Philip Guston (Canadá), Gladiators [Gladiadores], 1940.

En mayo de 2021, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, y el alto representante de la ONU para asuntos de desarme, Izumi Nakamitsu, escribieron un artículo instando a los gobiernos a recortar el excesivo gasto militar en favor de aumentar el gasto en desarrollo social y económico. Sus sabias palabras no fueron escuchadas en absoluto. Recortar el dinero para la guerra y aumentar el dinero para el desarrollo social, escribieron, «no es un ideal utópico, sino una necesidad alcanzable». Esa frase —no es un ideal utópico, sino una necesidad alcanzable— es esencial. Describe el proyecto del socialismo casi a la perfección.

Nuestro instituto lleva casi cinco años trabajando, impulsado precisamente por esta idea de que es posible transformar el mundo para satisfacer las necesidades de la humanidad dentro de los límites de la naturaleza. Hemos acompañado a movimientos sociales y políticos, escuchado sus teorías, observado su trabajo y construido nuestra propia comprensión del mundo basándonos en estos intentos de cambiarlo. Este proceso ha sido esclarecedor. Nos ha enseñado que no basta con intentar construir una teoría a partir de teorías anteriores, sino que es necesario comprometerse con el mundo, reconocer que quienes intentan cambiarlo son capaces de desarrollar los fragmentos de una evaluación de este, y que nuestra tarea como investigadores del Instituto Tricontinental de Investigación Social es construir una visión del mundo con esos fragmentos. La visión del mundo que estamos desarrollando no se limita a comprender el mundo tal y como es, sino que también se apodera de la dinámica que trata de producir el mundo tal y como debería ser.

 

El mes de Diciembre comienza con el resultado del expediente abierto en mayo de 2021 a Joaquín Leguina (expresidente de la Comunidad de Madrid entre 1983 y 1995) y al exlíder de los socialistas vascos Nicolás Redondo Terreros por su apoyo a Isabel Díaz Ayuso en las elecciones autonómicas madrileñas al haberse fotografiado con ella en la visita que dentro de su agenda institucional la presidenta madrileña realizó a  la Fundación Alma Tecnológica, en la que ambos ocupan cargos de responsabilidad.

La diferencia de resultado entre ambos se debe según fuentes del PSOE a que en el caso de Redondo Terreros se aceptaron las alegaciones que presentó en la apertura del expediente y entendieron que “no había solicitado el voto para el PP” a lo que siguió una declaración del exdirigente socialista vasco considerando que el archivo de su expediente “apuntala un amplio margen de discrepancia en el seno del PSOE”.

Leguina en cambio señala que “es una forma de decir que me quieren expulsar. No es una expulsión propiamente dicha” y advierte: “Si Pedro Sánchez piensa que con estos métodos me va a callar la boca que vaya pensando en otra cosa”. Añade: “Solo dije que no votaría al PSOE. Creo que la reacción del partido no es justa. Ahora parece que la culpa de la derrota estrepitosa la vamos a tener los viejos de la casa...El fracaso no proviene solo de una campaña electoral errática y malísima, sino de las amistades peligrosas que tiene Pedro Sánchez con los separatistas de Cataluña y con Bildu en el País Vasco. No creo que ningún ciudadano de Madrid vea con buenos ojos esta unión a partidos que están en contra de la unidad democrática y la Constitución”.

Como a río revuelto ganancia de pescadores el anterior líder del PP Pablo Casado abrió públicamente la puerta a ambos: “dos socialdemócratas patriotas que siempre serán bienvenidos en este espacio de concordia”.

 

A estas alturas, hablar de los premios Nobel es como hablar del cuento de Caperucita Roja (encarnada en tiempos de franco, que lo de rojo estaba prohibido). Si son los amigos de Caperucita los que te lo cuentan, el lobo siempre será el malo.

Los premios Nobel de la Paz han ido desbarrando año tras año tras su creación. Obviamente tenían en sus inicios, un tinte eurocentrista que apestaba, después se unieron los EE.UU., pero ahí se llevaron proponiendo candidatos año tras año, a cual más disparatado.

