El pasado día 13 el Ministerio de Fátima Báñez volvió a darle un balón de oxígeno a los planes de pensiones privados con el anuncio de que durante el 2014 se enviará a todas las personas mayores de 50 años información sobre la expectativa de su pensión. ¿Por qué decimos eso? ¿Por qué criticamos este acto de aparente trasparencia del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social?

En un país con 6 millones de parados, con las cotizaciones sociales a la baja a causa del fraude en la contratación y salarios cada día más bajos y con una ley de pensiones que hace cada día más difícil acceder a las mismas, es fácil presuponer que la carta que recibamos la mayoría no contendrá expectativas muy halagüeñas. Pensiones de miseria para trabajadores y trabajadoras con largos historiales de cotización e imposibilidad de acceder a ellas para todas aquellas personas que, víctimas del paro y la precariedad, no lleguen a los 37 años necesarios de cotización para cobrarla al 100%. Será el mensaje que recibamos la mayoría y que, sin lugar a dudas, pretende hacer de la realidad de pobreza del capitalismo, terrorismo informativo al servicio de la oligarquía financiera para disponer de la poca capacidad de ahorro de la clase trabajadora, mediante el engaño. Los planes de pensiones es un producto de ahorro cautivo no garantizado, con interesantes desgravaciones fiscales que tributa como renta del trabajo a la hora de percibirse y que masivamente son colocados de forma fraudulenta a personas con rentas bajas por bancos y compañías de seguros. Su volatilidad, con ciclos periódicos de rentabilidades negativas, los constituye en uno de los principales instrumentos para transferir rentas del trabajo a la cuenta de resultados de la oligarquía financiera y, consecuentemente, el Ministerio de la señora Bañez, haciendo realidad la afirmación marxista de que en el estado burgués éste no es más que el comité que administra los problemas comunes de la clase dominante, sale en su apoyo.

El llamado a todos los cotizantes a la Seguridad Social a “sentirse partícipe de su futura previsión social de forma que, conociendo con suficiente antelación el nivel económico de que disfrutarán con su jubilación, podrá adoptar las decisiones de ahorro que más les convenga a sus intereses”, no es más que el llamado de la patronal financiera (con sello del Ministerio) a que los trabajadores y trabajadoras complementemos nuestra futura jubilación mediante la constitución de planes de ahorro privados, muchos de los cuales jamás llegan a alcanzar rentabilidades positivas. El robo institucionalizado.

Una lección práctica más de la crisis general del sistema y un claro ejemplo de la necesidad de socializar y poner al servicio de la clase obrera y el pueblo la totalidad del sistema financiero.

Julio Díaz

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