de la reforma del subsidio por desempleo y las dificultades con los partidos catalanes en la negociación de los presupuestos generales (finalmente prorrogados). Teniendo en cuenta la grave crisis general y estructural del capitalismo, y la necesidad las reformas que antes mencionábamos, la estabilidad del capitalismo español no podía permitirse que titubeara el gobierno que mejores resultados le ha dado para la desmovilización y la destrucción del tejido social de protesta en los últimos 15 años (todos y todas sabemos las dificultades que existen hoy para la lucha). Por esta cuestión, la dictadura del capital y su tremendo aparato de alienación mediática, siguen situando lo ocurrido en un plano personal, mientras que las cuestiones relevantes siguen pasando por delante sin que se señalen de forma adecuada.

Ya Karl Marx tuvo claro que la sociedad burguesa sería capaz de destruir capital con la intención de comenzar un nuevo proceso de acumulación capitalista.

La guerra es el recurso “último” del capitalismo para restaurar la dinámica de acumulación y romper, por un lado, el ciclo económico en su fase depresiva y a la vez, quebrar la estructural caída tendencial de la tasa de ganancia.

No es nada original decir que la guerra es la salida natural de la crisis económica del capitalismo. Ya Karl Marx tuvo claro que la sociedad burguesa sería capaz de destruir capital con la intención de comenzar un nuevo proceso de acumulación capitalista. No es solo una cuestión de conquista de mercados; al fin y al cabo, esto es una consecuencia de la guerra desde siempre, el llamado “botín de guerra”.

Para entender la guerra en este “mundo civilizado” del capitalismo con sus “democracias” y “lecciones morales” hay que profundizar en las raíces económicas del mismo y su funcionamiento, algo que Marx y Engels desentrañaron con su crítica a la economía política y que Lenin profundizó y actualizó con su comprensión del imperialismo.

Quienes nos aferramos a las posiciones revolucionarias porque entendemos que es la única opción capaz de cambiar el devenir de violencia, destrucción y penuria que aguarda a la humanidad, tenemos que contribuir a la transmisión del conocimiento y análisis de los elementos que subyacen a la guerra. Solo así podremos frenar la barbarie a que nos conduce este sistema agónico. No nos vale con un pacifismo ignorante y utópico. Obviar las causas es someternos a las consecuencias.

Por ello, y ante la improbable cuestión de un derrumbe sistémico, que, sin una intervención exógena, se llevaría a cabo por sí mismo, debemos actuar desde la defensa de los pueblos, del planeta ante la irracional violencia del Capital al final de sus días. Esa intervención está condicionada a entender los mecanismos últimos de salvaguarda del capitalismo y lo que podría ser su máxima: “Sin mi, nadie”.

Guerra y crisis

Hay quienes defienden que tras cada crisis del Capital, una guerra asoma por el horizonte. Por ejemplo, la Guerra del Golfo, como expresión de la crisis de los años 90 a 92. En este mismo marco temporal, las guerras de Yugoslavia.

Otro ejemplo lo podemos encontrar con la invasión de Afganistán por la OTAN capitaneada por Estados Unidos desde 2001 o la agresión a Irak de 2003. La economía de Estados Unidos entró oficialmente en recesión en el mes de marzo de 2001.

En este 2024, en el que el capital sumido en su crisis estructural no encuentra otra salida que la guerra para aumentar su tasa de ganancias, para el conjunto de la clase obrera sigue siendo una necesidad mantener el carácter revolucionario del Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras. El conjunto de la clase, desde su independencia ideológica y política, debe recuperar dicho carácter de lucha del 1.º de Mayo. No debe consentirse que este sea un día más en el calendario, de quienes pretenden que el día internacional de la clase obrera se considere una romería festiva, carente de ideología revolucionaria.

La clase obrera está sufriendo de forma violenta las consecuencias de la profunda crisis general del capitalismo, sistema socio-político amenazado por una situación que no favorece sus intereses y que no duda en dirigirse hacia una guerra global que pone en peligro la vida de la humanidad.

Vivimos una realidad histórica en la que el criminal capital, aplicando su inherente lógica, con la que intentar remontar su crisis de modelo de sociedad, destruye las fuerzas productivas llevando a la clase obrera a una situación de paro, sobreexplotación y miseria. Millones de obreras y obreros son sometidos a niveles inhumanos de explotación, bajos salarios, ritmos frenéticos de trabajo, precariedad contractura y un largo etc. de situaciones que hacen de la vida de la clase obrera un túnel de precariedad y marginalidad.

