El pasado jueves 29 de mayo se desarrolló la primera Huelga General en el ámbito territorial del País Valencià, convocada por diversos sindicatos de clase: Intersindical Valenciana, COS, CNT y CGT. Esta huelga surgía de las entrañas de todos los colectivos formados a partir de aquel 29 de octubre de 2024 y de todos aquellos que, desde el primer momento, se movilizaron por solidaridad y por la dignidad de los habitantes de las zonas afectadas y de todo el País Valencià. El PCPE y la JCPE se sumaron desde el primer momento a la convocatoria.

Los motivos de la huelga pueden resumirse en que la dignidad de los habitantes de las zonas afectadas y de todo el País Valencià está por encima de los intereses de la clase dominante, sus gestores y su Estado. La convocatoria puso en solfa el cinismo de quienes, a pesar de tenernos trabajando hasta la muerte, pretenden presentarse como garantes de nuestras vidas. El uso de la herramienta histórica de la clase obrera —la huelga— estaba más que justificado.

El triunfo del 29M fue la unidad de clase de los sindicatos convocantes, respaldada por una amplia movilización social, tanto en las jornadas previas como durante la huelga. El marco unitario abierto tras esta convocatoria debe desarrollarse y fortalecerse: la unión de sindicatos de clase, colectivos sociales y organizaciones políticas abre un horizonte de lucha en el País Valencià. Avanzar en esta unidad —aún ampliable a otros sectores sindicales— es imprescindible para articular un movimiento obrero que construya un proyecto propio, más allá del electoralismo o las ilusiones en un Estado "más democrático".

La huelga contó con los "grandes teóricos" del izquierdismo academicista para criticarla (su "gran aportación"). Contó con las "valiosas" apreciaciones de CCOO sobre los tiempos necesarios para organizar una huelga (llevan 12 años sin convocar ninguna), recordándonos que "una huelga nunca debe ser política" y que los obreros solo están para regatear salarios y poco más. Contó con la indiferencia de quienes esperan el "gran alzamiento proletario" y consideraron que esta huelga no era "canónica" —como si los procesos de lucha surgieran como champiñones—. Contó con los escépticos que decían que "beneficiaba al PSOE y a Compromís" (¿acaso eso es motivo para no convocarla?). Pero, sobre todo, contó con la determinación de muchos trabajadores, conscientes de que, aunque la producción no se pararía por completo, era necesario empezar a caminar hacia la unidad de clase, por difícil que sea.

Alejandro Moreno

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