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Mayo 2013

El PCPE es la esperanza más sólida para la emancipación de la clase obrera.

Se acumulan las malas noticias para el sistema capitalista internacional; con la continuidad y agravamiento de su crisis que -en las últimas fechas-, reconoce explícitamente el Fondo Monetario Internacional (FMI). A pesar de la gravedad de los datos, éstos se presentan -con toda certeza-, con una imagen dulcificada con respecto a lo que realmente conocen, para tratar de evitar la respuesta transformadora de las masas. Los datos confirman que la crisis se desarrollará por un largo período histórico, intensificando su barbarie sistémica contra la clase obrera de todo el planeta, si la lucha revolucionaria no lo impide imponiendo la salida hacia el socialismo-comunismo.

El FMI corrige a la baja los datos que en el mes de enero había publicado sobre la evolución estimada de los principales indicadores de la economía mundial capitalista.

La economía mundial crecerá en 2013 -dice el FMI- un 3,3%, frente a un 3,5% que estimaba en enero. Crecimiento que estará situado -de forma principal- en los capitalismos emergentes, cómo lógica expresión de la ley del desarrollo desigual y del relativo retraso histórico de estos países; que implica que el proceso de la crisis estructural les afecte, hoy por hoy, en menor medida como potencias capitalistas aún menos desarrolladas. Pero estas nuevas potencias capitalistas no pueden hacerse muchas ilusiones, puesto que llegarán a la fase de agudización de su crisis estructural en un proceso de más breve desarrollo temporal, debido a la crisis general del sistema que castiga hoy con especial fuerza a “los viejos capitalismos”, y a la propia dinámica de concentración y centralización del capital que su propio desarrollo capitalista implica.

Para la zona euro el FMI establece una contracción del -0,3% en 2013, corrigiendo a la baja las previsiones anteriormente publicadas para todos los países, inclusive Alemania.

Los datos para la economía española son más negativos. El paro seguirá creciendo hasta situarse con claridad en el entorno de los seis millones y medio de trabajadores/ as en situación de desempleo. Especialmente afectada estará la juventud, hasta el extremo de que se generaliza ya la expresión de “generación perdida” para referirse a aquella parte de la clase obrera joven que le correspondía incorporarse a un puesto de trabajo en estos años. El FMI reconoce que no hay posibilidad de cumplir con el objetivo de límite del déficit impuesto por la UE (<3%) hasta después de 2018. Y para 2014 se apunta un tímido crecimiento, que no resolverá la situación de paro y atonía económica.

Como consecuencia de este cuadro económico el Consejo de Ministros del día 26 de abril habrá aprobado nuevas medidas dictadas por la troika, en sintonía con los intereses de la oligarquía española. Por la fecha de cierre de este número de UyL no podemos conocerlas, pero no serán ninguna sorpresa; el gobierno del PP lanzará otra violenta ofensiva en la guerra general de la burguesía española contra la clase obrera de este país.

La pugna interimperialista -cada día más feroz-, tiene uno de sus más recientes y significativos episodios en la masiva emisión de moneda por parte del Banco de Japón. Este país, instalado en una profunda crisis económica de largo desarrollo, mantiene -junto con EE UU- una constante pinza sobre China, tratando de que esta última revalorice su moneda; cuestión a la que se ha negado reiteradamente la República Popular porque perjudica sus intereses económicos, esencialmente su capacidad exportadora. La decisión ahora tomada por Japón tiene como objetivo devaluar el yen, provocando con ello una revalorización inducida del yuan. La guerra de divisas -de desarrollo imprevisible- está servida. Pero también puede ocurrir que esa inmensa cantidad de circulante sencillamente no consiga sus objetivos, y la consecuencia sería una nueva profundización de la crisis de subconsumo que afecta a la economía japonesa. Esta situación, unida a las negativas previsiones del FMI, anuncia una nueva profundización de la crisis general del sistema capitalista internacional.

La amenaza de nuevos escenarios de guerra imperialista es permanente; ya que el sistema capitalista internacional -apremiado por los malos augurios en el desarrollo de la crisis- necesita de otra guerra de dimensiones dantescas para conseguir una más acelerada destrucción de fuerzas productivas.

Frente a esta lógica suicida del capitalismo internacional, el PCPE -como parte del movimiento comunista internacional- representa hoy la alternativa que necesitan la clase obrera y los sectores populares. Tenemos un proyecto de estado, tenemos un proyecto de país y tenemos un proyecto de sociedad, que representa la respuesta de futuro para toda la humanidad frente al moribundo sistema socio-histórico capitalista.

Economía central planificada frente a la anarquía del mercado capitalista; propiedad colectiva de los grandes medios de producción y cambio frente a la propiedad privada de los grandes recursos del país y su utilización parasitaria; producto social frente a explotación y ganancia capitalista; una república socialista de carácter confederal como forma de estado con la clase obrera en el poder, y resultado de la unión voluntaria de pueblos libres y soberanos a través del ejercicio del derecho de autodeterminación; servicios sociales propiedad del pueblo frente a las privatizaciones que hoy hacen de la sanidad, la educación y la asistencia social negocios contra la salud y la cultura del pueblo.

En resumen, un proyecto de sociedad socialista-comunista, dirigido por la clase obrera y que potenciará los grandes avances tecnológicos para destinarlos al bienestar de la gran mayoría social; que tendrá sanidad, cultura y empleo para todo el pueblo; que acabará con el patriarcado y que impulsará un desarrollo social -colectivo e individual- pleno, a un nivel nunca conocido en la historia. Una sociedad sin violencia ni gastos armamentistas, que luchará por el final de los conflictos arma- dos y por la paz. Será el momento histórico en que la humanidad pasará de la barbarie a la civilización. La oligarquía trata -por todos los medios a su alcance-, de impedir el proceso de politización de la clase obrera y de las grandes masas populares; sabe que ese proceso de politización es un camino imparable hacia su emancipación. Manipula sus conciencias, inventa movimientos “apolíticos”, carga contra el comunismo, miente sobre la sociedad socialista-comunista, se apoya en el oportunismo, engaña. Y cuando todo esto no es suficiente activa todos sus recursos de violencia: bandas fascistas, aparatos policiales, ejército, asesinatos selectivos…

Pero es imposible parar -ni siquiera un minuto- el desarrollo histórico. La revolución llegará más pronto que tarde, y nuestro trabajo es llevar a la clase obrera a las posiciones revolucionarias, donde se desarrollarán las imparables energías transformadoras de la clase obrera combatiente, como nueva clase hegemónica en el poder. Tenemos un proyecto nuevo, y se hará realidad, con la lucha de masas y con el Partido Comunista.

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