El 11 de septiembre, fecha inculcada por el imperialismo norteamericano por las torres gemelas, por sus autoatentandos o por los atentados de falsa bandera, o por tantas mentiras como cuentan, tiene otro significado en América Latina: el infame golpe de estado de Pinochet en Chile y con él toda la represión en los años posteriores, una represión marcada por unos excesos de violencia nunca vistos. Una violencia aprendida en la tristemente célebre Escuela de las Américas.

Nada mejor que las palabras de Eduardo Galeano en Memorias del Fuego:

Desde hace tiempo se está evidenciando la distorsión que el capitalismo introduce en el conocimiento científico y en especial a la llamada «medicina basada en la evidencia» 1 . Poderosos intereses económicos deciden qué se investiga, qué se fabrica y qué no, privando a la humanidad de avances que su propio desarrollo podría ofrecerles. La determinación ejercida por el objetivo prioritario del lucro empresarial, que se paga con millones de muertes prematuras y enfermedades evitables, afecta decisivamente a la producción de medicamentos 2 . Como se viene denunciando repetidamente, incluso se inventan nuevas patologías – es decir, se etiquetan enfermedades inexistentes – para poder prescribir determinados medicamentos, especialmente en la enfermedad mental 3 .

¡Americano, Inglés, Alemán, te recibimos con alegría!

¡Marroquí, senegalés, ecuatoriano, tú mejor quédate en tu casa que nos contagias!

Desde la fase de desescalada de esta pesadilla pandémica hemos visto cómo en los medios de desinformación se habla maravillas sobre el turismo y lo necesario que es para nuestro subsistir. Necesitamos abrir fronteras y recibir a los europeos guays para que dejen su dinerito en nuestra costa. Noticias y noticias sobre nuestra hostelería, vuelos y cuarentenas obligatorias para unos y no tan obligatorias para otros.

Igual que ocurrió en el año 2008, la vieja socialdemocracia aposentada en el gobierno de España se encuentra con la misión histórica de gestionar la crisis económica del capitalismo, esta vez en coalición con la nueva versión de ella misma. Lo hará como entonces, de la forma menos gravosa y más beneficiosa para los intereses de la oligarquía.

Pedro Sánchez, como máximo representante del ejecutivo y siguiendo los pasos de Fausto, ha vendido a la Unión Europea, en el papel de Mefistófeles, las almas de las y los trabajadores del Estado Español que ingenuamente pusieron sus esperanzas de cambio en esta mal llamada izquierda.

En medio de la pandemia de la Covid-19, el Partido Comunista Portugués (PCP) realiza la Fiesta de Avante que tubo su primera convocatoria en 1976 y que este año acogerá, como siempre, a decenas de miles de personas entre los días 4 y 6 de septiembre.

Con el lema “más espacio, cultura, alegría y confianza”, el PCP ha adoptado todas las medidas de control sanitario, para favorecer un encuentro del pueblo portugués con su partido comunista, donde lo político, lo cultural, lo organizativo, destacan en un ambiente que recibe asimismo a una gran cantidad de visitantes de otros países.

Es a su vez, también un encuentro de organizaciones comunistas y obreras de muchos países, que asisten invitados expresamente por el PCP. En este aspecto, el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) estará presente con una delegación oficial y otra de la Juventud Comunista de los Pueblos de España (JCPE).

La Fiesta de Avante mantiene la mejor tradición de este tipo de encuentros populares que tuvieron un gran protagonismo político en la década de los 70 en los países occidentales europeos, y que, en algunos casos relevantes, han ido decayendo, principalmente por la deriva ideológica de sus convocantes que se instalaron en el reformismo y el oportunismo.

En cualquier sociedad, las ideas, creencias, ética y valores que tienen hegemonía y que dominan la vida social y cultural están producidas por la clase dominante del momento histórico. En las sociedades capitalistas la ideología dominante es la de la burguesía. Toda la ideología de ésta clase dominante, todas sus ideas, su ética y valores penetran en la mente de la clase explotada y oprimida impidiéndole así desarrollar sus intereses reales.

 

A principios de agosto, el rey emérito Juan Carlos I huyó de España debido a las investigaciones por las comisiones ilegales que podría haber cobrado para que compañías españolas construyeran un tren en Arabia Saudita. Fue inaugurado en 2018, pero la firma del acuerdo se remonta a 2011, cuando doce compañías españolas y dos saudíes ganaron un contrato de 6.740 millones de euros para poner en funcionamiento un tren de alta velocidad que conectara las ciudades de La Meca y Medina, dos ciudades sagradas para el Islam.

Pau trabaja en remoto para una empresa que desarrolla software de control logístico. Además, participa activamente en comunidades de desarrollo y mantiene distintos componentes de software libre. Uno de esos componentes, una biblioteca para representar gráficas y datos estadísticos en aplicaciones web, ha cosechado cientos de estrellas en Github y recientemente ha sido adoptado por su propia empresa, proporcionándole con ello una buena dosis de satisfacción personal.

Tras terminar su jornada, Pau no apaga el ordenador. Hace un par de semanas alguien con nombre de usuario Mattias abrió una “issue” en su componente por un problema de compatibilidad con navegadores. Pau empezaba a sentir cierta ansiedad porque no le gusta dejar de lado su proyecto demasiado tiempo. Está a cargo del mantenimiento y siente que es su responsabilidad responder a las “issues” y “pull requests” tan pronto como sea posible. Aunque le cueste reconocerlo, en el fondo percibe que le va en ello, aunque sea un poco, su propia reputación profesional. Reconoce que, a día de hoy, “tu perfil de Github es tu mejor currículum”, pero si contribuye al software libre es sobre todo porque siente que está ofreciendo algo a la sociedad. Dedicándote al software, ¿qué puede haber más altruista que compartir tu código?

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