Adolf Hitler fue nominado en una única ocasión. Sucedió en 1939. Fue nominado para el Premio Nobel de la Paz por un miembro del parlamento sueco, E.G.C. Brandt. Porque se ve que en Suecia, hay muchos que se hacen el sueco, y más nazis, que suecos en la mayor parte de las ocasiones. El reino del capitalismo bueno tiene su historia negra, negrísima, que ahora va a blanquear sumándose a la OTAN. ¡Ahí es ná!

No es hasta 1960 que se entrega el nobel de la paz a un sudafricano, el primero, y quizás con cierta razón esta vez.

En 1973, en un ataque nini, los nobles señores del premio nobel, adjudican ad ex aequo, el nobel de la paz a Henry Kissinguer y al vietnamita, Le Duc Tho (que rechazó tan distinguido premio), un premio que equiparaba al asesino con el asesinado; el colmo del cinismo.

Después vino el premio a Sakharov y más tarde a Gorbachov, y a Lech Walesa…vamos que a comunistas no muchos, por no quitarle el valor a Nelson Mandela, pero que la cosa va de anticomunistas pacíficos la mayor parte de las veces.

Desaparecida la URSS, parece que los premios a presidentes norteamericanos tenía que ser obligatorio, así vino el premio a Jimmy Carter y a Obama, después de bombardear varios países durante su mandato, que debe ser que el silencio de los muertos cuenta como paz, o que, a lo mejor, sus halcones querían bombardear más y él no los dejó.

En 2022, después de Eurovisión, también se le dio el nobel por la paz al Centro para las Libertades Civiles de Ucrania.

 

Humanidad y comunicación van siempre juntos. Somos seres obligados a fabricar para poder subsistir y por eso la historia humana es la historia de su capacidad productiva o, mejor dicho, el conflicto entre la producción y la forma en que se produce. Ahora bien, junto con las manos con las que siempre hemos trabajado, disponemos de la voz con la que nombrar, organizar, repartir, dar órdenes o maldecir. Toda forma de producir ha llevado aparejada una forma de comunicar, desde las pinturas de las cavernas, pasando por los frescos de las catedrales, luego la imprenta y llegando hasta los medios de comunicación de masas del siglo XX. La comunicación ha creado orden, el mensaje posibilita la audiencia a la vez que la controla. Así, el poder necesita del relato con el que enmascarar sus formas de dominación, pero, a día de hoy, más de uno se aventura a pensar que la actual comunicación en redes nos libera del poder de un solo emisor, ahora todo el mundo emite y recibe los mensajes que desea. ¿Hemos llegado entonces a la disolución de las formas históricas de dominación, al fin de la hegemonía o, por el contrario, a su forma más refinada?

Disponer de un espacio donde facilitar el entendimiento mediante el debate es una cosa, y otra bien distinta es disponer de un espacio donde expresar lo que se quiera, anónimamente o no. Lo primero es una fórmula que siempre manejan aquellas entidades que tienen poder, lo segundo puede parecer edificante, pero en realidad es una forma de controlar la expresión, de homogeneizar todo mensaje al situarlos en un mismo contexto, de manera que celebraciones, protestas, recuerdos, quejas, declaraciones de amor y cualquier otra cosa, se hacen random, forma aleatoria de mostrar cosas que a fuerza de mezclarlo todo ya se emplea casi como sinónimo de raro. Tener libertad para expresar las contradicciones sociales en un espacio en lo que todo se puede expresar neutraliza su mensaje, su causa sigue estando ahí, pero su definición se ahoga entre los millones de mensajes que circulan en las redes.

Como en la serie El Padrino, el Padrino de la noche mallorquina empezó su declive, así que aún quedan partes por ver, secuelas y precuelas.

El capital no entiende de reglas, para conseguir mantener su tasa de ganancia hará lo posible y hasta lo imposible, Dentro de estos supuestos “imposibles”, están las ilegalidades. Vamos, que hacen trampas hasta a las propias leyes que crean.

