El 27 y 28 de febrero de 1989 el pueblo venezolano estallo para combatir las medidas que el gobierno de la oligarquía pretendía imponer en aquel entonces.

Este gobierno encabezado por Carlos Andrés Pérez, perteneciente a Acción Democrática (AD), que era uno de los partidos políticos de la oligarquía venezolana, decidió, en concordancia con los intereses de la burguesía y de la mano del imperialismo (que con el uso de uno de sus instrumentos, el Fondo Monetario Internacional, plantea un programa cuya finalidad era obtener 4500 millones de dólares en los tres siguientes años) imponer una serie de medidas que atentan contra la clase obrera y los sectores populares.

Entre estas se encuentran la liberalización de precios con el consiguiente aumento de los mismos, el aumento gradual de las tarifas de servicios públicos como el agua potable, la electricidad y el trasporte urbano en alrededor de un 30%, el aumento de los precios de los productos derivados del petróleo con una subida inicial del 30% en el coste de la gasolina.

A pesar de que el plan previese aumentar los salarios en la administración pública central entre un 5 y un 30% era obvio que estos incrementos no podían ser asumidos por las capas populares que, hartas de la situación, estallan generando una serie de revueltas que se extienden a lo largo de toda Venezuela, y que tienen su inicio en los barrios populares de Caracas, donde los aumentos en precios como los del trasporte urbano fueron incluso mayores que los anunciados por el gobierno.

Es oportuno señalar cómo la burguesía venezolana ya en aquel entonces usaba métodos que a día de hoy sigue usando, como es el acaparar productos, así pues en vistas de la liberalización de precios que se iba a dar, acapararían mercancías de primera necesidad, lo que dificultaba poder acceder a ellas y por tanto daba la posibilidad de especular con las mismas en aquel momento, como forma de hacer un simple negocio, en la actualidad como forma de defender sus intereses de clase frente a la profundización de los cambios habidos en el país.

Otro punto en común con los recientes acontecimientos ocurridos en Venezuela fue el uso torticero de los medios de comunicación, en este caso ofreciendo todo un amplio abanico de imágenes y relatos en torno a los saqueos en las tiendas de cara a criminalizar a las capas populares.

El papel de las distintas potencias imperialistas en el proceso se puede ejemplificar bastante bien con la medida del programa dirigida a la a eliminación paulatina de los aranceles a la importación.

Para el Partido Comunista de Venezuela, en palabras de su portavoz, el camarada Yul Jabbour en el año 2011, el Caracazo vino dado por una “incrementación de la política neoliberal, de la profundización que impuso el sistema capitalista contra nuestro pueblo, contra los trabajadores y trabajadoras contra todo el pueblo venezolano y que por supuesto genero la reacción popular y que fue uno de los puntos de inflexión del sistema capitalista aunado a toda la acumulación de fuerzas que se vino dando durante todo el periodo oligárquico-burgués, y que demostró la capacidad de represión, de persecución”.1

Esta acumulación de fuerzas que señala el PCV fue determinante para la llegada al gobierno en el año 1999 del comandante Hugo Chávez y el inicio con ello del proceso de transformaciones que ha vivido Venezuela en los últimos 15 años, proceso que como señala en un reciente comunicado del PCPE tiene como “única garantía real para el fin de las maniobras reaccionarias” lograr “el imprescindible giro hacia el carácter netamente socialista” de la mano de la actividad de los camaradas del PCV. 2

Además de enseñarnos la necesidad de lograr una fuerte acumulación de fuerzas para poder alcanzar nuestros objetivos estratégicos de destrucción del capitalismo y de construcción de la sociedad socialista-comunista, el Caracazo nos enseña a todos los comunistas que sin un partido fuerte que actúe como vanguardia efectiva de la clase obrera organizándola en torno a sus intereses objetivos como clase, cualquier revuelta, aun adoptando grandes dosis de combatividad, no va a tener continuidad en el tiempo y no va a lograr avanzar en ese objetivo estratégico, o bien lo hará en mucho menor medida. Los camaradas venezolanos comprendieron esta lección y fueron el Partido y la Juventud Comunista de Venezuela quienes a lo largo de los siguientes años levantaron con firmeza la bandera de las reivindicaciones populares que habían dado lugar a los acontecimientos de esos dos días de febrero del año 89.

1

2 http://pcpe.es/comunicados/item/3150-resoluci%C3%B3n-del-comit%C3%A9-central.html


Enmakón Boyero

uyl_logo40a.png