Son ya más de veinte meses, desde enero de 2014, cuando las y los trabajadores de Coca Cola iniciaron su lucha para paralizar el ERE que los quería condenar al paro. Una lucha que ha mostrado la importancia de la constancia y las posiciones firmes en defensa de los intereses de los trabajadores como contrapuestos a los intereses de la patronal. No es de extrañar que, gracias a esa tenaz lucha, las y los trabajadores hayan logrado paralizar el ERE y abrir la fábrica el pasado 7 de septiembre.

Este es el lema de las y los trabajadores de Editorial La Capital, que comprende los rotativos El Ideal Gallego, Diario de Ferrol, Diario de Arousa, Diario de Bergantiños y DxT Campeón.

Tras el juicio celebrado en julio por el último ERE de extinción en Celsa Atlantic, antigua Laminaciones Arregui, las maniobras de la empresa pasan por dejar sin recursos a los trabajadores y las trabajadoras afectadas.

En marzo del año pasado Vodafone compraba la empresa de telecomunicaciones ONO para formar una nueva: Vodafone-Ono. Dicha compra no se formalizaría hasta julio. Desde el comienzo de la fusión se rumoreaba sobre posibilidad de un despido masivo en todos los departamentos de la empresa, algo que Antonio Coimbra – consejero delegado de Vodafone España – se apresuraba a borrar de un plumazo declarando que "Las plantillas de Vodafone y Ono son plenamente complementarias, por lo que no se prevén ajustes ni despidos" en Vodafone-Ono.

Hace pocos días asistimos a una gran noticia para todos las y los trabajadores, de esas que nos dan nuevas fuerzas para resistir las agresiones de la patronal en cada empresa. Asistimos a un bálsamo de aceite para numerosas familias obreras en las cuáles se iba a acabar el paro, tras varios meses con su derecho a trabajar negado por la empresa Raga-Nitlux. En definitiva, asistimos a la noticia de que los tribunales tumbaban el ERE en Madrid Río, que había mandado a casi 100 trabajadores al paro y había forzado a una veintena a cambiar sus contratos a peor.

Los convenios colectivos son una conquista de la clase obrera, en la que nuestro enemigo de clase, por el hecho de sentarse a negociar, reconoce la propia existencia de la lucha de clases

La familia gran canaria de los Montelongo ha despedido a cuatro trabajadores/as, los/as cuales, a pesar de las cuatro sentencias en firme de los juzgados, siguen sin cobrar sus indemnizaciones después de hasta cuatro años desde el despido, con el pretexto de ser insolventes, mientras abren una nueva churrería (son cuatro churrerías hasta el momento).

La consigna en la huelga de los obreros de Alumalsa era clara: que la empresa aceptara la tabla reivindicativa inicial y negociara con el comité de huelga, no con el comité de empresa. Pocos años atrás había conseguido engañar a la plantilla mediante la traición de la sección sindical de CCOO principalmente, y los obreros no estaban dispuestos a que se repitiera la jugada.

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