El estado burgués en defensa de la patronal minimiza la importancia de los efectos que podrían causar determinadas actividades económicas sobre la salud pública y que se conocen gracias a las investigaciones científicas.

 

La búsqueda del socialismo-comunismo precisa de la ciencia para alejarse del sensacionalismo y realizar un análisis correcto: socialismo o barbarie. Más interiorizado lo tendrá quien lo lee, cuanto más precaria sea su situación laboral y/o personal, y siempre y cuando cuente con la suficiente conciencia de clase.

Es de cierta actualidad, el que la carne roja (grupo 2A: probablemente carcinógena para los humanos) y la carne procesada (grupo 1: carcinógena para los humanos) se han relacionado con cáncer colorrectal. Hasta el momento, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) ha publicado la nota de prensa [1] y un documento de preguntas y respuestas [2], por lo que esperaremos a la publicación de la monografía 114 para conocer los detalles de la evaluación científica.

Aun así, le faltó tiempo al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente para calmar a la patronal ganadera y dejar claro que el ministerio siempre trabaja de la mano del sector. A la par, la ministra criticó duramente la opinión de la IARC refiriendo, con respecto a los documentos mencionados anteriormente, “vacío absoluto de respuestas” ... “no se puede dar una información aislada y descontextualizada y no se puede hacer una opinión de esta manera”. Lejos de semejantes consideraciones sesgadas, la opinión de la IARC está basada en más de 800 estudios epidemiológicos evaluados por 22 científicos y científicas. Añaden en su evaluación la constatación de una evidencia suficiente con respecto al mecanismo de acción carcinogénico para sustentar la clasificación. De hecho, es bien conocida la presencia de compuestos carcinogénicos como los compuestos N-nitroso en carne procesada, así como los que se producen durante el cocinado en sartenes o planchas: hidrocarburos aromáticos policíclicos y aminas aromáticas heterocíclicas, como se indica en la prestigiosa revista Lancet Oncology [3], sobre la citada monografía. Cabe señalar que una parte importante de la información que se ha utilizado en las monografías sobre el cáncer es la derivada de la exposición laboral a compuestos carcinogénicos que ha causado la enfermedad y la muerte de la clase obrera durante la generación de plusvalía de la que se apropia la patronal.

En la presente agudización de la crisis intrínseca del capitalismo cuando cada vez más hijos e hijas del pueblo trabajador pasan hambre, la patronal defendiendo con uñas y dientes su sector afirma que la carne constituye un alimento de alto valor nutritivo y que la gran masa social debería mantener la calma ante la alarma generada. Tengamos en cuenta que dependiendo de la región del planeta, la proporción de la población que consume carne roja varía desde menos del  5% hasta el 100%  y desde menos de 2% hasta el 65% para carne procesada [3]. ¿En las regiones más saqueadas por la oligarquía, en condiciones de sobreexplotación y malnutrición infantil, qué clase social se encuentra entre la población que consume carne?, ¿la que vende su fuerza de trabajo o la que se apropia de la riqueza?, ¿cuál es la calidad de la carne que consume la clase obrera?

Como se demostró durante el periodo especial en Cuba soportando el bloqueo asesino del imperialismo con un racionamiento de los alimentos científico y ejemplar, la clase obrera ha de organizarse por la construcción del socialismo-comunismo ante el despeñadero al que nos empuja el capitalismo, o lo que menos nos importará es si la carne es o no carcinogénica.

 

Javier Esteban Mozo


[1] IARC 2015. Comunicado de prensa Nº 240. https://www.iarc.fr/en/media-centre/pr/2015/pdfs/pr240_S.pdf

[2] IARC 2015. Preguntas y respuestas. http://www.iarc.fr/en/media-centre/iarcnews/pdf/Monographs-Q&A_Vol114_S.pdf

[3] Véronique Bouvard et al. Lancet Oncol. 2015 Oct 23.

uyl_logo40a.png