El capital pretende superar su insalvable crisis con medidas políticas, leyes, que palien su moribunda existencia, para lo que, los gobiernos de turno, en esta ocasión PSOE-SUMAR, implementan leyes privatizadoras de todos los servicios públicos destinados a mejorar la vida de la clase obrera: servicio de asistencia a la tercera edad y discapacidad, servicios de correos y postal, trasporte y comunicaciones, sanidad y sistema publico de pensiones. Todos estos servicios que, a través de la lucha de clases, el proletariado, la clase obrera, arrebataron al capital, nuevamente, a través de la gestión de los gobiernos socialdemócratas y conservadores, todos ellos agentes al servicio del capital, vuelven a ser robados al pueblo.

La vieja y decadente Europa va por un tobogán hacia su propio fin. Este fin no es otro que el fin del imperialismo como fase final del capitalismo, pero mientras se produce van a surgir monstruos (como dijera Gramsci), monstruos por doquier. Entre esos estarán los monstruos payaso, como Milei, pero peor aún son los monstruos que está creando la Europa de la OTAN y la UE.

A la prohibición de defender públicamente a Palestina en países como Alemania se van sumando más y más ridículos.

El último, o penúltimo que seguro que habrá más, ha sido la detención (o retención) de un héroe palestino, no, no un héroe al estilo americano que con su cañón multitubo debajo del brazo mata a todos los “malos”, no, un héroe de los de verdad, al estilo cubano, con bata blanca y estetoscopio. Un médico, el reconocido cirujano Abu Sittah.

Simplemente, no se le ha dejado entrar en Alemania, se le retuvo en el aeropuerto cuando tenía una invitación oficial para acudir a la “Conferencia Palestina: les someteremos a juicio”. Para colmo, en un ejercicio supremo de libertad, la conferencia fue cancelada y varias personas que iban a participar en el evento fueron arrestadas. El famoso muro parece que estaba defendiendo a la gente del fascismo europeo y aún así nos hicieron creer que había que derribarlo para liberar a los pobres alemanes del este. ¡Cuánta ingenuidad de la izquierda caniche, de los eurocomunistas, de los pijoprogres! Seguro que ahora se van todos a defender a los palestinos…segurito, les va a faltar tiempo para ni siquiera intentarlo y segurito también que van a demoler el muro que aprisiona a los territorios palestinos, y de camino, el muro de la frontera mejicana…

Y es que en esta Alemania hay tanta libertad como en el resto de Europa, la libertad es sólo la libertad de los suyos, la de los capitalistas y sus lacayos.

Hasta la ONG Human Rights Watch (que tiene más pinta de ser una sucursal de la CIA), ha llegado a criticar a la UE en marzo de este año, aunque no ha sido por apoyar a Zelenski (que no va a celebrar elecciones y se apoya en nazis) ni por apoyar al genocidio que comete a Israel, no, ha sido por apoyar a al-Sisi, el presidente de Egipto, al que los mismísimos norteamericanos colocaron allí.

Por fin podemos decir que, definitivamente, concluímos el periodo de transición que iniciamos hace ya más de un año (ver fecha aprox) hacia la renovación del diseño de Unidad y Lucha. Un periodo de transición en el que necesitábamos ver reflejados los resultados sobre el mismo material impreso con el que elaboramos cada mes nuestro órgano central y que finalizó en enero de 2024 (comprobar), con el ejemplar número 422 (comprobar), elaborado en su totalidad con la nueva maquetación. Transición que se ha alargado algo más de lo previsto en el tiempo, y que es reflejo del intenso y constante trabajo que lleva a cabo la totalidad del Equipo de Unidad y Lucha en diversas tareas. Equipo al que, desde estas líneas, llamamos a formar parte, tanto a militantes como a simpatizantes, ya sea en labores de revisión de artículos, maquetación, elaboración de contenidos,etc., para seguir incrementando las capacidades de nuestra prensa, hoy más necesaria que nunca.

Desde la Comisión de trabajo que asumió esta tarea, se ha apostado por una línea más dinámica y ligera, tanto en el diseño como en las fuentes, que esperamos que sea bien acogida por quienes cada mes apoyan a Unidad y Lucha mediante la suscripción del periódico y la difusión de sus artículos.

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