Todo depende de la clase social con que se mira

Los recientes conflictos obreros en las subcontratas de una empresa privatizada, como Telefónica; o de otra todavía pública, pero en franco proceso de desmantelamiento, como Correos (ambas pertenecientes a sectores estratégicos), no son sino parte de las nefastas consecuencias para el pueblo trabajador de la “liberalización” del comercio de servicios, que condujo a la privatización de servicios públicos esenciales en toda Europa desde mediados los años 80 del siglo XX.

La ley que han aprobado, con una redacción que se caracteriza por ser represora de los derechos de la clase obrera y de los sectores populares, estableciendo innumerables trabas para la defensa de nuestros intereses, sólo sirve para calificar como peligroso aquello que no encaja en sus reglas.

El Parlamento español ha decidido, por mayoría absoluta, aprobar la Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, para garantizar la seguridad ciudadana, amparándose en lo que denomina una de las prioridades de la acción de los poderes públicos, el modelo de Estado de Derecho instaurado por la Constitución de 1978.

El 27 de septiembre de 1975 la dictadura gastó sus últimas balas en fusilar a cinco militantes antifranquistas, dos de ETA y tres del FRAP.

Comienza un nuevo curso político plagado de amenazas para la clase obrera, tanto a corto como a largo plazo. El resultado de los próximos procesos electorales tendrá gran importancia en el proceso de reorganización y actualización del Estado Español, sacudido por la crisis capitalista y por su reflejo en la cúspide del capitalismo español.  

De la crisis económica a la crisis en la cúspide

Tras más de seis años de intensa crisis capitalista, en los que el PIB retrocedió un 7,3 % (2008 – 2013), el bloque dominante se vio sacudido por una crisis política que puso en evidencia el agotamiento de los pactos alcanzados en la transición del fascismo a la democracia burguesa. Los de arriba tomaron conciencia con rapidez de que no podían seguir gobernando como antes. Se intensificaron las contradicciones y la pérdida de legitimidad de la institucionalidad burguesa: la monarquía, el sistema de partidos políticos y la propia organización del Estado, incluido el aspecto territorial, necesitaban adecuarse a los cambios que venían operando en la base económica de la sociedad.   

Ante la intensificación de la mal llamada “crisis migratoria” surgieron voces de gobernantes, políticos y supuestos expertos en el tema asegurando que este no era un problema europeo sino africano o, en todo caso del Medio Oriente.

La estremecedora imagen del niño kurdosirio yaciendo inerte en una playa de Turquía luego de que naufragara la barcaza en que junto con su familia intentaba llegar hasta la isla de Kos, en Grecia, conmovió a la opinión pública mundial y puso de relieve el inmenso drama humanitario que se está desenvolviendo en el Mediterráneo.

UyL: Hola, Carmelo. Comienza un nuevo curso político marcado por la cercanía de las elecciones catalanas y de las Generales, ¿cómo contempláis en el PCPE lo que puede deparar este escenario político?

En este nuevo curso político esas dos convocatorias van a expresar los intereses en juego de ciertos grupos, y la correlación de fuerzas entre ellos, en su disputa por tratar de asignarse un espacio en la gestión del sistema capitalista. En cierta medida pondrán de manifiesto el grado de estabilidad del sistema, y sus mayores o menores necesidades de renovación dentro de los límites de la dominación capitalista, así como la entidad de los sujetos que se prestan a ello.

Mucho se habla del problema de los refugiados, sin embargo, poco –o para mal- se habla del problema de la guerra.

Todos nos hemos estremecido cuando hemos visto las imágenes de niños muertos en las tierras de la vieja Europa, no obstante, esta es la realidad diaria en los países azotados por la guerra imperialista.

El sector lácteo gallego, sacudido por continuas crisis desde la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, atraviesa ahora una situación insostenible.

Las explotaciones luchan a duras penas por la supervivencia, entre el encarecimiento de los insumos durante los últimos años y el abaratamiento de los precios en origen por debajo de los costes de producción. Se encarecen el combustible, la electricidad, los fertilizantes y suben los piensos debido al  aumento del precio de los cereales en las lonjas que marcan el precio mundial.

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