Cuando esas características generales se unen a una zona donde la historia es como mínimo oscura, nos encontramos con que las Baleares, ese paraíso natural, lleno de gente encantadora y trabajadora, se ha convertido en la sede ejemplar de la corrupción. No es de ahora, recordemos que aquí tiene su origen Joan March, el empresario, que siendo un estraperlista financió el golpe de estado de 1936, y todavía hoy (ni ley de memoria histórica, ni otros timbales) tiene una avenida en Palma

Bartolomé Cursach Mas (la famosa discoteca BCM, lleva sus siglas) y su negocio nocturno acapara todas las suciedades propias de una sociedad capitalista en proceso de descomposición. Ocio nocturno y todo lo que conlleva: excesos, drogas, prostitución, corrupción policial, política y económica. Y pone de manifiesto que es más fácil ascender con contactos que con trabajo y formación (el ascensor social que querían los podemitas se cae por falta de licencia de obras).

La reciente polémica sobre la derogación del delito de Sedición es un ejemplo casi perfecto de cómo, tanto los partidos políticos del sistema como sus respectivos grupos mediáticos afines, son capaces de centrar el debate en las cuestiones que a ellos les interesan. Parece que solo hubiera dos posturas: si eres progresista, debes estás a favor para apoyar el diálogo en Cataluña; si eres conservador o españolista, te opones porque es una cesión al independentismo.

Pero apenas se habla de lo que realmente afecta a la clase trabajadora y al movimiento popular. La derogación del delito de Sedición afecta principalmente a las élites catalanas juzgadas y condenadas por el Proces del 1-O. Pero poco o nada se comenta sobre la reforma del delito de Desórdenes Públicos, que se aplica de forma mucho más masiva a la protesta social.

Según la reforma legal propuesta por el supuesto gobierno más progresista de la historia, se modificaría el artículo 557 del Código Penal, ampliando los casos en los que se puede condenar por el delito de Desórdenes Públicos. Antes se aplicaba sobre quienes “ejecutaran actos de violencia sobre las personas o sobre las cosas, o amenazando a otros con llevarlos a cabo”, ahora se aplicaría a quienes “ejecuten actos de violencia o intimidación: (a) sobre las personas o las cosas; u (b) obstaculizando las vías públicas ocasionando un peligro para la vida o salud de las personas; o (c) invadiendo instalaciones o edificios alterando gravemente el funcionamiento efectivo de servicios esenciales en esos lugares”.

 

La todavía vigente Ley Orgánica 6/2001 de Universidades (LOU) establece que el Personal Docente e Investigador (PDI) contratado no podrá superar el 49 % del total del PDI universitario, y el Anteproyecto de Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), actualmente en tramitación parlamentaria, despacha el asunto sin cuantificarlo, con la difusa expresión: “el profesorado funcionario será mayoritario”.

En ambos casos, sin embargo, hay una doble trampa: el personal se computa en “equivalentes a tiempo completo”, es decir, el profesorado a tiempo parcial contabiliza como una fracción de trabajadora o trabajador según la duración de la jornada contratada. Se infravalora así, descaradamente, la parcialidad, la temporalidad, y la laboralización (opuesta a la funcionarización) del profesorado universitario según un criterio que jamás se aplica en las estadísticas de la EPA para la población trabajadora general. Tampoco se incluye dentro del PDI contratado a quienes no imparten docencia en titulaciones oficiales, ni al personal propio de Institutos de Investigación y de las Escuelas de Doctorado, nuevas formas de camuflar la contratación laboral sin generar plantillas estables.

La cuestión, sencilla, hasta el punto de hacer dudar de su planteamiento es que todo depende de la empresa privada, que interviene en la producción para ganar dinero. Que si no gana, no invierte y no produce y la economía se paraliza. No hay alternativa en esta sociedad capitalista, en la que cada vez hay menos de lo público.

Este 9 de diciembre en Alacant tuvo lugar la IX Cumbre Euromediterránea, en la que España, Francia y Portugal, avanzaron en el acuerdo para la futura interconexión energética verde entre la península ibérica y Francia, el primer gran corredor de hidrógeno de la UE. El coste será cercano a los 3.000 millones de euros y estará listo para el 2030.

España así, quiere estar a la cabeza de la producción y suministro de este vector energético que de pronto se ha convertido en la solución de todos nuestros males. Es extraño pensar en cómo un proceso que podemos datar del año 1800, en el que se consiguió producir la primera electrolisis, es decir, la producción de hidrógeno y oxígeno aplicando energía eléctrica al líquido elemento, ha estado en la sombra tanto tiempo y de pronto resulta que es la llave del futuro.

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